Tras un final de temporada muy malo para el Real Madrid, Zidane no encuentra todavía el fútbol que le dio la gloria durante su ciclo pasado.
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El Real Madrid no levanta cabeza. Hace un año que se fue Cristiano Ronaldo y al club que ganó tres Champions seguidas cuesta reconocerle. Zinedine Zidane, que había dejado el cargo de entrenador en mayo de 2018, volvió para dar esperanza a una hinchada amargada tras una mala temporada. Sin embargo, con la llegada del francés no ha cambiado nada. La pretemporada acabó y en ella el Madrid mostró un juego pobre y frágil, se llevó una goleada del rival de patio por 3-7 y su fichaje estrella, Eden Hazard, apenas mostró presencia. Zidane dijo, cuando dejó el cargo el año pasado, que no se sentía capaz de motivar de nuevo a la plantilla. Después de lo que (no) mostró su equipo este mes, esa frase retumba en el entorno madridista.
A diferencia de otros grandes técnicos como Guardiola o Mourinho, Zidane nunca destacó por ser un estratega innovador. El francés es mucho más parecido a Diego Simeone. Arma una táctica ordenada y fácil de entender para enfocarse en el factor mental de sus jugadores. Si en algo destacó el Madrid de Zidane durante su primer ciclo es en tener una esencia luchadora e insistente. Bajo su mando, el Real Madrid nunca daba por perdido el partido hasta que el juez pitara el final. Por eso la pretemporada despierta tantas preocupaciones. Este equipo no muestra alma en su juego, los futbolistas cometen errores amateurs y el equipo parece asustado en la cancha. Zidane armó todo su trabajo a partir de su flor, que es la actitud del plantel, pero el equipo no la encuentra.
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Quizá la llave esté en la renovación de la plantilla, o más bien en su ausencia. Toni Kroos fue una pieza clave para Zidane en su primer periodo, pero desde hace un año muestra signos de desgaste físico. El alemán antes podía recuperar un balón, correr a participar en el ataque y luego bajar de nuevo a recuperar. Hoy, la tarea le queda grande. Lo mismo con Marcelo, al que se le ha olvidado cómo cubrir la banda izquierda. Ahora, un año después de su lesión en el Mundial, el brasileño tiene momentos de gran lucidez ofensiva, pero comete errores defensivos imperdonables en la élite. A eso se suma Varane, que está pasando por un bache deportivo y Benzema, que no es un goleador, sino un jugador ofensivo intermitente. El equipo necesita fichas nuevas.
Pero los jugadores vienen y van. James Rodríguez, Sergio Reguilón, Dani Ceballos y Marcos Llorente son ejemplos claros de joyas desperdiciadas. Merecen una oportunidad ahora que los titulares piden cambio, pero Zidane se mantiene bajo la idea de jugar con la titular que le dio la gloria. Salvo el colombiano, que acaba de volver, los demás están prestados en otros clubes. Keylor Navas es quizá la excepción en la ecuación, pues fue figura del primer ciclo de Zinedine, pero a inicio de la pretemporada casi es vendido. Lo más curioso es que, dentro de todo el grupo, es el que mejor rendimiento tiene. Zidane no consigue motivar a los jugadores que le dieron la gloria y tampoco se anima a cambiar las fichas.
De momento, el vestuario del Madrid siente que trabaja y que tiene el nivel, pero los resultados no se ven. A este ritmo, salvo algún milagro del fútbol, el Real Madrid iniciará como acabó la temporada: con partidos pobres y victorias aisladas. Falta un goleador, eso se sabe desde hace un año, pero el problema va más allá. Tras todo un verano de planeación, el Madrid no parece tener un rumbo claro y la crisis puede alargarse más de lo previsto. Zidane tiene quince días para encontrar la flor que lo hizo exitoso en Europa y evitar el desastre. Menudo lío tiene el Real Madrid.