*El importante y creciente mercado de las SUV de todos los tamaños alrededor del mundo, deja cabida aún para que los verdaderos cuatro por cuatro transiten por los caminos más difíciles, al tiempo que aumentan la tecnología, el confort, refinamiento y seguridad, en aras de dejar la rudeza con que trataban a sus ocupantes cerca de tres décadas atrás. Tal cual es lo que sucede con la última generación de la Toyota Prado que les describo en éstas líneas.
Desde la última década, Toyota icono del mundo rural, se resiste a dejarse arrastrar por la corriente de las camionetas SUV. Me refiero entre varias, a la Toyota RAV4 pero tampoco es falso que sus «buques insignia», los poderosos Toyota Land Cruiser 200 (la conocida »burbuja») y el Prado que nos ocupa siguen recibiendo, a la par, importantes actualizaciones que los hacen menos rudos y más cómodos para un mercado global en el que, a diario, por su concepción de camperos profesionales, se están quedando un poco solos.
Irónicamente al contrario que en otros mercados del mundo, en Colombia corren buenos tiempos en unidades vendidas para el 4×4 »puro» y moderno como la Prado Sumo corta del test. Toyota cumple con el reto: se adapta a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Y, para ello, en ésta generación, su renovación es profunda.
Renovación estética total, motores más potentes y eficientes, más equipamiento y confort familiar. Adicionalmente ponen toda la confianza en la electrónica para mejorar la versatilidad y compensar en campo un mayor peso. En síntesis en camino hacia el vehículo »total».
Pavimento, tierra, piedras,………los Land Cruiser nacieron originariamente para el campo, pero hoy buscan cubrir las necesidades de buen rendimiento en toda las condiciones; desde luego, son referencia importante. La Prado Sumo es auténtica pues aún hoy apuesta, por una poco empleada pero robusta carrocería montada sobre chasís de largueros tipo »jeep» que con el eje rígido trasero -un clásico de Toyota-, facilita el recorrido de amortiguación y mantiene la altura de la carrocería, lo más constante posible.
A grandes rasgos, es en el campo donde la Prado está en su salsa y hay 4 factores determinantes (extensión de amortiguación o recorrido vertical de las ruedas, altura, angulos de aproximación y ventral, y tracción entre lo principal), con los cuales, la buena Prado Sumo termina por imponerse. Su gran y mejorada flexibilidad de suspensión son todo ayuda. Imposible que los recorridos verticales de las ruedas lleguen al tope y circulamos, «bailando» por todos los caminos con soltura, gracias también a que su capacidad de tracción es casi infinita.
Hasta en nuestra bien llamada »malla vial» (toda una malla por la cantidad de huecos que la componen), la Prado 3 puertas se desliza como sino hubiera huecos. Es increíble la forma como circula pues en los huecos en los que la mayoría de autos o camionetas sufren en mayor medida, la Toyota pasa como sobre pavimento……….tan sólo un roto descomunal hará que se mueva lo suficiente, pero sin sufrir desperfectos e inquietar mucho a los pasajeros.
Normalmente rueda con tracción trasera pero con una perilla ponemos la doble tracción ya sea con el diferencial central bloqueado, o bloqueado y con el bajo, donde es un verdadero toro jalando, para subirse hasta por las paredes……….además, cuenta con un control de tracción capaz de activar por separado los frenos de las 4 ruedas, a modo de autoblocante delantero y trasero. Con esta combinación, basta que una rueda pise el suelo para enviar la mayor parte de la fuerza a ella. Gran agarre.
En carretera y destapados rápidos, las inercias por su altura (1,85 metros) y peso (1900 kilos), hacen que el tren delantero sea menos preciso, la carrocería oscila más (recorridos largos de suspensión a los que se unen una puesta a punto media de los amortiguadores), y se suceden los cabeceos en transferencias de masas: cuestión ante todo, de flexibilidad. Por lo demás, la dirección de la Prado Sumo (también hidráulica, pero ahora con bomba con control variable del flujo) gana mucho, igual que el confort que genera un chasis que absorbe bien las distintas superficies y filtra mejor las vibraciones y sonoridad. Así que en tacto y refinamiento, Toyota impone su ley.
Respuesta, fuerza, pero sobre todo más eficiencia es la premisa a la que tratan de adaptarse ya los grandes y reconocidos todo terreno del mercado. Para ello en la Sumo gasolina, Toyota apuesta por un motor de 2,7 litros de 4 cilindros en línea que con sus 161 caballos, se acopla a una caja automática de 4 velocidades. Acelerando desde cero, sacándola de la inercia, no es muy rápida pero una vez lanzada, se mueve adecuadamente. El motor es silencioso »sedoso», es progresivo desde las 2000 revoluciones, hasta las 5000 donde ya el ahogo es evidente.
Menos caballos en altas rpm, a cambio de un buen par motor en bajas y medias. Desafortunadamente, se tiene que hundir bastante y con frecuencia el acelerador y esto perjudica un poco el buen consumo que nos golpea en la conciencia, con un oportuno testigo verde (indica economía), que se enciende para indicarnos que el acelerador lo llevamos en posición ideal. Como sea, en las trochas y en exigentes pendientes que suponen su principal uso, tiene los suficientes arrestos para afrontarlas con vigor gracias al torque; si le conectamos el bajo, se llega a pensar que es capaz de todo……..
La estabilidad es igual a la que se espera de cualquier campero rival de la Prado: agarre adecuado en curvas, inclinaciones, distancias de frenado largas -por peso y labrado de las ruedas-, que en casos no tan extremos son »cortadas» por los controles de estabilidad y tracción. Lógicamente no es un vehículo concebido para girar a altísimas velocidades, ni para correr derecho por autopistas. Lo puede hacer, pero el tamaño y la penetración en el viento le dejarán una alta factura de combustible. Porqué no poner el excelente 3 litros turbodiesel en ésta carrocería? No lo sabemos.
Que la palabra campero no despiste. La comodidad está presente todo el tiempo con muy bajos ruidos de rodadura y aerodinámicos, así como con los esquemas y puesta a punto de las suspensiones que transmiten no solo comodidad, sino sensación de rigidez y finura en su concepción, apartados donde la Sumo se destaca ampliamente. Grande en el campo, mejor en asfalto y en espacio interior, donde propone una buena habitabilidad en la que brilla un suelo muy plano que beneficia la ocupación y deja espacio a un buen maletero.
A destacar también la comodidad que aportan unos asientos más envolventes con un excelente soporte lumbar de mando eléctrico para el conductor donde la Prado sigue arrollando por la suavidad de las sillas en cuero, la disposición y fino accionamiento de sus mandos, en confort de marcha y ergonomía. Tiene aún más de automóvil con más aislamiento, un tablero bonito e integrador y excelentes materiales del habitáculo.
La Toyota Land Cruiser Prado es un vehículo »total». Es grande pesado y rudo: concebido para salir del asfalto y rendir en condiciones muy duras. Por lo tanto, que sea o no buena inversión dependerá del uso. Ni en consumo, ni en movilidad, compensará a quien sólo busque imagen poderosa y rodar por calles y carreteras; por el contrario, son una inmejorable opción para quien transite habitualmente por zonas difíciles (complicado quedarse en alguna) y realice escapadas y viajes en familia. Por otra parte está el nivel de refinamiento, tecnología y comodidad que inclinan la balanza en este sentido a favor de la Toyota.
Los Land Cruiser como éste Prado, dejan al descubierto para que fueron hechos. Sí, es cierto, hay mucha comodidad, calidad en la ejecución, seguridad pasiva, silencio, equipamiento y calidad a raudales en cuanto a durabilidad y confiabilidad. Quizás esto último unido a sus excelentes capacidades of road es lo que han convertido al modelo en una verdadera leyenda en cualquier rincón del planeta. Así pues, Toyota, nada le pasa!!!
*Mi twitter: http://www.twitter.com/@MASERAGRANTURI
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* Agradezco la amabilidad y disposición de Toyota de Colombia S.A., por permitirme rodar durante los suficientes días y kilómetros en el modelo de la prueba.