La temporada de Salah es tan buena como inesperada. Sus números son comparables con los de Messi y Cristiano. ¿Seguirá así el resto de su carrera?
Mohamed Salah salió de la nada. Hasta esta temporada era uno del montón, un buen delantero, rápido y cumplidor, pero nada extraordinario. Sin embargo, tras ser fichado por el Liverpool en verano, se convirtió en un killer de cara al arco contrario. Galardonado esta semana como jugador de la Premier League 17-18. Salah es el goleador de la temporada en Europa, superando a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, los claros rivales en la lucha por el Ballon d’Or. En su mira tiene la Champions League, a cuya final llegará si no sufre alguna sorpresa ante la Roma la próxima semana. Después de eso viene el Mundial, que jugará con Egipto, su país natal, y finalmente los últimos meses del año (primeros de la temporada siguiente). Por ahora, Mohamed lo ha hecho todo bien, pero el reto no es solo ser el mejor, sino mantenerse ahí. ¿Podrá?
Es un delantero talentoso, hábil y juicioso. Sabe ocupar su lugar en la cancha y tiene suficientes cartas bajo la manga como para que los defensores no adivinen sus intenciones con facilidad. Lleva 43 goles esta temporada: 31 en Premier, 11 en Champions League (1 en etapa previa) y 1 en FA Cup. Teniendo en cuenta que ha jugado 47 encuentros, Salah tiene una media de 0.91 goles por partido, parecido al actual Ballón d’Or Cristiano Ronaldo, que tiene 1.05. También es un gran asistidor, pues ha logrado 15 pases de gol desde agosto. Son 3 menos que Lionel Messi, pero el egipcio ha jugado 3 partidos menos que el argentino, por lo que la media es parecida. Esos son los números que lo equiparan a los dos astros del fútbol actual y lo tienen en la boca de todos. Más allá de las estadísticas, está su juego, que es vistoso, elegante y efectivo como el de Cristiano y Messi.
Sin embargo, esta historia no es nueva en el fútbol. Sobre el belga Eden Hazard se hablaba igual en 2015, cuando fue condecorado por todo el entorno futbolero inglés como mejor jugador de la temporada en ese país y recibió cuatro premios individuales. Sus estadísticas ni siquiera se acercan a las de Salah hoy en día (0.36 de media goleadora), pero su juego era muy bueno y la gente también anticipaba que rompería la hegemonía Messi-Ronaldo. Lo que sucedió con el belga la temporada siguiente solamente corroboró que se trató de un buen momento, más no de una explosión. Hazard pasó de anotar 19 goles y 12 asistencias en la 14-15 a 6 y 7, respectivamente, en la 15-16.
Más parecido a Salah es el caso de Neymar que, para agosto del año pasado, era considerado el tercero de la foto, el heredero al trono y la próxima gran leyenda. Sin embargo, si algo demostró el astro brasileño esta temporada es que necesita a un Messi o a un Cristiano que lo lleve de la mano. Tras una gran temporada 16-17 con el Barcelona, se fue al Paris Saint Germain, cuya liga es sencilla y en donde el reto verdadero era la Champions. Hoy, a pesar de su buena media goleadora de 0.97, nadie le reconoce ese mérito por jugar en Francia, y además está lesionado y quedó eliminado por el Real Madrid en octavos de Champions League. Ahora, tras haber huído de Barcelona y de Messi, quiere ir al Real Madrid de Cristiano.
Si algo muestra la historia reciente es que siempre es pronto para hablar sobre el futuro de un jugador. Mohamed Salah está sorprendiendo al mundo, pero todavía debe ganar un trofeo esta temporada y hacer un buen mundial para mantenerse como candidato a mejor jugador del año. Ojalá siga jugando como lo hace, no solo porque es una delicia verlo coger la pelota, sino porque Messi y Cristiano entrarán en su faceta final después de Rusia y el mundo futbolero necesita un heredero digno de su trono. Si Salah sigue así, será más fácil pasar el guayabo que deje la retirada de los dos cracks del momento. Ya veremos qué sucede. Por ahora, que gane la Champions.
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