«Todos tenemos una persona con la que hemos tenido por mucho tiempo nuestro enredo. Con la cual se ha pasado por todas las facetas habidas y por haber de una relación (conocidos, amigos, amigos especiales, amantes, novios, ex -novios, prometidos, etc…). La vida te junta y te separa reiteradamente de esa media naranja que en ocasiones se convierte en tu medio limón. Y justo cuando crees tenerlo todo controlado siempre terminan en nada».
Es que por más que uno no quiera, un día nos llega alguien que nos mueve el piso de una manera descontrolada, con quien pareciera que las cosas son inviables en todo sentido, pero con quien anhelamos con todas nuestras fuerzas tener algo.
A algunos les toca experimentar muchas veces antes de toparse con alguien que le pone fin a toda esa vida desenfrenada de tropiezos amorosos. A otros, su primer noviazgo los marca y los hace pensar que ése es el amor de su vida, al que no pueden olvidar y con quien quisieran estar por siempre. Lamentablemente muchas circunstancias se encargan de impedirlo y se convierte en algo desesperante ver que el destino te complique la vida uniéndote y separándote de esa persona que tanto te gusta. Por ello de tanto terminar y volver, aprendes a odiar y amar al mismo tiempo. Y ese amor se vuelve como una espinita que se te clavó en el corazón y que desordena todos tus sentimientos cuando se aparece. Y cuando se va, aunque creas haber olvidado todo, en lo más profundo de ti sabes que cuando se vuelvan a ver, te hará vibrar hasta el alma.
A veces la persona con la que más quisiéramos estar se convierte en la menos indicada para nosotros. Y es precisamente ese dilema el que nos hace preguntar: ¿Será que no es para mí? ¿Por qué si las cosas están listas para estar juntos y nos gustamos tanto, porqué siempre hay algo que nos separa? Pese a no encontrar respuesta y saber que las cosas no tienen futuro, siempre nos confundimos y terminamos convirtiendo estas relaciones en amores de luna que nos suben al cielo cuando inician y nos estrellan con el piso cuando se acaban. Los que parecieran no tener fin o que incluso cuando crees haberle puesto punto final, algo pasa y su relación vuelven a quedar en puntos suspensivos.
Puede que seamos masoquistas y nos guste sufrir. Sabemos que volver con esa persona que tanto nos gusta no nos traerá nada bueno, pero nuestro instinto de mulas nos incita a aventurar y esa misma aventura es la que nos desgasta muchos años de nuestras vidas. Parece mentira pero esas parejas que se separan y luego vuelven, terminan y se vuelven a juntar; a la final nunca quedan juntas, sino que cada quien termina casado o viviendo con alguien diferente. Esa historia mágica de casarse con el primer y único amor ya es muy de los abuelos o está muy devaluada hoy en día, ¿Será por eso que hay tanto divorcio?
Como dice la canción del grupo argentino la mosca «todos tenemos un amor que nos complica la vida», con quien no sabemos en qué vamos a parar. Siendo optimistas hay un refrán que dice que: «Cuando dos corazones están destinados a estar juntos, ni el cielo ni la tierra puede separarlos». Quizá se cumpla el día en que te cases con esa persona que tanto te complicó la vida. Pero en el caso de que cada quien se case o se comprometa con otra persona, ¿Habrá entonces un punto final para su historia de amor?
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Alvaro J Tirado R.
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