¿Alguna vez se han preguntado por quién hacen las cosas que hacen? Pues yo creo que desde que me metí en este cuento de la escritura y los blogs, lo he hecho siempre por y para la misma persona: por él, por ti por mi papá. Sin embargo, siempre con el pensamiento y creyendo que jamás me pudo leer.
Lo mismo me pasa con los tatuajes. Para la primera persona que me hice un tatuaje con significado fue para él, para ti, para mi papá. Y curiosamente el tatuaje que más me ha dolido también ha sido otro que me hice en honor a él, a ti, a mi papá. Y de la misma manera, por eso los dos tatuajes que más me gustan son los dos que tengo por él, por ti, por mi papá. Pero al igual que con la escritura, los llevo en mi cuerpo sin que nunca los hayas podido ver.
Y no sabes pa,el destino también jugó en ese primer tatuaje que me hice por ti. Pues fue mi hermano quien escogió el diseño y la estampilla, yo solo añadí tu firma. Pero lo curioso, es que nunca caí en cuenta en la fecha que tenía esa estampilla y por cosas de la vida, del destino o incluso porque tú así lo egiste, es un 22, el mismo día que te fuiste.
Pero hoy cuatro años después –y casi también un 22-, me acuerdo de las pocas charlas que tuvimos sobre tatuajes. Una vez me dijiste que te gustaría tatuarte algo en toda la calva, aunque al imaginarte lo doloroso que podría ser de inmediato te arrepentías. O aquella noche que me pediste que me tatuara una llave de esas grandes y pesadas de los candados antiguos. Y al preguntarte por qué, simplemente me dijiste con una sonrisa: porque son bonitas. Todavía no me lo he hecho pa, pero seguro algún día no muy lejano, ese será mi siguiente tatuaje y el tercero por ti.
Pero más que eso, daría lo que fuera por llegar a casa y mostrarte ese tatuaje nuevo que me hice. Para que me pidas una y otra vez que te lo muestre o que te pidas echarme crema, como hiciste con los únicos dos tatuajes que me viste. Nunca criticaste mis tatuajes y por eso hoy donde sea que te encuentres te dedico esta entrada y te digo Feliz día del padre.