La mayoría de personas evitamos los hospitales y nos aterra la posibilidad de ser recluidos en una atmósfera tan fría y tan escasa de color. Sin embargo, les cuento que conocí uno en Abu Dhabi (Emiratos Árabes) en donde se experimenta todo lo contrario: a usted le dan más bien ganas de ir y quedarse un buen rato. Se llama el hospital Burjeel y pareciera que hubiese sido concebido para ser un gran hotel, y es éste-precisamente- el ambiente que uno respira en su interior.
Al entrar la primera sensación que se percibe es su generosidad de espacio, comenzando por un inmenso jardín que atraviesa una de las alas del acogedor centro de salud. Este es el jardín de espera (no la sala de espera a la cual estamos acostumbrados), donde los pacientes, en semejante atmósfera de tranquilidad, comienzan su recuperación. No importa que el doctor llegue tarde y -tranquilo- que siga en cirugía: aquí los pacientes disfrutan esperar.
Cierto, que es mucho más agradable que en un hospital a usted le digan: «pase al jardín de espera, por favor». Los relucientes e inmensos pasillos con sus espectaculares y románticas lámparas colgantes lo trasportan a uno a una especie de palacio.El agradable ambiente lo invita a uno a pasearlo, a pesar de la molestia que tenga. Este paseo –de la vida–le va a ayudar a aliviar todos los males y pesares.
La cuota moderadora es de 25.000 pesos y ésto le cubre la consulta y gran parte de las medicinas que el doctor le prescriba.Curiosamente, las drogas más costosas las asume el hospital y las de precios modestos en algunas ocasiones las cubre el paciente.Así mismo, usted tiene derecho a cirugías, terapias y exámenes de alta complejidad. Todo por los mismos 25.000 pesitos: ¡ así quién no se cura, óyeme !
¿Cuál Comida de hospital?
La mala fama de la comida de los hospitales se muere de hambre en el Burjeel, ya que sus pacientes gozan de deliciosos platos gourmet. Como quien dice, el pechiche es también gastronómico. La fina gama de alimentos –preparada por un chef internacional– incluye proteínas, vegetales y harinas para el plato fuerte. Están, además, las sopas, ensaladas, postres y pasabocas para pacientes con problemas renales, cardíacos y de diabetes.
El Burjeel es el único hospital, que yo conozca, que tiene su propio bufé brunch de lujo. El servicio goza de altísima aceptación local por la calidad de sus platos y la excelente atención que se le brinda a los pacientes e invitados. Si alguien lo invita a un bufé en un hospital un viernes, créale sólo si es en El Burjeel.
Desde un tétrico hospital
Otra hubiese sido la suerte del desafortunado protagonista de La Cama Vacía –canción popular guasca–, si lo hubieran internado en El Burjeel, y no en un tétrico hospital, donde finalmente muere.
En El Burjeel, no se hubiera convertido en un pobre esqueleto –como se lamenta en la canción–, ya que le habrían dado buen pechiche de cuchara; habría hecho muchos amigos –en la canción clama por compañía–, especialmente los viernes, por el excelente bufé que reúne a tanta gente amable.
Para resumirles, el hombre de la canción estaría hoy más vivo que nunca, gozando de buena salud y con muchísimos amigos. Oigamos.
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi, Noviembre 2013
http://marcelinotorrecilla.blogspot.ae/2013/10/el-hotel-hospital.html