En este espacio he hablado de cómo los tatuajes ayudaron a Basma Hameed en su lucha diaria para sanar las heridas con las quemaduras, cómo un tatuaje sobre una cicatriz le cambia la vida a una persona o como una anciana con un tatuaje en su cabeza se vuelve feliz. Pero esta semana encontré dos historias aún mejor de lo lejos que puede llegar un tatuaje y del poder de estos para hacernos sentir mejor.

La primera historia que encontré es de Tanya y Adam Phillips, unos padres que al ver que su hija Honey-Rae habia nacido con unas extrañas manchas rojas por su cuerpo, decidieron tatuarse cada uno en la pierna izquierda el mismo tipo de manchas, para que su hija al crecer viera que igual a los demás y nunca si sintiera mal.

Imagen: Daily Mail

 

Según cunta Daily Mail  Tanya afirmó que aunque para muchos les pueda parecer una acción extrema, para ellos era lo correcto a hacer para asegurarse de que su hija nunca se sientiera diferente y sola en el mundo, sabiendo que estaría expuesta a las miradas y comentarios de los demás. Por eso, para ella y su esposo la mejor decisión que pudieron haber tomado fue tatuarse en diciembre las mismas manchas, en una sesión que les costó 80 euros y que duró casi tres horas.

Imagen: mirror.co.uk

La segunda historia, aunque ha tenido menos comunicación es también para aplaudir. Inked Magazine y The Mirror, publicaron la historia de un padre que decidió acompañar a su hija y no dejarla sufrir sola por sus problemas de audición. Si bien, el portal inglés asegura que la identidad del padre es desconocida, su imagen se hizo viral después de que la cuenta de Instagram @justcuriouspoe publicará la imagen.

Desde que dicha cuenta hiciera la publicación en Instagram, la comunidad empezó a llamarlo como «El padre del año». Y desde este espacio, un reconocimiento por lo que hacen.

@ricardoduranv