En la gran mayoría de automóviles con dirección hidráulica, no viene especificado durante el mantenimiento programado el cambio del líquido que asiste al sistema. Pero eso no significa que durará para siempre puesto que permanentemente está sometido a condiciones adversas.
La bomba gira con el líquido a las revoluciones que va el motor, está expuesto al calor que genera el sistema, y al del compartimiento del motor. Debido a esto es que muchos autos llevan instalado un radiador para refrigerarlo. Además, la bomba no tiene un filtro que la proteja de las impurezas que poco a poco van quedando suspendidas en el fluído: unas por desgaste de las partes internas, y las otras provenientes del medio ambiente.
Por esto, aunque con varios años y kilómetros -a veces no tanto-, éste puede llegar a perder sus propiedades perjudicando la vida y durabilidad del sistema de dirección hidráulica. Pero usted mismo con un sencillo procedimiento algo empírico pero eficaz, puede saber si es oportuno cambiarlo.
Después de estar estacionado mínimo una hora y con el motor apagado (para de pronto evitar quemarse puesto que el líquido se calienta considerablemente), destape el recipiente, introduzca su dedo índice para con esa ‘muestra’ frotarlo contra el pulgar de manera que pueda sentir las partículas producto del desgaste que circulan con el líquido, si es que existen. Si las hay, es mejor cambiarlo.
Igualmente debe olerlo y si huele a quemado ha llegado también la hora de cambiarlo; si huele bastante puede haber algún problema en el sistema hidráulico, el que lo asiste todo el tiempo que usted conduce. No se alarme, pues cuando esto último ocurre, generalmente se presentan fugas las cuales no son normales ni frecuentes y se deben corregir de inmediato.
Como dice la frase de cajón, más vale prevenir que lamentar,y, en éste asunto, sí que es fácil hacerlo.
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