Imaginemos parte de nuestro diario vivir: estamos metidos en uno de los miles de trancones que aquejan a la mayoría de nuestras ciudades permanentemente, producidos más que todo por el pésimo estado de las vías, lo mal planificadas que están, la mezcla de particulares con el servicio público parando donde sea, la mala sincronización de los semáforos, la impericia en la conducción etcétera. Estos y otros factores, son los que nos conducen a los desastrosos resultados que tenemos en la movilidad: contaminación aumentada, pérdida de tiempo, alto gasto de combustible así como también de algunas partes mecánicas de nuestro vehículo como el embrague y el motor, mas el estrés generado en el conductor y los pasajeros etc. Se han planteado siempre hipotéticas y reales soluciones, unas buenas, y otras no tanto.
¿Se imaginan si de pronto hicieran que parte del parque automotor dejase de usar las vías de siempre, y de pronto, empezara a usar otras nuevas? Entonces, donde se construirían esas vías, y cuanto tiempo tardaríamos en volverlas realidad? Pues resulta que estas vías ya existen -de hecho están 95% subutilizadas-, se trata de las vías por donde muy de vez en cuando transitan nuestras locomotoras con sus pocos vagones llevando unos cuantos pasajeros, o alguna pequeña carga de lo que sea. Y eso que me refiero a las vías ferroviarias que medio se usan, pues otras están totalmente abandonadas.
Dirán que me enloquecí pero por ahí precisamente sobre los rieles del tren, es que se debe en parte y se puede hacer transitar a una gran cantidad de vehículos no sólo dentro y en los alrededores de las ciudades, sino através de la gran cantidad de kilómetros de vías del ferrocarril regados y abandonados en gran parte de nuestro país.
Esto no es un sueño de algun lunático, pues aunque con pocas extensiones éste tipo de vías ya existe en Inglaterra, produciendo buenos resultados en la disminución de los efectos negativos que tienen todos los embotellamientos. Se trata de «pavimentar» pero únicamente con 100% caucho -así como lo leen, el caucho que viene en las llantas de todo vehículo, las cuales botamos o quemamos-, todas las extensiones de redes ferroviarias posibles, las cuales producen unos excelentes carriles con una gran capa «asfáltica» en un sólo sentido de flujo con un ancho de casi 3 metros. La vía por donde transita el tren de la Sabana de Bogotá es un buen ejemplo.¿Pueden imaginarse a éste transitando por la misma vía por donde pasarían miles de vehículos? Pues véanlo ustedes mismos en la página de la compañía que muestra la idea materializada: http://www.rubberhighways.com .Con una obvia coordinación, se puede hacer transitar los trenes a cierta hora, y al flujo vehicular en otras.
Si hablamos de las vías ferroviarias abandonadas, sería espectacular como se despejarían las ciudades en los sitios donde ya no transitarían los vehículos de antes, disminuyendo la contaminación, el tiempo perdido y todo lo mencionado. Ahora, en las vías de doble ferrocarril, tendríamos unos desplazamientos y unas soluciones duplicadas, pues como lo muestran allí, podrían circular vehículos en los dos sentidos, o en sentidos contrarios: les podríamos dar la aplicación que queramos.
La primera de éstas vías empezó a funcionar allí hace 2 años y medio en la ciudad de Corby, en Northamptonshire; inició con un tramo de 400 metros.
Además de esto, tenemos otras grandes ventajas: su durabilidad se estima en unos 15-20 años, pues los tramos han sido probados en los climas más extremos, -no se fracturan ni se agrietan-, y si los huecos hicieran de las suyas, el reemplazo de las partes es rapidísimo y a una fracción del valor -se estima que es más de 10 veces menos costoso-, que un tramo de vía normal pavimentada. Se necesitan 350000 llantas por Milla (1,6 kilómetros) para tener un carril con un ancho de 3 yardas (2,73 metros), y se pueden instalar a un ritmo de 110 Yardas diarias (100,1 mts), todo esto, repito, sobre los rieles, como lo muestran en el sitio Web.
Un punto negativo es que no están hechas para soportar automotores de más de 2.5 toneladas de peso.
¿Que hacemos con los miles de llantas viejas que todos los años deja de usar el parque automotor? Las botamos, las dejamos en las servitecas, las arrumamos por ahí, o las quemamos. Esto por normatividad ambiental ya no se puede hacer en Inglaterra y en muchos países. Pero ellos, ya empezaron a darle un buen uso a estos olvidados desechos. Para lograr la creación de estas útiles vías, se necesita el trabajo en armonía de los sectores públicos y privados, la superación de la burocracia, una infraestructura general compuesta por compañías y entidades encargadas de todo: desde la que que recibe la llanta vieja y entrega únicamente el caucho, hasta la encargada de hacer y poner los respectivos tramos.
Con éste proyecto atraeríamos una buena cantidad de inversiónes -local o foráneas-, de formación o llegada de nuevas empresas, con la consecuente contribución al aumento del empleo, la capacitación, el desarrollo y la riqueza de nuestra nación. Entonces manos a la obra: a recoger llantas viejas -Inglaterra bota unas 50!!! millones de llantas al año-, pues querer es poder y no hay nada imposible. La buena voluntad con las ganas de innovar y salir adelante, lo pueden todo. Entonces, porqué nosotros no?
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