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“Los kilómetros se han convertido en el talón de Aquiles de muchas parejas. Y todo porque se convierten en la prueba más dura a la hora de la estabilidad de una relación. Pero, ¿Realmente existe una enemistad entre el amor y la distancia?”
Para entrar en detalles, con parsimonia definamos el Amor y la Distancia:
El “Amor” es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista, los cuales coinciden en que todos tenemos la capacidad de sentirlo. Dejando a un lado el amor que se le pueda tener a la familia o a Dios, hablamos del que nace cuando se comparte afinidad, gusto, atracción, deseo, pasión, ilusión o placer por alguien. Sensaciones que en una tendencia a actuar normal y de acuerdo a todo principio, uno no debería sentir por un ser querido.
La “Distancia”, es definida en matemáticas como la separación entre dos puntos del espacio euclídeo que equivale a la longitud del segmento de recta que los une, expresado numéricamente. La verdad su definición suena en chino, pero la distancia es algo que en la vida real nos puede llevar a un estado de quiebre en una relación, por ellos muchos romances llegan a su final o pierden esa chispa característica de la cercanía.
Enredarse sentimentalmente con alguien no es difícil. A veces lo que puede comenzar como un juego, posteriormente se puede convertir en algo muy serio. En algún momento todos hemos pasado por una relación, en algunas hemos tenido éxito y en otras hemos metido las patas. Siendo realistas, no todas la historias de amor son como las de Disney. Y todo porque existen ciertos factores que influyen y conllevan a que no se cumpla el “y vivieron felices por siempre”.
En mucho de los casos siempre es el mismo coco llamado “distancia”, el responsable. Ya sea por la falta de amor, comprensión, comunicación o lo que sea, simplemente cuando la distancia se cruza con el amor, tendemos a pensar que nos daña todo. Y es que no es lo mismo tener cerca a la persona que quieres, que tenerla al otro lado del planeta. Muchas veces esa lejanía nos hace sentir solos y esa soledad puede impulsarnos a cometer una infidelidad.
Paradójicamente según un estudio publicado en la revista “Journal of Communication”, elaborado por la investigadora Crystal Jiang de la Universidad de Hong Kong y el profesor Jeffrey Hancock de Universidad Cornell (EEUU), comenta que las relaciones a distancia pueden ser incluso más exitosas que las convencionales. Según ellos “No tenemos que pensar que estas relaciones están abocadas al fracaso”.
¿Entonces, qué tan enemiga es la distancia del amor?
Aunque no lo creamos, a veces es necesario un periodo de crisis o de separación para que luego resurja la llama de la pasión. Por ello la distancia puede ayudar a prolongar la fase de enamoramiento, a aprender a valorar al otro, a echarle de menos… Pero sobre todo, hacen que cuando se den los reencuentros, estos se añoren y gocen de un mayor tiempo de calidad.
Si consideramos todo lo anterior, la distancia del todo no es tan mala ¿Cierto? Claro está, siempre y cuando exista el amor y las ganas de verse. Porque en muchos casos sucede que el interés se pierde y cuando se vuelven a ver, sienten que las cosas se enfriaron. En esas circunstancias nada que hacer. Verse todos los días o vivir en la misma ciudad tampoco es sinónimo de que tienes un romance de película. Porque la monotonía también hace sus estragos.
No puede sonar fácil, pero si existe el amor vale la pena nadar en contra de la corriente cuando la distancia es el impedimento para estar con quien más queremos estar. La idea es no echarle la culpa a ella y creer que es la mala del paseo.
Cuando una relación tiene bases solidas, pueden venir huracanes y terremotos, pero ninguno de ellos la logra desestabilizar. Aunque nada sea eterno, el café se enfríe, el humo se vaya, el tiempo pase y la gente cambie; tengamos en cuenta que las verdaderas historias de amor nunca se acaban, simplemente no tienen final.
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Alvaro J Tirado R.
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Nunca he oído una historia como la mía, él de México, yo colombiana. 3 años llevando la relación a distancia nos conocimos casi por internet, luego nos vimos en México, la segunda vez fue a verme después de 8 meses y así cada 4 o 6 meses por 3 años, la última separación fue durante 11 meses, y al cabo de ese tiempo me vine a vivir a su País, y hace 4 años he sido aún más feliz y cada día a su lado, ha valido la pena. El amor a distancia si es posible. Es un compromiso, un voto de confianza, decisión y respeto. Tener una espiritualidad sólida y una inmensa Fe en Dios se convirtieron en el motor que nos hizo luchar siempre y mantener nuestra relación sana y a salvo.
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