“Así como las profundidades de la tierra están surcadas
por caminos de agua, los cielos son atravesados por senderos
de oro, en los que viajan pájaros agoreros que desde las
regiones del trueno llevan sus misivas a la tierra.”**
** GARCÉS MARTÍNEZ, Catalina. El Ser Anfibio. Universidad del Valle. 2010.
En la mitología Zenú, mediante el despertar de la visión y el pensamiento, los humanos se convierten en hombres pájaro que se elevan hasta el cielo poblado de ojos ancestrales, permitiéndoles ver todo desde las alturas. Luego de esto, se posan en el árbol cósmico que comunica los mundos, el cual es el camino a los cielos superiores, donde habitan los antepasados.
Para Luis, los pájaros que más hermoso cantan son los que tienen el plumaje más feo. Y tal vez esta sentencia sirva como analogía para hablar de él mismo, que ha tenido que cubrir su plumaje con feas experiencias que han hecho hermoso su cantar. Él forma parte de los aproximadamente 70 comunicadores comunitarios que el Programa ANDA, desde su componente de comunicaciones, ha venido formando en las 43 comunidades donde hace intervención, y que desde enero de este año cuentan con una nueva y poderosa herramienta: El Sistema Masivo de Comunicación, que no es más que un centro de producción radial amplificado por 4 cornetas que reposan en la cúspide de sus comunidades, en un poste que se eleva a 12 metros de altura. Allí, en este árbol cósmico, se posan hombres pájaro cómo Luis, que movidos por el amor comunitario, asumen el rol de comunicador entre sus diferentes mundos; esparciendo información, difundiendo su cultura, y reconstruyendo su propia historia.
Estas fotografías fueron realizadas en el marco de la última capacitación que el Programa ANDA brindó a sus comunicadores comunitarios, en la que aprendieron a estructurar mejor sus mensajes sonoros, a grabarlos, y a post-producirlos.
Con ellas se pretende resaltar la labor de estos hombres y mujeres que han entendido la importancia de su papel, desarrollándolo con la mayor seriedad posible; y conocer las diferentes experiencias de vida que les han permitido ampliar su visión y su conocimiento, elevarse por los aires, y posarse en su árbol místico.
Luis descubrió el poder de los medios de comunicación cuando en su natal Montería, siendo tan solo un niño, fue llevado al cine por su padre, y al ver las pistolas, los bigotes, y los tiros de los vaqueros, casi huyó despavorido.
Desde aquellas épocas, la vida le presentó obstáculos que le hicieron una persona fuerte e independiente: Siendo apenas un muchacho de 10 años, perdió a su madre. Al no llevar una buena relación con la nueva esposa de su padre, decidió marcharse a probar suerte y recorrer mundo. Fue así cómo llegó a zona rural de Planeta Rica, donde lo acogió una familia que le enseñó a trabajar. Allí se hizo hombre, aprendió la agricultura, y conoció a quien se convertiría en su esposa.
Y años más tarde, en medio de la intolerancia que carcome nuestro país, perdió al mayor de aquellos niños, quien se había convertido en un hombre ejemplar.
Además de pertenecer al colectivo de comunicaciones de la comunidad de Santa Fé De Las Claras, donde reside, Luis apoya el Subcomité de Resiliencia Ambiental, es miembro de la junta de acción comunal, del Comité de Gestión Comunitario, representante de los productores y agricultores, y miembro de la mesa técnica del San Jorge y de la red de nodos.
Desde la llegada del sistema masivo de comunicación, se ha preocupado por darle un buen uso. Se ha convertido en la voz principal, y ha pretendido todo el tiempo formarse para administrar de la mejor manera esta herramienta, que cómo el mismo piensa, otorga poder. Don Luis se preocupa porque este medio sirva única y exclusivamente para el interés comunitario y no para el de unos pocos, sabe que mediante el fortalecimiento de la comunicación, el fomento de la cultura y la construcción de su propia memoria colectiva, la única en empoderarse, y encumbrarse en lo más alto del árbol místico, será la comunidad.