Según Invamer, el 79% de las personas están de acuerdo con la reactivación de las relaciones entre Venezuela y Colombia. Y no es para menos. Después de siete años en los que el distanciamiento político y diplomático ha generado grandes vacíos familiares, sociales, económicos y culturales, nuestros países piden a gritos cambios que nos permitan reconstruir nuestros proyectos conjuntos. Hemos atravesado casi una década en la que la dinámica que permite una frontera de 2219 km, ha estado obstaculizada. Un aliciente de ese distanciamiento durante este tiempo fue el fortalecimiento de la tecnología, que impidió que la brecha entre nosotros fuera aún más grande. Según Hootsuite, en Venezuela, 19,31 millones de personas (60% de la población) tienen acceso a internet, de los cuales 10 millones se conectan desde smartphones, 14 millones acceden a Facebook y 4 millones usan Instagram. Estas cifras evidencian que nos vemos y que nos seguimos escuchando a pesar de las barreras. Ampliar esa capacidad de conexión, tanto en el mundo digital como en el tangible, debería ser nuestra visión.
Los países están en constante transformación y Venezuela no ha sido la excepción. Una de las facetas de esa transformación implicó que la economía se contrajera, situación que se evidenció con la disminución de la oferta de productos, y por supuesto se redujo también la publicidad y las voces de las marcas. Una nueva era había llegado, pero Venezuela siguió siendo un territorio fértil para las ideas y para el trabajo incansable de su gente que nunca ha desistido tener un presente y un futuro que mantenga el motor encendido. Hoy, muchos vemos las oportunidades que guarda este país.
La nueva perspectiva que se abre frente al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia y la regularización de un diálogo entre los dos países que nunca se ha detenido pero que ahora será más ágil, fuerte y seguro, nos permitirán impulsar la superación de los retos que cada uno tiene, y en algún momento, ojalá, permitirán un intercambio comercial como el que alcanzamos en nuestro mejor momento: 8.000 millones de dólares. Somos dos hermanos que ahora podrán verse de frente y cuando quieran y esa apertura a nuevas oportunidades sin duda nos hará crecer. Desde las comunicaciones y la publicidad, el sector para el cual he trabajado toda mi vida, veo múltiples oportunidades de empezar esta nueva fase con nuestro país hermano. No me cabe duda de que Venezuela tiene talento y creatividad de sobra y que cada idea que se ha acumulado en los últimos años está lista para convertirse en un proyecto concreto.
No sabemos ni cómo ni cuándo, el camino lo tendremos que empezar a construir juntos, pero las luces se están empezando a encender y la digitalización de las comunicaciones podría ser la primera fuente de grandes satisfacciones. El camino está dispuesto para cada uno de los sectores de la economía, necesitamos de todos para hacer de este un reencuentro un proceso fructífero. El entusiasmo por reencontrarnos está más latente que nunca y ese será el faro de nuevas oportunidades.