Ni Chará ni Cardona dieron la talla para cumplir la tarea de suplir al 10 y Pékerman perdió el partido táctico.
Nada de excusas, el resultado contra Venezuela no fue bueno para Colombia. Aunque la Vinotinto jugó uno de los mejores partidos de su eliminatoria (que no es mucho decir), Colombia era favorita en nómina, juego y actualidad. La razón del amargo resultado fue que José Pékerman no acertó en la tarea de suplir la ausencia de James Rodríguez. Ni Yimmi Chará ni Edwin Cardona fueron capaces de hacer ese trabajo y eso le costó a la Selección.
Desde el Mundial, el rol de James ha sido esencial. El equipo ha jugado alrededor de él. Su trabajo no es sencillo, pues debe recibir siempre que haya un cambio de jugada, darle ritmo al partido, crear las ocasiones y, encima, ser héroe, líder y responsable de todo. Casi que la única faceta de la que no es responsable es del trabajo defensivo. Cuando Colombia pierde la pelota, él y el delantero de turno esperan en el círculo central una recuperación para hacer la transición rápida al ataque. Esa es la vida del 10 mediapunta en el fútbol de hoy.
En el inicio del partido, Chará tuvo el trabajo de ubicarse en el puesto de James. No era una locura, pues ese ha sido el rol del goleador del torneo colombiano en el Junior, y es posible que ante otro rival el resultado hubiese sido diferente. Pero no fue así, el rival era Venezuela, un equipo que salió a cortar juego, a cerrarse y a luchar cuerpo a cuerpo la pelota. En eso Chará no ganó ni ganará nunca porque no es su fuerte. Cuando entró Giovanni Moreno y él se movió a la banda izquierda su partido cambió. Hizo sufrir a la defensa y casi marca el gol que hubiera eclipsado el mal rendimiento colectivo. Esa jugada (acompañada de unos últimos minutos ejemplares que justificaron su convocatoria) hizo pensar al hincha: ¿qué hubiera sido del partido si, en vez de jugar de mediapunta, Chará hubiera jugado por la banda desde el inicio?
Pero poner al caleño por la banda implicaba que Cardona jugara en el centro, algo que no hace desde hace años. Fue evidente cuando cambió posiciones con el jugador del Junior y perdió cuanto balón recibió. No fue el partido del nuevo extremo de Boca Juniors, pero nadie puede decir que Pékerman se equivocó en ponerlo a jugar. Venía de dar exhibiciones y sentarlo hubiera sido un error. Si Cardona falló fue porque no tuvo un socio y porque no es un jugador que entienda cuándo hay un error táctico y debe suplirlo con habilidad personal. No lo hizo bien en su posición, pero algo conectó, en cambio, como 10 demostró que tampoco es el jugador para reemplazar a James.
Entonces, si Chará y Cardona no eran ¿quién? La respuesta apareció en el minuto 63. La entrada de Giovanni Moreno por Cardona fue un acierto del técnico argentino, que entendió la necesidad de dar fin al sufrimiento de impotencia por el que estaba pasando Edwin. Con ese movimiento, Colombia se organizó y fue ahí que Chará casi anota. Pero Venezuela, como si fuera ciclismo y no fútbol, aprovechó la transición táctica de Colombia para atacar a fondo y subir la intensidad física del partido frente a un equipo que, en su mayoría, venía de pretemporada. Colombia aguantó con algo de suerte (con Ospina salvando los platos) y recuperó terreno apenas Venezuela resolvió bajar la intensidad y aguantar. Ahí se vio una Colombia más unida y armonizada. Giovanni hizo más en 20 minutos para el equipo como mediapunta que sus dos compañeros en 60. Sin embargo, lo que por fin parecía ser un equipo organizado no pudo concretar a causa del cansancio y el afán. Pékerman dio con la ficha muy tarde.
Fue un mal partido, como aquel de Bolivia, solo que esta vez no hubo penal (o por lo menos no lo pitaron). Pékerman falló en la planeación. Rafael Dudamel le ganó la partida de ajedrez y casi le gana el partido. Ahora viene Brasil en el Metropolitano y James puede no estar listo. Quizás Cardona pague caro su mal partido, pero es justo decir que el xeneize no estaba jugando mal y lo que necesita es estar cómodo. Sería interesante verlo junto a Giovanni y dejar a Chará para el segundo tiempo, pues es un jugador que puede aportar mucho cuando el rival está cansado. La otra opción sería jugar sin un 10 en el campo, pero a Pékerman eso nunca le ha funcionado. Lo cierto es que toca corregir el error, pues ahora sí urge ganarle a Brasil.