En el mundo hay un mar inmenso de iniciativas y las marcas quieren identificarse con ellas para acercarse a las audiencias, y en este sentido, la responsabilidad con el medio ambiente se ha convertido en uno de los valores más atractivos a la hora de comunicar. Cada vez son más las personas que compran exclusivamente productos eco amigables. El estudio Sustainable Lifestyle Brands Index, realizado por Stifel and Morning Consult en 2021, encontró que el 12% de las mujeres y el 18% de los hombres solo adquieren productos que respetan el medio ambiente y 62% de las mujeres y el 55% de los hombres de alguna manera consideran este aspecto a la hora de hacer sus compras.

Teniendo en cuenta que el reto frente a los consumidores es muy grande, las marcas deben ver esta variable no solo bajo la lupa de la comunicación. Para que los mensajes alcancen su propósito, la intención y el trabajo por la sostenibilidad deben ser parte de las organizaciones. El compromiso con el medio ambiente empieza en la concepción del producto o servicio, en los procesos de fabricación, en las estrategias de distribución, pero sobre todo debe estar en el ADN de la compañía, en la configuración de sus valores, en la utilización propia de los recursos y sobre todo en el compromiso individual y consciente de cada uno de los colaboradores.

Cuando una empresa ha resuelto este paso, sin duda el más complejo pero el de más impacto, las audiencias sentirán de manera natural la forma en la que la marca actúa frente a la conservación de la naturaleza. Cuando el producto, el empaque y la distribución evidencian su aporte al medio ambiente, a las campañas les restará hablar de lo que se está haciendo, y esta combinación hará que el mensaje sea poderoso y tendrá un verdadero impacto. Con el conocimiento y las convicciones alineadas, las marcas tienen un camino despejado para impulsar la movilización de sus audiencias y consumidores, pues sabremos con claridad como juntos podemos tener un mayor alcance.

El green washing es una práctica cada vez más frecuente, pero lo que algunos no saben es que no hay nada que comunique mejor que la honestidad. El futuro de nuestros hijos y nietos no es una cuestión de imagen, el futuro se sentirá y se respirará exactamente como sea. Por esta razón, como empresarios, y líderes de los diferentes sectores de la economía, debemos asumir con conciencia el impacto que nuestro trabajo genera en el aire, en las fuentes de agua, en el suelo, en las selvas y bosques, para que en consecuencia exista un impacto en la vida misma de cada uno de nosotros y de las generaciones que vienen. Un logo, un copy o una buena imagen nunca repercutirán de la manera en la que puede repercutir un proceso de producción consciente, y ya es hora de que esto lo entendamos y lo apliquemos todos.