Pocos cuestionarían, desde su lanzamiento en 2004, la influencia de Facebook, la red social creada por Mark Zuckerberg, así como sus logros. Después de todo, le han dado al mundo una nueva forma de comunicarse.
No obstante, por lo que podría ser la primera la primera vez, Facebook enfrenta un problema que está dividiendo a sus usuarios. Ese problema es el tema de la censura y su rol como un ‘editor’ de contenidos.
Hace algunas semanas, la red social revertió su veto a una foto histórica de una niña vietnamita que corría desnuda, huyendo de un ataque con napalm. La imagen fue captada en 1972, durante la guerra de Vietnam. La compañía fue criticada por lo que muchos percibieron como hostilidad hacia la libertad de expresión.
El editor de un diario noruego escribió una carta abierta a Zuckerberg, donde criticó la política de censura. Para el periodista, Facebook “hace reglas que no distinguen entre pornografía infantil y famosas imágenes de guerra” y luego las aplica sin “dejar margen al buen juicio”.
Sin embargo, los pensamientos del editor de este periódico en Noruega son, en realidad, el menor de los problemas de Facebook. La compañía se enfrenta a acusaciones de promover su sesgo liberal, mientras que discrimina a los conservadores. Derechistas señalan con regularidad un trato entre Mark Zuckerberg y la canciller alemana Angela Merkel para luchar contra el ‘discurso odioso,’ en Europa en la plataforma, que alegan es solo una forma de proteger su política migratoria frente a Siria, en contra de sus detractores.
Facebook también fue acusada de manipular sus trending topics a favor de movimientos liberales como ‘Black Lives Matter’ y el Movimiento ‘Occupy’. Fue una alegación que condujo a Facebook a retirar por completo su equipo de ‘tendencias’ y remplazarlo con un sistema automático.
No cabe duda de que Facebook toma las alegaciones de sesgos en serio. En mayo, Zuckerberg invitó una gama de líderes conservadores a la sede de la compañía para discutir sus preocupaciones sobre su percibida parcialidad política. Los asistentes afirmaron después que la reunión fue ‘productiva’ pero muchos siguen convencidos de que la red hace la presencia de conservadores más difícil.
Por otro lado, otros reclaman que Facebook se ha convertido en un hervidero para el odio, y que la compañía ha fracasado en sus responsabilidades en el seguimiento de casos de intimidación, extremismo e, incluso, terrorismo.
Muchos otros refieren casos de suicidios, especialmente entre jóvenes, y culpan a la falta de acción por parte de Facebook a la hora de prevenir la intimidación en su plataforma. La política extrema también prospera por Facebook, con muchas causas populistas atrayendo gran número de seguidores comparadas con otras más de centro.
Más grave aún es la confirmación de casos puntuales en los que terroristas operaban en Facebook -y otras redes sociales-, incluso llegando a usarlas como métodos de reclutamiento. En febrero fueron anunciados planes para aumentar los esfuerzos de prevención de la incitación al terrorismo, pero muchos todavía se preguntan si han hecho lo suficiente.
El problema para Facebook es que cualquier análisis de lo que se considera el ‘contenido aceptable’ siempre será subjetivo. Las normas de su comunidad serán siempre abiertas a la interpretación. Una conversación normal de una persona es el discurso odioso de otra. El desafío para Facebook es tratar de encontrar la línea entre la libertad de expresión y la censura. El problema es que nadie puede estar de acuerdo en dónde está esa línea.