La primera vez que vine a Suecia, hace tres años, no conocía ninguna de esas dos palabras. Ni midsommar, que es una celebración sueca que reúne a toda la comunidad alrededor de un palo con flores mientras cantan rondas infantiles; ni Visby, que es una ciudad costera en la isla de Gotland donde he pasado unos días increíbles.

Ahora bien, les aseguro que estas celebraciones que he podido presenciar durante mi tiempo en Suecia toman significado cuando hay una relación más profunda con el país, cuando te sientes más cercano a su cultura y sus costumbres.

Rondas infantiles suecas

Me encanta ver la ropa de todos los que vamos en camino hacia el parque donde se llevará a cabo la celebración. Prendas de colores vivos y llenas de flores y sonrisas en cada uno de los caminantes. Muchos tienen pesadillas al oír sobre este evento por la película que lleva su nombre. No la he visto porque no me gustan las películas de terror, aunque agradezco infinitamente vivirlo por primera vez porque me permite ver una faceta más de los suecos que no había tenido oportunidad de observar.

Midsommar es el día más largo del año y siempre ha sido considerado como un día mágico. Son veinticuatro horas para celebrar que llega el tiempo de verano y la época de fertilidad de la tierra. En la tarde de este día, mujeres y niños usamos flores en el cabello, todos nos hacemos alrededor de una cruz para cantar y bailar rondas infantiles y comemos pancakes de azafrán mientras tomamos una bebida fría. Esa cruz de la que les hablo es realmente un palo largo, de madera y cubierto de flores, con un triángulo en la parte superior y dos esferas que cuelgan de la parte inferior.

Me dicen que este año ha sido uno de los días más calurosos en los últimos años. Las nubes decidieron dejarnos celebrar y el ambiente se vistió de fiesta para que los suecos pudieran agradecerle a la tierra un verano más. Cantamos y saltamos como pequeñas ranas y grandes cerdos, hicimos mímica de lavar la ropa y vimos a los niños pequeños levantarse de sus madrigueras, como si fueran pequeños osos. Nos reímos y disfrutamos de un día perfecto para salir de casa y reunirse con toda la familia.

Patrimonio de la Humanidad

Si la eternidad existiera, existiría entre las murallas de Visby. A pesar de los daños que ha sufrido a lo largo de los siglos, su presencia no se ha desvanecido y al cruzar cualquiera de sus puertas puedes sentir que cambias de época. Las casas que se asemejan a las que existían en épocas medievales, las letras en la mayoría de fachadas que parecen pintadas con tinta imborrable y el ambiente particular de esta ciudad enganchan a todo aquel que llega a la isla de Gotland, en el mar Báltico.

Esta ciudad medieval, tan bien preservada y considerada Patrimonio de la Humanidad, hizo parte de la Liga Hanseática, una federación comercial y defensiva de comunidades de comerciantes. Se remonta al siglo XII y en su interior tiene un gran número de ruinas de Iglesias, algunas de las cuales se pueden visitar en su interior. Al pisarlas, te sientes diminuto y puedes mirar las paredes de piedra que parecen elevarse hasta el infinito, pues en la mayoría de casos, el techo dejó de existir hace años y las plantas van tomando su lugar poco a poco.

No puedo caminar los 3,5 kilómetros de muralla medieval, pero desde lejos observo cómo las torres, algunas que datan desde el año 1200, conservan su poder e inmensidad. Cuesta pensar que en algún momento fueron usadas no solo para proteger a Visby de los enemigos extranjeros sino de sus propios granjeros, pero eso es otra historia.

Han sido unos días de disfrutar el sol sobre la piel, aprender una historia nueva y vivir momentos únicos en una isla que hasta hace tres años no sabía que existía. Llena de familias con sus niños pequeños disfrutando del mar y la arena en verano, la cubren las gaviotas en la tarde y el olor a azafrán de sus tradicionales pancakes. En Visby hay mucho por hacer: visitar el Museo de Antigüedades, el parque de Pippi Långstrump, caminar por el Almedalen o el Jardín Botánico y disfrutar de toda su oferta gastronómica. Pero si con eso te quedas corto, Gotland tiene muchas actividades para llenar tu agenda. Viajar hasta la isla de Fårö, ir a conocer la reserva natural con caballos salvajes y hacer avistamiento de aves son algunos de los planes que puedes hacer al visitar este maravilloso lugar.