Daniel Liév es diseñador gráfico e ilustrador bogotano. La colección de sus obras, en dos volúmenes, se titula ‘La vida es ilusión’. El término ‘ilusión’ tiene doble sentido: un engaño (como percibía el mundo durante un periodo de confusión -¿o claridad?- y tristeza estudiando filosofía); pero también de esperanza, alegría y entusiasmo. Contiene un sentido de luz (‘lux’), de ilustrar, de iluminar.  Su arte vino de sentimientos de “amor, soledad y tristeza”, y este arte se convirtió en su manera de abrazar el miedo.

Daniel me enseñó que lo que define la ilustración es el mensaje que cuenta: las palabras, la historia, el concepto que representa. La ilustración no es abstracta como otras formas de arte, aunque puede tener componentes y símbolos sutiles.

En su logo vemos un astronauta cargando una flor, alguien que, en sus palabras, “explora afuera sin olvidarse de la tierra”. Así, sus conceptos a veces parecen oscuros o deprimentes en su sinceridad, pero Daniel trata de mantener sus pies en el suelo. “Creo que soy optimista”, me dijo.

Yo estoy de acuerdo. Tras sus ilustraciones logra atribuirle un significativo a la futilidad del mundo; nos llevan a reír de los obstáculos de sobrevivir y su belleza da anhelo, especialmente en el terreno mental y emocional.

Le gusta lo romántico, y en unos de sus dibujos trata de “volver a lo cursi”, los sentimientos y expresiones de amor puros e inocentes, antes de que alguien le rompiera el corazón. Le gusta devolvernos a ese sentimiento de pureza, de que nada importa y en dónde nada es vergonzoso porque tú lo sientes.

Su ilustración es una forma de poesía, que contiene pistas y símbolos abiertos a la interpretación independiente, aunque puedan aparecer sencillas y gentiles. “No soy bueno en poesía poesía –literaria-, pero bueno, todo es poesía.”, me dijo.

Sus trabajos son incluidos en el catálogo suizo de los 200 mejores ilustradores ‘worldwide’ del 2016-2017, y tiene el título de ‘ganador seleccionado’ de Latin American Illustration.

Pasó su juventud en una finca familiar en Sopó, en los alrededores del sur de Bogotá, lo que se refleja en su estilo delicado. Se puede encontrar una brisa que atraviesa sus imágenes. Le gusta concebir al hombre como un ser pequeño frente al universo, y representarle en escenas de naturaleza extensa y grandiosa.

Daniel, que en realidad estudió y trabajó durante 6 años en diseño gráfico, muestra en este su capacidad de visualizar ideas y valores de las compañías para las que trabajó. Este trabajo requiere un montón de recursos y habilidades para trasladar un concepto empresarial en forma visual y artística: por ejemplo un logo para una cadena de hostales, o una compañía de muebles.

Empezó su trabajo independiente, como ilustrador freelance, en Facebook. Le han encargado una multitud de fuentes: una revista de poesía de la Universidad de la Salle; ‘concept art’ para ayudar a un director a realizar su visión cinematográfica; álbum art para una banda de Los Ángeles.

Para ¡Pacifista!, una proyecto de VICE, a Daniel le encargaron ilustrar el posconflicto en Colombia.

Daniel diseñó las ilustraciones para acompañar los términos del acuerdo y de este periodo de transición, además de los textos sobre la violencia sexual, la justicia y la impunidad. El trabajo comprende unas 30 imágenes en total, con símbolos claros y conmovedores. En seguida, la Universidad de Harvard lo invitó a dar una charla sobre ilustración que aborda el conflicto, en su ‘semanario colombiano’.

¿Cómo empieza la imagen física?

Cuando concibe una historia, las imágenes ya vienen envueltas en las palabras. Lee mucho, por ejemplo otros libros y cuentos visuales, que tal vez le ayuden a expresar esos conceptos con colores y formas.

La primera etapa es dibujar, en papel. Esos dibujos parecen claros, sencillos y delicados. Después, los escanea en alta resolución para montar en Photoshop en donde usa sus herramientas y destrezas técnicas para efectuar su visión. Para ayudarle a capturar el movimiento, tiene un compañero fiel en su puesto; una figura masculina que tuerce y dobla, para ver cómo se curva y se mueve el cuerpo.

Trabaja mucho en Photoshop. Me mostró un ejemplo de su trabajo, una comisión con la premisa de mezclar nociones de musicalidad. Su ilustración presentó una finca estilo Quindío, con lluvias cayendo del techo, formando cuerdas musicales que unas manos tocan. Con tableta gráfica digital, manipula la imagen, añadiendo textura e intensificando los colores.

Su mente procesa las cosas muy rápido, aunque Daniel es un tipo calmado, y su gusto en música lo expresa, se nota en conversación que es muy listo. De pronto por esa rapidez tiene dispuesta en la oficina su cuerda de saltar.

Siempre escucha música mientras trabaja. La mayoría del tiempo, escucha temas nostálgicos, melancólicos (¡pero a veces incluso el reggaetón!) Sus favoritos: Celia Cruz, Explosions in the Sky (“eso es amor puro”), y el grupo islandés, Sigur Rós. Le encanta las bandas sonoras por su vivacidad y animación. Me puso ‘La Noyée’ del famoso Yann Tiersen y me contaba una mini-historia que imaginaba: un abuelo en la playa; el viento tomándole a volar en sus memorias.

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La obra que le gusta más por el momento es ‘YIELD’, una imagen ambigua, imprimida usando el técnico ‘Gilcée’ que usa una impresora de chorro de tinta, y resulta en texturas parecidas a las de la pintura. ‘Yield‘ tiene el significado- como ésta señal de carretera- de ceder, pero también ‘yield’ es la cosecha.

Para mí, tiene la connotación de que a veces cuando pausamos y cedemos, todo viene. Si no descansamos, no tenemos la oportunidad de apreciar todo lo que tenemos.

Eche un vistazo a sus cómics y otras obras en www.lavidaesilusion.com – en dónde igualmente se puede comprar su mercancía.