«Se dice que todos los caminos conducen a Roma, también que los círculos son viciosos y que los triángulos son amorosos. Quizás estos últimos son el ideal para la trama de un libro o de una novela, sin embargo, cuando se trata de la vida real, la cosa es a otro precio.»
El ser humano está constantemente buscando aquello que no tiene, o aquello que puede llegar a ser prohibido e inalcanzable. Por ejemplo, siempre vamos en busca de la felicidad completa, de quererlo todo, de poseer todo; lo cual es imposible, nunca se tiene todo en la vida. Si tienes dinero te falta amor, si tienes amor te falta dinero, y así…
Si sumamos nuestra felicidad con nuestras penas, al final podemos llegar a la conclusión de que no se puede tener todo en esta vida. Por lo anterior, los triángulos amorosos resultan ser el vivo ejemplo del afán de las personas por buscar la felicidad placentera, a costa de lo que sea.
Como ya sabemos, un triángulo es una figura geométrica con tres esquinas que convergen y se unen entre sí. El triángulo amoroso no está muy alejado de esta definición. Básicamente se refiere a una relación de tres, en la que un(a) fulano(a) anda con dos personas a la vez o se encuentra en ligue con ambas. A esta situación podemos llegar de forma consciente e incluso inconsciente, lo que nos puede hacer amar y odiar al mismo tiempo. Esto depende básicamente de la esquina que ocupes en el triángulo, lo que también determinará los altibajos en tus emociones o el disfrute o no de esta experiencia.
Como se mencionó en el párrafo anterior, en el triángulo amoroso las esquinas representan personas distintas que juegan un rol distinto conforme a su posición en el juego. Por ello encontramos una «Esquina 1», una «Esquina 2» y por ultimo una «Esquina 3»; las cuales definiremos a continuación:
Esquina 1
Esta puede ser la posición más placentera, así mismo la más tormentosa (El cachón o la infiel). Se llega allí de forma consciente y representa el eje del triángulo amoroso. Para llegar a esta posición se requieren dos contextos.
El primero de ellos se produce cuando las cosas no van bien en nuestra relación o por el mismísimo instinto canino nos comienza a gustar alguien distinto a nuestra pareja; lo que hace que nos lancemos a la conquista, entablando así una segunda relación, la cual se puede vivir con mayor intensidad o como un complemento de la otra relación.
El segundo escenario está dado cuando alguien que a sabiendas de que tenemos una relación, nos seduce y conquista, haciéndonos caer en la tentación.
Esquina 2
Este polo representa a la pareja oficial y quien por lo general es la persona que más sufre (El cabrón o la engañada). A esta esquina se llega de forma inconsciente, lo cual depende directamente de quien esté en la «esquina 1». Sin embargo con el tiempo se puede volver consciente, ya que quien se encuentra en la «esquina 2» puede amar exageradamente o estar obsesionada con la persona que está en la «esquina 1» y terminar perdonándole o aceptando sus nuevas reglas de juego.
Esquina 3
Esta esquina representa el agregado(a) de la relación o la manzana de la discordia (El amante o la moza). A esta posición se puede llegar de forma inconsciente cuando la persona que está en la «esquina 1» en el momento de la conquista oculta por completo su otra relación, haciéndonos caer en el triángulo amoroso sin querer.
Y también de forma consciente, cuando nos gusta locamente la persona que está en la «esquina 1» y hacemos hasta lo imposible para estar con ella, sin importarnos que tenga una relación con la persona que está en la «esquina 2«. En ocasiones el objetivo de quien está en esta posición es dañar la relación para quedarse con la persona que está en la «esquina 1». Otra veces el placer o el amor de la persona que está en la «esquina 3» es tan grande, que termina siendo el segundón o la segundona que está siempre disponible y a la espera de su turno.
La realidad es que es imposible amar a dos personas del mismo modo, en la misma medida y en el mismo grado. Es decir, se pueden tener sentimientos por dos personas diferentes, sin embargo, siempre habrá una de las dos que será más importante que la otra.
Al igual que es irreal sentirse plenamente feliz cuando se comparte el amor de alguien, sea cual sea la posición o las atenciones que uno reciba. Cuando se descubre un tercer agregado en nuestra relación y decidimos continuarla como si nada; es como cuando le echamos agua al tarro de shampoo que ya se acabó, por más que haga espuma, ya no lavará igual.
Tampoco no se puede desvirtuar el amor y confundirlo con placer o obsesión. Porque el amor no se mendiga, ni se comparte. Un amor no correspondido, no es amor. De hecho, el verdadero amor es aquel que revoluciona tu vida en positivo, no quien te hace sufrir o te engaña. Permitirse estar en una «esquina 2» y peor aún en una «esquina 3», es sólo el reflejo de una baja autoestima y de millones de inseguridades.
Sin embargo la vida está dada para vivirla y todos podemos en algún momento caer en alguna de las esquinas de un triangulo amoroso. No obstante tratemos de evitarlos, recordemos que existe algo que se llama «Karma», el cual es implacable, y tarde o temprano llega.
Pese a lo anterior me gustaría saber, ¿Has estado en un Triángulo Amoroso?
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Alvaro J Tirado R.
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