El Manchester City de Guardiola puede ganar los cuatro trofeos por los que compite desde inicio de temporada. Pep sigue siendo un entrenador ‘top’.
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Hubo una época en la que en algunas calles dudaban de Pep Guardiola. Comentaban entre cervezas, sin decirlo muy alto, que el catalán ganaba por Xavi, Iniesta y Messi. Decían, muy atrevidos, que su estilo no serviría en Inglaterra, a pesar de que apabulló en dos finales de Champions al mejor equipo inglés de la historia: el Manchester United de Sir Alex Ferguson. Ahora, la actualidad los obliga a hablar más pasito, pues Pep aspira a ganar cuatro títulos en una temporada.
El nacido en Sampedor hoy dirige al Manchester City. Eso da luces a las críticas, pues es más fácil triunfar en un club cuyo patrimonio viene de un jeque árabe. La postura tiene su punto, pues una Champions no se gana con mis amigos del fútbol 5, y solo con profesionales talentosos es posible ser favorito al trofeo más importante a nivel de clubes en Europa. Sin embargo, la historia ha mostrado que de nada sirve tener una plantilla con grandes futbolistas sin una mente que sepa crear un equipo a partir de ello. Sí, es más fácil ganar cuando tienes a los mejores, pero no por ello el trabajo del entrenador deja de ser difícil.
Mucho menos cuando el City no es el único que tiene la billetera a reventar en cada ventana de traspasos. Los otros tres semifinalistas de esta Champions son el Chelsea, Paris Saint-Germain y Real Madrid. El primero es dirigido por un millonario ruso que vive de la industria del petróleo, el segundo por otro jeque árabe y el tercero por un millonario español que usa al club blanco como medio en su negocio de constructoras. Todos son modelos tan exitosos como cuestionables en la industria del fútbol. Lamentablemente, es muy difícil competir en el máximo nivel de este deporte sin ingresos como los de estas entidades. Pero, además de activos, debe haber un buen entrenador capaz de gestionar y competir contra otros clubes que están al mismo nivel.
Así que volvamos a Guardiola. Es casi imposible que produzca de nuevo un equipo cuyo juego tenga el nivel de aquel Barcelona que dirigió él entre 2008 y 2012. Sin embargo, el City a su mando ha mostrado un fútbol muy completo, innovador en lo táctico y que sabe adaptarse a las exigencias del juego actual. Tiene la Premier League a tiro, con 11 puntos de ventaja sobre el segundo. Enfrenta mañana al Chelsea por un cupo en la final de la FA Cup y el próximo fin de semana disputará la final de la Copa de la Liga contra el Tottenham. En Champions, un ida y vuelta contra el PSG lo separa de la final. Es un camino corto, pero difícil. Dicho eso, pocos entrenadores en Inglaterra pueden decir que su equipo llega a abril en esa situación.
Que gane los cuatro trofeos sería un logro sorprendente, pero inédito y poco probable. Ningún equipo inglés ha ganado dos copas locales, la liga local y la Champions en una misma temporada. Ahora, no hace falta conseguirlo para hablar de un año exitoso. La situación en la que está Guardiola mientras llegamos al final de temporada es suficientemente buena para destacar a Pep, 13 años después de su sexteto con el Barcelona, como uno de los mejores entrenadores de la actualidad. Así dirija al City de los árabes, enfrenta una recta final contra otros en condiciones semejantes y puede llegar a un resultado histórico. Otro más.