Dos Champions seguidas no se consiguen sin un buen plan, ¿cuál es el de Zinedine Zidane?
El Real Madrid derrotó el martes al Manchester United en el partido de la Supercopa de Europa y se llevó su tercer trofeo en 2017. En un año y medio al mando del barco blanco, Zinedine Zidane ha levantado seis trofeos, superado records y cambiado la tendencia que tenía como poderoso al FC Barcelona en España. A diferencia de su rival, el éxito de los merengues no descansa en un estilo de juego complejo, sino en el arduo trabajo de sus jugadores, en el reparto de minutos y en el nivel físico.
Cuando el francés llegó, pocos le creyeron (y me incluyo). Había descendido al segundo equipo del Real Madrid una categoría y su aparición lucía como otra imposición caprichosa de Florentino Pérez. No parecía la solución para un equipo que estaba alejado del primer puesto en La Liga, eliminado en los despachos de la Copa del Rey y goleado en casa por su rival. Sin embargo, poco después de su llegada, Zidane tenía a los suyos peleando otra vez el torneo local y en una final de Champions, algo que no conseguía el Real desde que el mismo técnico era jugador. Muchos argumentamos que tenía suerte, que tenía una flor, como dicen en España. Pero en la siguiente temporada, el equipo siguió siendo efectivo y no se hundió como lo haría quien depende de la suerte. Tras su segunda Champions, la fórmula de su genialidad y el verdadero motivo de su éxito se hacen más claros.
Su esquema, en principio, no es complejo. Bien sea un 4-3-1-2, un 4-4-2 o un 4-3-3, la estrategia no cambia. El equipo es mejor atacando que defendiendo y es débil cuando lo contraatacan, pero sabe contener rivales de forma ordenada cuando tiene el tiempo de ubicarse en su campo. Cuando recupera, usa sus mediocampistas para abrir el juego hacia una banda, en donde los laterales apoyan el ataque. Si hay espacio, los delanteros reciben y hacen la diagonal para finalizar por el centro. Si no lo hay, entonces el mediocampista busca a alguien que centre a los casi cuatro jugadores que entran al área para rematar. La insistencia es la clave.
Pero ¿por qué un juego tan sencillo y poco vistoso es efectivo? El secreto está en la forma física de los jugadores y en contar con una excelente plantilla tanto de titulares como de suplentes. La temporada pasada, mientras sus rivales desgastaban sus nóminas titulares, Zidane repartía minutos y hacía rotaciones inteligentes. Contra clubes chicos ponía lo que muchos bautizaron “el equipo B”. Esa segunda opción contaba con jugadores como Pepe, Alvaro Morata y James Rodríguez, futbolistas que serían titulares en cualquier parte del mundo. Tener 22 jugadores de esa categoría permitía que el Real, titular o suplente, pudiera aguantar todos los partidos hasta el minuto que pusiera el árbitro, mientras el contrincante de turno pedía la hora. Es eso,más un excelente manejo de las jugadas a balón parado y estrellas como Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos, lo que le permitió ganar, no la suerte. También es lo que le ha permitido voltear tantos partidos después del minuto 80. Suerte es la que tiene el equipo que consigue ganarle al Madrid sin encajar dos goles en los últimos 5 minutos.
En esta pretemporada quedó demostrado que el francés pretende seguir con su filosofía. Muchos quedaron sorprendidos con el entrenamiento tan físico que hizo el Real Madrid en los Estados Unidos. También quedó en evidencia que el equipo, cuando no está bien físicamente, no es gran cosa. Mientras prendían sus baterías, los blancos no ganaron nada, pero el martes, ya encendidos, remataron a un luchador Manchester United. Ahora, sus rotaciones le han costado dos jugadores como James y Morata, así como el defensor central Pepe, así que falta ver si el Madrid de esta temporada puede seguir contando con su plan alternativo para mantener el físico o si, en cambio, debe recurrir más de lo que quiere a sus titulares estrellas.
La confianza también es clave para que esta plantilla funcione y, si la fórmula mágica que ahora presume Zidane llega a fallar en el arranque, los problemas pueden aparecer. Le toca enfrentarse ahora, en dos partidos, contra un nuevo Barcelona que ya le ganó un amistoso en la pretemporada. Pero, para saber cómo le va a la máquina de Zidane en este curso, no bastará con el ida y vuelta de la Supercopa de España. Hará falta que la temporada avance mucho más. Ya veremos.