En 1988, según la revista ‘Time’, Medellín era la ciudad más peligrosa del mundo. Sin embargo, hoy la ciudad ha experimentado una transformación increíble, que se ve reflejada en el metro que atraviesa el corazón de la ciudad. Por eso, este no solo conecta la ciudad físicamente, desde las afueras hasta el centro moderno, sino también parece que conecta el pasado con el futuro. Además de representar cómo la ciudad se mueve a la velocidad de un rayo, muestra la rapidez de su desarrollo con innovación en cuanto a la arquitectura, los espacios públicos y la educación.

A través del video vemos una gente que aprovecha estos espacios: cómo comen por las calles, cómo utilizan el transporte público y cómo salen por la noche. Hacia el final del video, hay un enfoque en los niños, quienes claramente representan el futuro de la ciudad. El mural del niño muestra el uso de la cultura, del arte y de la música como nuevas maneras de recordar el pasado y encontrar nuevas formas para que los jóvenes no causen violencia en las calles y así, utilicen su energía diferente. Lo más importante para la gente de Medellín es que enseñan a los jóvenes sobre el pasado violento de la ciudad para que no pase otra vez.

 Lo más importante para la gente de Medellín es que enseñan a los jóvenes sobre el pasado violento de la ciudad para que no pase otra vez.

El carnaval de la Comuna 13 al final no solo es la última expresión de la energía de la ciudad, sino también representa a los viejos y a los jóvenes bailando juntos. Es un momento emblemático de la transformación experimentado por la ciudad. Es una representación del nuevo estado de Medellín, una ciudad que respeta y entiende su pasado mientras que mira el futuro.