Ronaldinho demuestra que el fútbol es un espectáculo. Eso no significa que debamos quedarnos callados frente a las injusticias que suceden detrás de cámaras.

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Fue hermoso ver jugar de nuevo a Ronaldinho en el Santa Fe vs Nacional. A pesar de su falta de físico y del poco ritmo que tuvo un partido que se dividió entre el show de los veteranos y la prueba de los juveniles, ver al mago brasileño dar un pase gol entre siete rivales a un juvenil colombiano no tiene precio. Por un momento, pude dejar de lado el momento amargo que vive el fútbol colombiano. Una vez me devolví a la realidad, recordé que estamos a puertas de un paro de futbolistas por culpa de la actitud arrogante y autoritaria de la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol.

Ellos quieren que hablemos de fútbol, de cómo mueve de bien el balón gente como Ronaldinho. Así quedó demostrado cuando Win Sports decidió no transmitir las protestas de los jugadores al inicio de cada partido las últimas semanas. Quieren que nos enfoquemos solo en lo que sucede dentro del rectángulo verde del campo y creanme, señores directivos, que yo también prefiero enfocarme en eso. ¿Cómo no hablar del golazo que se metió Catalina Usme por Copa Libertadores esta semana? Esos hechos deberían ser los protagonistas en estos espacios. Sin embargo, antes que futbolistas, estas mujeres y estos hombres son personas que necesitan garantías en su trabajo. No me pidan que ignore los problemas detrás de cámaras solo porque me gusta el espectáculo.

No quiero entrar en detalle sobre las exigencias que hacen los jugadores a la Dimayor y a la FCF a través de Acolfutpro. Sí, varias de ellas son razonables y tocan temas básicos (salud, horas de descanso, liga femenina garantizada, etc.), pero aquí lo mínimo es que las entidades se sienten a hablar con los futbolistas y escuchen sus demandas. Lo dijo muy bien Andrés Ríos en su columna de opinión ayer en Publimetro: «acá lo que importa es que todo ciudadano, todo humano, tiene derechos y uno de ellos, sin duda fundamental, es el de ser escuchado ante una inconformidad o protesta. Esta última bajo el amparo del respeto». Es increíble que solo bajo la presión de la FIFA y la citación del Ministerio del Trabajo, la Dimayor y la FCF dejen el negacionismo y se sienten a hablar con Acolfutpro.

No es la primera vez que las dos entidades le faltan al respeto a los jugadores. Desde hace rato existen los problemas, como el maltrato hacia las jugadoras de la Selección Colombia. Los hombres que están sentados en la dirección del fútbol colombiano deben dejar ya la bobada y ver si son capaces de cumplir con las exigencias de su cargo, porque manejar un deporte es más que administrar lo que muestran las cámaras. A los seguidores y a la prensa nos encanta ver el espectáculo, y por eso Ronaldinho ayer se llevó todos los aplausos en El Campín, pero no vamos a callarnos cuando el problema existe. Sigan así, tan creyentes del poder, y que los futbolistas se vayan a paro, a ver quién ofrece diversión. A Ronaldinho, gracias por el show y suerte en el amistoso entre América de Cali y Deportivo Cali, pero toca volver a la realidad.