La ruta es agradable a pesar de que aún no se termina de construir. El buen Mercedes después de un día de recorrido, deja una agradable sensación acumulando 415 kilómetros al llegar de nuevo a Bogotá
No estoy seguro ya de cuántos años han pasado desde que debería estar funcionando en su totalidad la doble calzada Bogotá – Girardot. Vamos transitando tranquilos, cuando de repente todo nos devuelve como en una máquina del tiempo, de la doble calzada, a la vía antigua sin separador.
El Mercedes Benz C 180 Edition C en el que viajaba, demostró pleno control de la trayectoria con el volante, una gran potencia y casi perfecta precisión de los frenos, después de que hay un corto recorrido inicial del pedal en el que no pasa nada. La maniobra nos toma casi por sorpresa (me parece que en la noche es hasta más seguro hacerla porque los »bolardos» naranja reflectivos, avisan con anticipación), lo que definitivamente saca a flote las buenas características del chasís.
Estamos frente a un C180 muy especial
El motor que nos impulsó en el viaje es un 1600 turbo de gasolina inyectada directamente sobre los pistones como en los turbodiésel, produce 156 caballos de potencia y mejor aún, entrega un torque de 25,46 kilogramos/metro disponible, para el manejo cotidiano, desde las 1250 revoluciones según la ficha técnica. En la práctica empuja muy bien desde las 1500 rpm, haciendo los cambios en medias o bajas revoluciones. Con el sistema Eco activado, prácticamente no pasa de 3500 – 4000 ni en pendientes de media inclinación.
Teniendo en cuenta las grandes diferencias técnicas, hablando de par motor/torque y potencia máxima (caballos), en algunos instantes me recordó al más poderoso C250 AMG que probé en su momento. Aquella máquina era un 1800 también con turbo e inyección directa que obviamente lo hacía mucho más rápido. Pero como la técnica avanza, el actual C 180 transmite su poder a través de una caja de 7 marchas automática, reemplazando a la de 5 que antes acompañaba al C250, de ahí las parecidas sensaciones momentáneas gracias a unos desarrollos del cambio mucho más cortos.
Salida de escape cromada, más grande de lo habitual
Éste motor entrega en torque lo de un 2500 aspirado moderno, pero sin los problemas de asfixia que padecen estos motores, los cuales pierden más o menos un 10% de su rendimiento por cada 1000 metros de ascenso. Además, con la caja de 7 »enmascara» mucho la falta de poder o mejor, deja parecer que vamos acelerando un motor más grande.
El tono de los rines combina muy bien con la pintura gris
Al momento de rodar hacia Ibagué, el C180 Edition C, se acercaba a los 1500 kilómetros de recorrido total, lo que hacía que no pisáramos a fondo (realmente casi nunca es necesario), siguiendo las recomendaciones en el manual del conductor de no pasar la máquina de 4000 rpm, menos llevarlo por encima de esa cifra de manera constante durante las primeras 1000 millas (1600 kms). Hay que manejarlo como es habitual en los vehículos nuevos: se debe llevar de forma normal, no como tortuga, pero tampoco exigiendo al máximo.
La sensación que transmite el agarre en las curvas tomadas a altas velocidades, tanto en plano después de haber pasado Girardot, como en las que encontramos subiendo desde Fusagasugá de vuelta a Bogotá, es de alta seguridad. El carro no se balancea ni se mueve nada: no hay oscilaciones de media o baja frecuencia, y en las curvas lentas se siente como si lleváramos un auto más pequeño.
Timón deportivo, especial en ésta versión
Ésta unidad Edition C, trae rines de 17 pulgadas oscurecidos que montan unas llantas Continental con 225 milímetros de anchura en el caucho que proporciona muy buen agarre, complementando perfectamente el trabajo de las suspensiones. El C180 de serie viene con rines de 16 pulgadas de diámetro, con llantas 205; la diferencia no sólo es visible aumentando el atractivo y la imagen deportiva, sino que se advierte de inmediato en la dinámica. Es equilibrado en suspensiones, aunque no alcanza el confort de bacheo de un serie 3 de BMW.
Silencioso como siempre, bastante, mejor diríamos. En las rectas del Tolima rueda con el tacómetro en la séptima velocidad, a modestas 2000 revoluciones, por encima de 110 por hora. Cualquier motor a 2000 no hace ruido, dura más y contamina menos. Pero el C es de esos pocos autos a los que le aplico la casi frase de cajón »no se siente». El ruido del viento es casi imperceptible, con un vidrio panorámico que con seguridad tiene algún tratamiento especial.
La imponente parrilla, con la gran estrella en el centro
Desde que abordo el auto las sensaciones llaman la atención: desde la calidad que transmite el abrir o cerrar la puerta, hasta el imperceptible pero a la vez notorio ajuste cuando cerramos la guantera principal. La silla del conductor es eléctrica para el ajuste del espaldar, pero manual para deslizarla toda. El soporte lateral es apreciable así como el lumbar que se puede ajustar, y aporta su estructura que no lastima la espalda luego de más de 400 kilómetros de viaje.
Tiene climatizador automático, el buen sistema Eco de parada/arranque del motor, que ante detenciones lo apaga y prende, disminuyendo entre un 3 y 4% el gasto de combustible. El sistema es desconectable cuando por las características de un embotellamiento, empieza a prender y apagar muy seguido, algo que se vuelve tedioso.
Los rines de 17 pulgadas, específicos de éste modelo
También de serie el Attention Assist (invento de Mercedes, visto por primera vez en el actual E de 2010), sistema que con un testigo alerta al piloto para que se detenga y tome un descanso, el mejor control de crucero -apreciación personal-, con limitador de velocidad, el legendario Tempomat, sensores de lluvia y luces, exploradoras, salida de escape amplia y ovalada, spoiler adelante, volante deportivo multifunción, molduras en aluminio para el tablero y la consola, la deportiva persiana Avantgarde con la gigante estrella en el medio, el generoso display central que nos muestra los datos de la radio, el teléfono y demás, accionando el mouse en el centro de la consola, y el eficiente climatizador Thermatic.
La exclusividad del Edition C
En las empinadas cuestas hacia Bogotá, especialmente en las más largas antes del conocido peaje ya por encima de los 2500 metros sobre el nivel del mar, subió sin mayor esfuerzo con 3 personas a bordo, logrando tranquilamente los 90 por hora, sin pisar la zona de altas revoluciones, lo que exigiría llevar al máximo a un motor 1,5 o 1,6 con cifra de 100 o algo más de caballos. La aceleración, la capacidad para mantener la velocidad, y tener una reserva de poder para adelantar, son el producto de la eficiencia del propulsor y la transmisión.
¿Consumo total de combustible? 7,2 litros de promedio en el recorrido de ida, 8 en el de vuelta, siempre con el aire acondicionado trabajando, lo que se traduce en un promedio final de 49,82 kilómetros por galón, sin haber tenido que pasar por el insufrible trancón de Soacha a la salida de Bogotá, que con mínimo hora y media, hubiera dañado la buena cifra de consumo. Aunque las firmas de lujo ya poco se alejan de las más comunes, Mercedes Benz sigue siendo el orgullo de millones de propietarios que gozan sacándole provecho, analizando todos y cada uno de los detalles técnicos y de estilo, que hacen de estos vehículos algo especial.
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