Hoy, el documento apenas se lee en algunas universidades y los pocos que se apropian de sus conclusiones, como la ONU o el Sistema Integral de Verdad y Justicia, sufren la estigmatización del Gobierno colombiano.

Lo recuerdo porque tuve la oportunidad de estar en uno de los más de 20 o 30 eventos que se organizaron en varias ciudades para desentrañar el informe final que supera las 800 páginas. Una oportunidad que muchos aún hoy no sabemos valorar.

La Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV) asumió la tarea de estudiar el fenómeno de la violencia para determinar sus causas y posibles responsables. Ciertamente en Colombia hemos tenido más de una decena de comisiones extrajudiciales para entender el fenómeno (el trabajo de Jefferson Jaramillo ilustra bien esta historia), pero la del 2015 fue la primera en surgir de un acuerdo entre el Gobierno y una guerrilla (las Farc).

El evento al que asistí era un seminario académico que al final terminó convertido en un larguísimo conversatorio, en el Centro Distrital de Memoria Histórica. Recién nos acomodábamos cuando Víctor Moncayo abrió rápido debate: “el conflicto está asociado a las características del orden social capitalista que genera injusticia, desigualdad y exclusión (…) y aunque sus consecuencias no han sido iguales en todas las sociedades, en Colombia el modelo económico sienta las bases del conflicto armado”.

Gustavo Duncan y Vicente Torrijos alegaron que el modelo no puede asumirse como una única constante. Duncan aseguró que que las decisiones unilaterales de los grupos guerrilleros, en particular cuando deciden lucrarse con los secuestros y el narcotráfico fueron determinantes en el escalamiento de la guerra y eso no lo explican únicamente las fallas de las democracias capitalistas.

De ese talante eran las discusiones: estructurales, profundas. Y así siguieron las casi tres horas de debate  con un público lleno de estudiantes, investigadores, víctimas, gente de la prensa, además de varios funcionarios públicos que incluso dieron sus opiniones. Por un momento pensé que éramos capaces de hablar sobre nuestros problemas como sociedad, de reconocer nuestros errores y los de cada uno de nuestros paisanos fratricidas con la empatía necesaria para materializar acuerdos. Me llené de esperanza.

Las heridas de un conflicto que no termina.

Ninguna de las comisiones anteriores tuvo, como esta, el objetivo de contribuir a una Comisión de la Verdad. La Comisión Histórica (CHCV) se pensó como un elemento clave para a la reconciliación de la nación, previo al Sistema Integral de Verdad Justicia Reparación y no Repetición (SIVJRNR). No obstante hoy la situación es bien diferente.

Aunque el SIVIJRNR en todos sus mecanismos y medidas (la JEP, la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda, etc.) dé cuenta de los valiosos análisis de la CHCV, muchos de sus funcionarios, además de medio país, estamos viendo angustiados que el conflicto sigue consumiendo con igual voracidad cientos de vidas. Mientras se hace un esfuerzo enorme por curar las heridas, otras miles surgen sin control en los mismos territorios donde siempre ha habitado la guerra. 

De otro lado, el director de la Comisión de la Verdad (CEV), el padre Fco. de Roux ha denunciado presiones del Ejército, de los empresarios, del gobierno mismo, preocupados por la verdad que «va a aparecer». La CEV también recibe las justas exigencias del MOVICE que espera conocer la verdadera responsabilidad de las Farc y la verdadera dimensión de su guerra sus negocios ilegales, y de tantos otros huérfanos de la guerra que queremos saber lo que pasó.

Frente a esta dura tarea y frente a la animadversión de varios sectores políticos, el Sistema Integral de Verdad en su totalidad, aún espera el respaldo público del presidente Iván Duque. En palabras de De Roux: «Nunca lo he visto a decir: nosotros estamos apoyando completamente a la CEV y nos la jugamos por la Comisión, eso no lo tenemos».

En cambio, Duque caza una pelea política con un aliado estratégico de la paz en Colombia. Desconoce el informe del Relator Especial de la ONU y lo acusa de injerencia. Es cada vez más claro que el trabajo de la ONU, así como el de la Comisión Histórica hacen parte de una interpretación del conflicto y unos compromisos adquiridos que le incomodan al Gobierno. Por eso mira con  desconfianza y actúa como si fueran problemas heredados, no un compromiso internacional.

Una vez más los ejercicios de memoria son pertinentes. Las conclusiones de la Comisión Histórica fueron el inicio de una inédita  iniciativa (el SIVIJRNR) para construir paz con verdad y reparación a las víctimas. Hoy sigue teniendo un potencial enorme para contribuir al fin del conflícto, pero necesita urgentemente apoyo ciudadano. A continuación las conclusiones claves de la CHCV que la sociedad civil colombiana no puede olvidar.

Cinco conclusiones clave de la Comisión Histórica del Conflícto (CHCV)

1. La historia del país se define como el “fracaso o aplazamiento indefinido de reformas sociales”, según Sergio de Zubiría. Ni la guerrilla logró generarlas ni el Estado ha logrado afectar todo el territorio.

2. El informe deja ver la persistencia del tema de la tierra como factor detonante y también desactivador de la guerra, así como el modelo económico.

3. Colombia ha tenido ciclos de recrudecimiento de la violencia. 1948 y 1958, 1980- 1991 y 1997-2010. Esto revela la deficiencia del Estado colombiano para detentar el monopolio de la fuerza y de su aparato para impartir justicia.

4. La clase dirigente colombiana no adoptó las medidas que se requerían para prevenir el recrudecimiento del conflicto, su objetivo principal ha sido su propia reproducción.

5. La población civil, y en especial, la de las áreas rurales ha sido la más afectada por el conflicto y todos los actores armados han sido responsables de crímenes contra ella.

@jsebastiangomez