El primer amor no siempre será sinónimo de tu primera relación o tu primer beso; ya que muchas veces aunque suene a cliché, llega cuando menos uno no se lo espera. A algunos les puede llegar como un juego de niños o jóvenes, a otros, como una de esas flechas de cupido que nos alcanzan sin previo aviso.
Y es que cuando se ama por primera vez, se despiertan sentimientos y emociones que nunca jamás se habían sentido por nadie. Ya que con tan sólo besar a esa persona se puede sentir un cosquilleo por todo el cuerpo, que se le estremece el alma y que podemos tocar el cielo con las manos. También las primeras manifestaciones de celos, pues el sentido de traición o desilusión se nos despierta.
Nos volvemos tan sensibles que el día en que no podemos hablar con ella/él, sentimos un vacío en el pecho y nuestro mundo se viene abajo; pero cuando la/lo volvemos a escuchar, nuestros ánimos suben a un millón en un segundo. Somos capaces de hacer cualquier cosa por esa persona; podemos escaparnos de nuestra casa, pelearnos con nuestros padres y gastamos todos nuestros ahorros en un regalo. Nos volvemos ciegos, sordos y mudos.
Sin embargo, la felicidad producida por este primer amor, frecuentemente viene con fecha de vencimiento y por ‘X’ o ‘Y’ motivo todo se acaba. Cuando esto sucede entramos en un periodo en el que nuestros sentimientos quedan en «coma» porque creemos que la persona que habíamos encontrado era el amor de nuestra vida y que jamás nos volveremos a enamorar igual. Incluso sabiendo que las cosas no funcionan y que son inviables, seguimos creyendo que lo que vivimos fue amor, aunque de cierta forma lo haya sido.
Pero luego viene esa otra persona. Encontramos a alguien que vale la pena y nos enamoramos otra vez. Miramos atrás y notamos que el viejo amor parece quedar corto en comparación con el nuevo. En esta nueva relación vivimos nuevas experiencias y quizás aún mejores. No obstante como tenemos ese instinto de mulas muy aferrado, porque la terquedad y el amor caminan de la mano, cada vez que podemos nos pegamos nuestra cangrejeada con nuestro primer amor.
Es así que cuando las circunstancias se dan para volver a estar juntos, uno se arriesga a intentarlo nuevamente y revivir todas esas mariposas en el estómago que estaban muertas. De repente pasa que algo se acciona, en ese momento sabes que las cosas van a cambiar y han cambiado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Justo en ese momento te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, que por mucho que te esfuerces, ya no volverá a ser lo mismo, ya nunca tendrás la misma sensación. Luego se pone un nuevo punto final y la ilusión se evapora.
Continuamos con nuestras vidas, usando todas las cosas que hemos vivido, los errores cometidos y las lecciones que hemos aprendido en nuestra próxima relación. Muchas veces el primer amor dura toda la vida; en otros casos, se deben pasar por nuevas experiencias hasta encontrar a la persona con quien se quiere compartir la vida por siempre.
Pero aunque pase el tiempo, cada quien haga su vida y se crea haberlo olvidado todo; en lo más profundo de muestro ser, uno siempre guarda el presentimiento de que cuando se vuelvan a ver, le vibrará el alma. Simplemente porque el primer amor no se olvida…
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