A través de la mística de “El Abrazo de la Serpiente”, el director colombiano Ciro Guerra nos lleva a un viaje dentro del Amazonas colombiano, donde encontramos lo sublime de la selva y estamos expuestos a una historia caída en el olvido.
El interés principal de “El Abrazo de la Serpiente” se debe al hecho que es la primera película colombiana en ser nominada a un galardón de la Academia de Hollywood, no obstante su importancia es mucho más profunda que esto. La película se rueda casi totalmente en un etéreo negro y blanco, y esto es acompañado por una banda sonora hermosa, lo cual refleja la belleza misteriosa del amazonas. Guerra nos transporta en lo profundo del Amazonas, y nos narra una historia como nunca antes se había hecho. Él abre nuestros ojos a una parte muy importante y olvidada de la historia colombiana y honra la cultura indígena dando una voz a los sin voces: las poblaciones indígenas.
El argumento de “El Abrazo de la Serpiente” nos guía por dos caminos paralelos por el río Amazonas en la búsqueda de la planta sagrada se llama Yakruna. Fundado en los diarios de los dos científicos, la película documenta las dos aventuras de Theodor Koch-Grunberg y Richard Evans Schultes, ambos acompañados por Karamakate, un sobreviviente de una tribu amazónica. En cada trayecto, se nos revela la relación compleja entre la tradición indígena y la influencia externa, y se demuestran las realidades incómodas del colonialismo. Las distintas épocas temporales son tejidas por el río, que recuerda un símbolo antiguo del mismo como una expresión del tiempo y del círculo de vida. Seguimos un relato humano de la identidad, la comunidad, y las amistades que se encuentran en las situaciones más sorprendentes.
Estéticamente, es innegable que “El Abrazo de la Serpiente” es una obra maestra. Constituye una experiencia sensorial y nos embarcamos en un viaje surrealista, inmersos en la majestad y el misterio del Amazonas. Realmente nos sentimos como estamos en el Amazonas por la riqueza de los sonidos de la naturaleza y la inmensidad de la selva que nos rodean. De este modo, la película retrata el poder abrumador del Amazonas. El uso de blanco y el negro evoca las fotos verdaderas de las expediciones de los científicos y atribuye a la película una calidad documentalista. La serenidad de estos colores es quebrada sola una vez, por la alucinación provocada por la planta Caapi. En esta escena acompañamos al científico Schultes en una secuencia surreal de color, en la cual Karamakate nos enseña a ver el mundo de una manera totalmente distinta.
Cabe reconocer que la importancia de El Abrazo de la Serpiente no solo queda en su belleza visual, sino también en su homenaje que rinde a las lenguas, las culturas, las tradiciones, y las sabiduría de comunidades indígenas. Guerra describe la película de esta manera: “Los exploradores han contado su historia. Pero los nativos no. Su historia es esta”. Es este cambio de la perspectiva que hace que la película sea tan interesante, y como la primera película colombiana protagonizada por un personaje indígena, nos proporciona información etnográfica de las comunidades indígenas del Amazonas colombiano. Guerra nos ofrece la oportunidad de visibilizar esta gente, quien normalmente es subestimada por el resto de la sociedad. Sirve notar que la celebración de la gente indígena se extendiera más allá que la pantalla grande, y la producción de la película fue llevada a cabo con esto en mente. Es decir que el equipo de “El Abrazo de la Serpiente” trabajaba de la mano con comunidades amazónicas y recibían la protección espiritual de chamanes locales por todo el proceso.
A pesar de que no ganó en los premios de la Academia, “El Abrazo de la Serpiente” simboliza una victoria para Colombia por el hecho que la película presenta por la primera vez una parte de su herencia histórica y cultural. Lo que es más, le da reconocimiento a la tradición indígena hoy en día, pero también siembra la semilla para el futuro del cine colombiano a nivel mundial. Y por eso, “El Abrazo de la Serpiente” es mucho más que una nominación al Oscar.