Gane o pierda el Madrid contra Gremio, el partido contra el Al Jazira no puede pasar desapercibido. El Real debe fichar este mercado con urgencia.

Aunque el Real Madrid juega mañana la final del Mundial de Clubes, como era de esperarse desde que ganó la Champions League más temprano este año, es imposible negar que el partido contra el modesto Al Jazira rozó la catástrofe y demostró que el club merengue está lejos de jugar como aquel campeón europeo del 3 de junio. Si no fuera por un espontáneo llamado Gareth Bale, un líder como Cristiano Ronaldo y el VAR, que anuló el segundo de los árabes por un fuera de juego milimétrico, esta columna podría no tener salvamento de voto alguno y hablar de humillación total. Lo sucedido en el Bin Zayed Stadium no fue circunstancial, sino que tiene razones de fondo.

La primera es el compromiso del Al Jazira. Es difícil ser un equipo de ese nivel y enfrentar a semejante coloso como el Real Madrid. Sin embargo, gracias a dos arqueros (sobre todo Ali Khaseif) tocados por el dios del fútbol, una táctica ordenada y la fe intacta, el club de Abu Dhabi logró aguantar 19 tiros de esquina, 25 remates (10 atajados, 2 al palo y 13 afuera) y una lluvia de centros, desbordes y pases del gigante bicampeón de Europa, sin salir goleado. Con todo y eso, se puso en ventaja aprovechando un error de Casemiro. Casi logra el 2-0 en el segundo tiempo, pero el afán, entusiasmo e ingenuidad de Mbarak Boussoufa lo hizo caer en fuera de juego y el árbitro Marcelo Ricci lo anuló. En todo caso, hace falta decir que Al Jazira hizo méritos para, por lo menos, llegar a la prórroga.

Sin embargo, la actuación casi heroica del conjunto árabe no exime de responsabilidades al Madrid. Como lo vengo diciendo en columnas anteriores, Zinedine Zidane ha apostado siempre por un juego físico y psicológico, pero que carece de una táctica compleja y dinámica. Es un gran entrenador, pero eso no le quita lo humano. Si su filosofía es la rotación, su error fue dejar ir a aquellos que le permitían ejecutarla. Como dijo Cristiano (a quien mandaron a callar), el equipo tiene menos experiencia. Con la ida de James Rodríguez, Álvaro Morata y Pepe, el equipo suplente gana poco y juega mal. Tanto así que la defensa (sin Sergio Ramos ni Dani Carvajal) y el medio campo (sin Toni Kroos) hicieron agua cuando el Al Jazira atacó. Si no hay emergentes que aguanten un partido así, los titulares no pueden rotar y, por lo tanto, es muy difícil mantener al equipo en forma y conseguir resultados.

La otra razón de fondo que tiene al Madrid haciendo actuaciones como la de hace dos días es el mal momento de varios titulares, sumado a la terquedad del entrenador. Karim Benzema y Casemiro son los principales acusados, pues son grandes jugadores que han dado mucho al club, pero cuyo juego actual no responde a las exigencias de un grande como el Real. El delantero parece haber perdido el arco desde inicio de temporada y, más que eso, pasa los partidos cual fantasma. Ya no tiene destellos de delantero media punta y, tal como se vio en dos ocasiones contra el Al Jazira, su conexión con Cristiano Ronaldo está desaparecida. Ha tenido un par de partidos buenos, pero se nota que, entre Morata y él, se debía haber ido el francés. En cuanto al brasilero el tema es más grave, pues es el primer defensa y el primer atacante. Por lo tanto, no puede cometer errores como el del miércoles o coleccionar amarillas como lo está haciendo.

El Real puede ganar mañana, pues sigue siendo favorito y en el fútbol todo puede pasar. Sí lo hace, que no se le olvide el susto que pasó en su encuentro de trámite contra el campeón del emirato. Cuando vuelva a casa lo esperan un Barcelona muy efectivo que seguramente no perdonara tanto y, en febrero, un Paris Saint Germain con la mejor delantera del momento. Zidane se salvó, pues una eliminación como la que hubiera supuesto la derrota contra el Al Jazira lo hubiera puesto en el matadero de Florentino Pérez. El francés debe dejar de lado su terquedad y traer, por lo menos, un delantero de garantías que haga espabilar a su niño mimado Karim Benzema. Por ahora, debe ganar el Mundial de clubes y aparentar que lo de la semifinal fue circunstancial, aunque en el fondo todos sepan que no lo es.

Lean mi última columna en Hablaelbalón: La historia increíble del peor jugador de FIFA 18.