Hola pa. Antes de que sigas leyendo, quiero que te sientes y pongas mucha atención a esto como lo hacías cada vez que te pasaba un texto para leer. Los que me conocen, saben que no hablo mucho de esto, pero esta vez quise compartirlo. Este viernes serán 5 años. Cinco años desde que te fuiste a dormir para no despertarte nunca más, así literal y de la mejor forma soñada para ti.

 

Desde ese sábado que nunca más volviste a despertarte hasta este viernes que cumplirás 5 años, me he hecho ocho tatuajes y muy pronto un noveno, lo cual quiere decir que sólo me conociste dos. Algunos de ellos tienen significados importantes para mí, otros no. Pero hay dos de los que te quiero hablar que seguro te van a encantar tanto como a mí. Además, quiero que sepas que durante estos cinco años lo único que he querido es que te pidas echarme crema en un tatuaje recién hecho, que me des ideas de otros tatuajes o que me digas que si me pongo un arete, mejor use una candonga para que se note bien. Simplemente porque así eras tú, un genio.

 

Pero no sólo van a ser 5 años desde que te fuiste, sino que también serán 5 años desde que mi hermano y yo nos hicimos ese tatuaje por ti. Me acuerdo perfecto que fue un par de días después y yo le dije que me iba a tatuar una llave de esas antiguas, grandes y pesadas de las que siempre quisiste que me hiciera.

 

Pero no, mi hermano había encontrado algo mejor: dentro de tu colección de estampillas había (hay) una de Estados Unidos con un café, unas gafas y un periódico. Nada mejor para representarte. Es como si todas esas mañanas en las que yo bajaba las escaleras y te veía en la mesa del comedor leyendo el periódico, con un café en la mano y tus gafas, se resumieran en una sola imagen. Yo solo le agregué tu firma a la estampilla para personalizarla un poco más. Mi hermano, en cambio, la dejó exactamente igual.

 

Cinco años después, todavía me acuerdo que ese fue mi tercer tatuaje y el primero de él. También me acuerdo que es la única vez que mi mamá me ha acompañado a Dr Calavera -el estudio en el que siempre me tatúo- a conocer el lugar cuando todavía quedaba en la 104 con 19 (hoy queda en la 83 con 14A). También me acuerdo que ese día mi mamá conoció a Orlando Melo (quien siempre me tatúa), y si la memoria no me falla es al único de mis tatuajes que cuando se lo he mostrado me ha dicho «me gusta«. 

 

Con el tiempo vino otro tatuaje también hecho por y para ti. Una máquina de escribir con unos libros y la frase «Siempre mirando a las estrellas», porque eso es lo que llevo haciendo desde entonces, convencido de que desde donde sea que estés me estás cuidando.

 

Pero hoy, además de dedicarte esta entrada, lo único que quisiera es llegar a la casa a darte un beso en la calva y mostrarte el texto de esta semana para que fueras el primero en leerlo, darme tu opinión y hacerme corrección de estilo.

 

Te extraño.

@ricardoduranv