Más le vale al Madrid ganar la Champions mañana, porque si no Zidane se va a quedar sin nada con que saciar las exigencias del club.

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Hace un par de días, cuando a Zinedine Zidane le preguntaron por las ganas que tiene su equipo de conquistar la tercera Champions League consecutiva, el francés fue claro: nadie tiene más hambre que su equipo. Es fácil creerle. El equipo merengue no ha sido eliminado aún de la Champions desde la llegada de Zizou. Sin embargo, teniendo en cuenta la irregular temporada del club blanco, perder la final de Kiev sería un golpe bastante duro para el Real Madrid. Poco importa el buen envión que llevan: si pierden el sábado contra el Liverpool, habrán cerrado un temporada sin ninguno de los tres trofeos y eso, en el Madrid, es morir de hambre.

Vale la pena decirlo: la situación para el plantel, que ya ha hecho historia, es injusta. Este Madrid ha conseguido lo que ningún equipo logró en el formato Champions al levantar la Orejona en dos ediciones consecutivas. Por extensión, también es el único en ganar dos Supercopas europeas y dos Mundiales de Clubes seguidos. El equipo es una demostración casi única de lucha y perseverancia, sacando adelante cada reto que Europa le ha puesto desde que perdió contra la Juventus el 13 de mayo de 2015, cuando todavía dirigía el banco Carlo Ancelotti. “El agua moja” y “Al Madrid nunca hay que darle por muerto” son dos verdades irrefutables. Por todo eso, más allá que el Liverpool de este año es un equipazo, no hay nadie más favorito que el Real Madrid.

Ahora bien, siempre es posible que fallen. La gloria es efímera y más aún en el deporte. Aunque Zinedine Zidane ha firmado una época como técnico del Real Madrid digna de los mejores relatos en los libros de fútbol, nunca ha estado tan cerca del jaque mate. Su temporada fuera de Champions puede catalogarse como un rotundo desastre. El club quedó tercero en LaLiga Santander por debajo de, es cierto, un gran Barcelona, pero también de un pobre y penalizado Atlético de Madrid. Además, si bien sus dos rivales nacionales le dejaron debajo en liga, su situación en Copa del Rey es peor. Tras cuatro años sin ganarla, Madrid quedó eliminado en su casa por un humilde, recién ascendido y luchador CD Leganés. Zidane debe aferrarse a su zona de confort, la Champions, para darle un título al club, pues de lo contrario deberá limpiar despacho o, lo que para mí sería peor, iniciar la próxima temporada obligado a conquistar un sistema solar entero.

Es cierto, nadie tiene más hambre que el Real Madrid. Las mismas ganas de comer que tanto miedo generan en los rivales es ahora también un arma de doble filo. Es un equipo muy grande como para no alimentarlo con un trofeo este año. Monstruo hambriento es peligroso. El partido de Kiev define de forma radical cómo catalogar esta temporada. Si el Madrid gana, hambre saciada e historia de tricampeonato hecha. Si pierde, año/plato en blanco, críticas y situación complicada para el gran Zinedine. El Liverpool, protagonista eclipsado por su rival final, puede ser el verdugo que no logró ser ni el Atlético de Madrid ni la Juventus. Mañana, en Ucrania, se juega más que una final.

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