Estamos acostumbrados a salir a la calle, tanto hombres como mujeres, y escuchar infinidad de piropos que en la mayoría de los casos terminan siendo más morbo y mensajes con connotación física que un presente hacia la mujer. Aunque hay más de uno que ha sufrido uno que otro acoso en la calle, es más, recuerdo que un amigo una vez me contó que iba caminando, y de un momento a otro, sintió fue el apretón en el cuerpo que lo paralizó, son cosas que pasan, aunque no tan común para los hombres. Todos los días hay un caso nuevo de parejas que atentan contra su esposa, novia o ex, incluso niñas, la gente se enoja y comenta pero no pasa de ahí o por lo menos los medios no muestran las implicaciones que trae para la víctima.

La falta de equidad de género y el desconocimiento del mismo es algo que nos viene afectando a todos, es un tema más que nacional de carácter mundial pero es responsabilidad de cada uno pensar qué está haciendo para que el panorama cambie. Como dicen las mamás: el ejemplo comienza en casa y parece que es ahí donde nos estamos quedando cortos. Pero la situación no es tan amarga como la muestran porque detrás de toda la revolución mediática hay personas que están creando conciencia y que si lo sumamos en un plazo, contando que sea menos largo y más corto, las acciones se van a reflejar en nuestra sociedad.

Un ejemplo de ello es el trabajo que adelanta, en el Sur de Córdoba, el Programa ANDA. Por medio de la estrategia Andando con Equidad de Género, está llegando a todos los que quieran unirse al cambio. La iniciativa se diseñó desde diferentes focos con el fin de llegar a más personas, se planteó un móvil itinerante que recorre las comunidades con frases alusivas y actividades de integración; trabajo con docentes de las instituciones y jornadas concretas en aulas de clases con niños de primero de primaria en compañía de sus padres.

Esta iniciativa la desarrollan un grupo de profesionales que, día a día, recorren desde Puerto Libertador, entran a San José de Uré y llegan a Montelíbano, también están desde La Apartada hasta Planeta Rica pasando por Buenavista con la intensión de dejar una semilla que genere cambios.

Yo que también estoy en campo, haciendo casi que el mismo ejercicio, lo acepto y debo confesarlo: hay días que pierdo la fe, momentos en los que uno ve el panorama tan gris que incluso a veces pierde el horizonte. Pero hay otros días en los que solamente te despiertas y dices “esto vale la pena” y si yo lo puedo hacer por qué no…yo sé algo que otro no y se lo puedo enseñar… a lo mejor mañana él se lo puede replicar a alguien más. Y tal como han dicho: el conocimiento es poder, yo lo leí en un texto de Foucault, y ¿a quién no le va gustar aprender algo nuevo? Aunque, desde luego, implique desafíos.

Entendí que la vida, el trabajo e incluso cualquier día puede mejorar cuando te das la oportunidad de dejarte sorprender. Ya les voy a contar de qué se trata el texto, porque eso del trabajo y la gente con los piropos como que no cuadran mucho. Yo soy Profesional en Comunicaciones del Programa ANDA, llegue hace unos nueve meses desde la ciudad de Medellín y hago parte del equipo de comunicaciones, especialmente, desde la parte de producción. Mi jefe me llamó para que cubriera un evento con la idea de hacer un texto y sacar algunas fotos.

El hecho es que ayer me dejé sorprender y fue bueno. Ayer estuve en un Polideportivo con casi 400 personas: señores, señoras, niños, jóvenes, adultos…de todo un poquito reunidos en pro de la equidad de género. Lo más interesante del asunto es que esas 400 personas viven en el Sur de Córdoba, a los que normalmente llamamos costeños y son bastante reconocidos por ser machistas. Era una actividad en el municipio de Buenavista, se llamaba Feria de Buenas Prácticas en Perspectivas de Genero que tenía como objetivo premiar un concurso que se venía promoviendo desde hace varios meses: Andando con Equidad con los Talentos del Sur de Córdoba que consistía en dar un mensaje por medio del arte –cuentos, poesías, canciones, trovas y pinturas- sobre la equidad de género.

Llegué al lugar. La fila de personas haciendo el registro era larguísima y aun así seguían llegando. Pasada una hora más o menos de espera a que la fila terminara, se dió inicio a la jornada. Tocó dejar para luego las personas que faltaban por registrarse porque se hacía cada vez más tarde. Empezamos con las presentaciones de canto, donde más que la afinación y la imagen física lo importante era el mensaje. Se presentaron no menos de 40 personas, entre adultos y donde cada uno desde su perspectiva cantaba lo que sentía, digo lo que sentía porque en sus caras era evidente que se habían tomado el trabajo de escribir algo que les nacía desde su ser más profundo y que la intensión era más fuerte que la misma pena de pararse ante tantas caras al frente.

Es verdad, no todos tenían buena voz o estaban afinados pero si me preguntas no te podría decir quién no lo hizo bien o a quien le sonaba mejor, porque era tanta la profundidad de sus mensajes y la fuerza de sus voces que eso pasaba a un quinto o sexto plano. Escuchar a un niño de 10 años aproximadamente que en medio de su reggaetón hable de igualdad, en palabras que sabes que solo pueden ser dichas por él, que nadie se lo escribió…o que un adulto mayor cuente la historia del hombre que agredía a su mujer porque se acostumbró a hacerlo y que hoy en día todos a su alrededor lo aconsejan y le explican que no hay necesidad de hacerlo, que es un problema que ya se sale de la intimidad del hogar para volverse comunitario. O por ejemplo la chica que es feliz porque se siente libre, libre desde el momento en que se quiso como mujer y dejo de reprocharse por no haber nacido hombre.

Luego escuchas los poemas, increíble, son muy buenos…ni yo escribo con tanta coherencia sobre el tema, realmente hay trabajos muy buenos y más que se toman el trabajo de leerlo de tal manera que, así suene a cliché, te erizan la piel con sus fuertes o delicadas palabras. Los cuentos no se leyeron, fueron premiados y quedamos con una copia en el Programa porque me imagino que el material sirve para hacer varias cosas y darle movimiento. La pinturas estaban expuestas en una pared del lugar que igual llamaron la atención del público, desde dibujos tan cotidianos llegaron a reflejar cambios, habían mensajes desde la paloma de la paz, hasta de equipos de fútbol, parejas e incluso un señor haciendo aseo.

Son esas experiencias, las que te sorprenden y te dan una lección de vida, porque crees que nadie nota lo que estás haciendo o que solo se queda en ese momento pero no es así, todos los que estuvimos en el evento aprendimos, especialmente de los participante, que la equidad de género es un tema muy fácil de aprender, cuesta un poquito más ponerlos en práctica pero los resultados valen la pena. En ese momento pensé que esas pequeñas acciones que todos hacemos cualquier día, crean grandes cambios que se quedan en el tiempo.