El buen mantenimiento y la cantidad y forma en que se pisa el acelerador inciden de manera importante en el ahorro de combustible.
No es una mala idea volver a hacer un repaso sobre lo que se debe hacer para ahorrar combustible en la operación de nuestros vehículos. Los motores de combustión interna como el de los autos particulares (algunos también de trabajo o competición) queman aire, mezclado con muchos combustibles: gas natural, gas licuado de petróleo, diésel,biodiesel, etanol, metanol, etc.
En el caso de motores a gasolina se hace comprimiendo esa mezcla hasta el máximo posible, justo antes de que explote de manera espontánea, momento en el cual se enciende la chispa de la/las bujías e inicia una combustión controlada, progresiva y que ha sido estudiada de forma minuciosa. Es lo que la diferencia de la combustión espontánea descontrolada sin chispa que causa tanto daño a los motores; la famosa detonación o ‘cascabeleo’.
Con todos los adelantos tecnológicos como inyecciones directas, turbos, altísimas compresiones, válvulas cuya cantidad de apertura y tiempo varían permanentemente, bujías muy longevas que permiten el paso de altísimos voltajes, y un rapidísimo y preciso control computarizado de todo, la combustión de la mezcla de aire y gasolina se quema de la mejor forma posible.
Como usuarios, podemos contribuir a contaminar menos nuestro enfermo planeta y a que podamos recorrer más distancia con cada galón de gasolina, optimizando el uso del acelerador y cumpliendo con un buen mantenimiento. Porque de lo contrario el auto arrojará más hidrocarburos sin quemar, óxidos de nitrógeno, dióxido y monóxido de carbono.
¿Cómo acelerar? Pisando de forma progresiva y en la cantidad adecuada. Arrancar con un pisotón brusco en el pedal aumenta el consumo, así como acelerar más de lo necesario, impulsando más el auto sólo para frenar en el próximo semáforo.
Incluso en carretera no se justifica acelerar más para tener que frenar a la entrada de la curva. Lo ideal es pasar las curvas con la inercia o con aceleración constante y en lo posible sólo acelerar lo necesario a la salida de estas. Obviamente las velocidades constantes son lo mejor para optimizar el consumo.
Los controles de crucero son muy prácticos y hasta en nuestras carreteras se pueden usar en periodos relativamente largos y así, en plano, el motor gira a la menor velocidad posible en los automáticos porque tienden a elegir la relación más larga (aunque muchos con 6 cambios o más nunca insertan ni la penúltima relación)
Para quienes quieren ser los más ahorradores, el control de crucero es muy aprovechable en ciudad. Se puede activar desde 35 – 40 por hora cuando el trancón no es de andar máximo a 20. Y la constancia que permite el sistema es mejor que el pie del 80% de los conductores. En los sistemas de crucero activos, ya presentes en todas las marcas desde autos subcompactos, se mantiene la distancia elegida con el auto de adelante, y así se gasta menos gasolina.
Claro que esos sistemas, en los autos que he probado, aceleran de nuevo con alguna brusquedad, aumentando el consumo, especialmente cuando el carro de adelante baja mucho la velocidad con respecto a la que elegimos y lo superamos pasando al carril adyacente.
Nadie puede discutir sobre los beneficios de usar el aire acondicionado en la ciudad que, además de las ventajas de temperatura y baja contaminación auditiva, nos permite transitar con más seguridad, por lo menos dificultando el robo en medio de los atascos.
¿Aumenta el consumo a bajas velocidades de ciudad? Claro, en todos los carros -en unos más que otros- y se nota la potencia que el sistema usa del motor, especialmente en bajas revoluciones (mucho más evidente entre menos caballos tenga el motor), porque se demora más en acelerar.
Ya en los autos más avanzados, y en algunos eléctricos e híbridos, el compresor del aire es de accionamiento eléctrico, por lo que se obvia este pequeño inconveniente, o por lo menos no es medible para el cliente promedio. Aunque es mucho menor, ese consumo repercute algo en la economía.
Aunque a veces a la gente le gusta andar con los vidrios abiertos en carretera, eso lleva a un aumento notable del consumo, en especial a velocidades superiores a 70 km/hora donde se perjudica la aerodinámica por lo que lo recomendable es usar el aire y disfrutarlo; la incidencia a velocidades altas y constantes es mínima.
¿El motor quema gasolina cuando el auto va impulsado y soltamos el acelerador estando en cualquier marcha menos en punto muerto? No, nada. Por eso es recomendable -e imperativo por seguridad-, soltar el acelerador en los descensos en carretera apoyando la retención en el cambio adecuado y de paso se ahorra bastante.
En la ciudad se puede hacer algo muy parecido cuando el impulso da para llegar al semáforo en rojo con el acelerador suelto pero en un cambio que no retenga tanto para que se desactive la inyección; volver esto un hábito puede llevar a un ahorro notable. Recurrir a estos ‘trucos’ para ahorrar es lo más cercano a operar nuestros carros como lo hacen los sistemas más elaborados y complejos de los auto de marca más grandes y caros.
¿Cómo lo hacen? Apagan el motor para ahorrar rodando por la inercia a velocidades entre 55 y 160, desacoplan la caja automática para disminuir fricciones (gracias a la bomba eléctrica de la caja), y la dirección, frenos y aire acondicionado operan con seguridad también gracias a la electricidad. Ésta maravilla la ofreció Audi por primera vez hace 4 años y pico en su modelo más representativo y grande entre los sedanes, el A8.
¿QUE MANTENIMIENTO SE DEBE HACER PARA NO GASTAR MÁS COMBUSTIBLE?
Tenemos que partir teniendo la certeza de que el motor del auto está en condiciones aceptables y parejas de desgaste para no tener que juzgar mal a la famosa ‘sincronización’ y empezar a cambiar filtros, bujías, cables, o desmontar y cambiar sensores e inyectores sin necesidad. Porque el motor vibra en neutro, está disparejo, gasta más combustible o no supera la prueba de gases (a veces una simple manguera suelta o rota, por donde se pierde el vacío, genera ese tipo de problemas)
Ente lo principal y más básico, las bujías, pequeñas pero vitales, deben permanecer limpias, y con la distancia entre los electrodos perfectamente ajustada a lo que manda el fabricante del auto. Las tolerancias pueden ir desde unos 0,7 hasta más de 1 milímetro; también deben ser de la gama térmica exacta.
En carros viejitos duran 30 o 40.000 km, y hay motores contemporáneos en los que duran desde 120.000 las originales, hasta más de 200.000 km en otros. Las bobinas, que generan la electricidad de alta tensión que pasa a las bujías, pueden ser revisadas en sus resistencias, anticipando incluso una falla por llegar.
En los más antiguos, se debe revisar la resistencia de cada cable de alta para determinar su buena operación, y entrando en el dinosaurio carburador (ruedan muchos aún), debe estar perfectamente limpio, y debe operar bien con los chicleres – surtidores originales.
Cuando le dicen que hay que cambiar los chicleres originales para que funcione bien o consuma menos, se está esquivando el verdadero problema. Y una mezcla pobre, por ejemplo, causada por surtidores de otro tamaño, lleva a la detonación – cascabeleo, y a futuros y graves daños de motor.
En cuanto al sistema de admisión, se debe cambiar el filtro de aire en la distancia programada o antes si se ve sucio por utilización en zonas polvorientas o de mucha contaminación como en las ciudades con denso tráfico o al circular por zonas industriales. Cuando están en mal estado no sólo aumenta el consumo, sino que el motor pierde potencia.
Hay que estar igual de atentos con los filtros de combustible que tapados fuerzan las bombas perjudicando su vida útil, y en casos de extrema suciedad pueden llevar a que el motor se apague de repente.
A veces en los motores de inyección, cuando han pasado 100 – 150.000 km sin hacerle alguna limpieza a los inyectores, el mal funcionamiento se manifiesta con pérdida de potencia, inestabilidad o aspereza en la marcha, y se aumenta también el consumo de gasolina. Por lo tanto es recomendable hacerla cada 50.000 km para mantener una perfecta atomización del combustible.
Cerrando éste repaso no hay que olvidarse del buen estado de las llantas, y de mantenerlas con una presión de aire adecuada. Unos neumáticos con una banda desgastada irregularmente aumentan la resistencia al rodaje, como cuando las llantas están bajas de presión.
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