En 2011, el Reino Unido se estremeció. Una de sus figuras televisivas más queridas, sir Jimmy Savile, presentador del legendario programa musical Top of The Pops y dedicado filántropo, era desenmascarado después de su muerte por un reportaje de la BBC como un pederasta. Tras dos años de investigaciones del gobierno británico, se reveló que Savile había acosado a más de 450 niños y adolescentes, y utilizaba su trabajo filantrópico en hospitales infantiles para acceder a sus futuras víctimas. Inmediatamente, el héroe se había convertido en villano. El Secretario de Salud británico, Jeremy Hunt, lo describió de la siguiente manera:
Savile era un depredador oportunista, malvado e insensible, que abusó y violó a personas, muchas de ellas enfermas y jóvenes, que esperaban y tenían el derecho a estar seguros. Sus acciones abarcaron cinco décadas: desde los años sesenta hasta 2010. Como nación, en ese momento queríamos a Savile como un tesoro nacional excéntrico, con un fuerte compromiso hacia la filantropía. Los informes revelados hoy muestran a un prolífico abusador sexual enfermizo, que explotó reiteradamente la confianza de una nación para sus propios y viles intereses.
Si Savile era «un tesoro nacional excéntrico», Bill Cosby iba más allá. Doctor en Educación de la Universidad de Massachusetts, buscó siempre utilizar los medios de comunicación para educar (Fat Albert) y mostrar el avance de los afroamericanos en la sociedad norteamericano (The Cosby Show), todo ello siempre con un humor apto para toda la familia. No es casual que The Cosby Show fuera, durante mucho tiempo, la comedia más vista del mundo entero. Al igual que ocurrió con Savile, las alegaciones de acoso sexual rondaron como chismes de corrillo durante años, pero sólo hasta que un comediante, Hannibal Buress, utilizó una parte de su rutina cómica en Philadelphia (ciudad natal de Cosby) para denunciar al legendario comediante como un violador, explotaron las acusaciones. Día tras día, distintas mujeres, como la modelo Janice Dickinson y Carla Ferrigno, esposa del Hombre Increíble Lou Ferrigno, cuentan sus historias de acoso y violación por parte del comediante. Por supuesto, la imagen de Cosby como padre modelo, como un Cliff Huxtable que le dio una nueva percepción a los afroamericanos, se ha derrumbado como un castillo de naipes. Tal vez, la mejor respuesta la dio el comediante Michael Che en el Weekend Update de Saturday Night Live:
¡Oye, Bill Cosby, súbete los pantalones! […] Yo no conozco a Bill Cosby, pero Cliff Huxtable prácticamente me crió. Amo a ese hombre. Y lo único que trataba de hacer de forma clandestina mientras la gente dormía era comerse un sandwich. Así que, mientras tal vez nunca perdone a Bill Cosby, espero algún día perdonar al doctor Huxtable.
Personalmente, y creo que muchos de ustedes estarán de acuerdo, no puedo defender ninguna actitud que perjudique a otro. Menos aún, a personas que maltraten a otros que no son capaces de defenderse, como niños o personas que tienen algún tipo de discapacidad. Una de las escenas más fuertes de Antonia, una magnífica película holandesa ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera, ocurre cuando el hijo de un granjero viola a Deedee, enferma de síndrome de Down. Hace poco, tuve la desgracia de escuchar a un profesor de la maestría que estoy cursando (a quien no quiero mencionar en aras de mantener algún tipo de reserva mientras se toman las medidas respectivas) defender férreamente la pornografía infantil y la pedofilia, en tanto que criminalizar la pornografía infantil (parte de complejas redes que operan, por lo general, en países como Colombia) equivale a «criminalizar el pensamiento» y la pedofilia, según él, es solamente una «sexualidad disidente». Ante esa defensa, más cercana de organizaciones como NAMBLA y personajes temibles que proponen el término «pedófilo virtuoso» como una persona que, teniendo atracción por los niños, no la consuma, no tuve otra opción que salirme, ofuscado como pocas veces en mi vida, de la clase. Espero que hechos como los de Savile y Cosby permitan que, cada vez más, cerremos el cerco ante este tipo de personas, bien los que atacan a otros para cumplir sus deseos sexuales o (peor aún, en mi opinión) aquellos que defienden a los pedófilos escudados en los amplios caminos de la teoría, acomodada para convertir un crimen en una simple disidencia.
Voyeur: Más allá de las muchas críticas a sus posiciones políticas, que permitieron y consolidaron la postura política del PRI (acorde a lo que durante años hizo Televisa, «soldado del PRI» según su dueño, Emilio Azcárraga Milmo), Roberto Gómez Bolaños fue, sin duda alguna, uno de los grandes genios de la comedia latinoamericana y global. Creador de personajes convertidos en arquetipos de lo mexicano y de lo latinoamericano, fue capaz de hacer reír a cuatro generaciones con argumentos sencillos que, detrás, encerraban complejas reflexiones sobre Latinoamérica, sobre el heroísmo y la honestidad. Los homenajes que se le hagan, en este momento, son pocos. Lo demás quedará a juicio de la historia.
En los oídos: In my life (The Beatles)
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