1. Hombre con hombre, mujer con mujer

Normas religiosas y culturales en los Emiratos Árabes Unidos exigen en algunas situaciones que el hombre y la mujer estén separados. Lo anterior sucede, por ejemplo, en los buses en donde la parte anterior esta designada exclusivamente para las mujeres, mientras el resto del espacio lo ocupan solamente los hombres. Aquí, por lo tanto, ningún varón puede jactarse de decir que «me la levanté en un bus».

Por otro lado, el bus es el espacio perfecto para amores platónicos, lo que podría llevar a un inspirado, desde la banca de los músicos, escribir algo como «sufro desde el fondo …de mi corazón».

En efecto, el hombre está condenado al fondo del bus y literalmente entra por la puerta de atrás después de haber cancelado el pasaje por la del frente.

De atreverse a hacer una entrada frontal, corre el gran riesgo, como  le sucedió una vez al suscrito, de ser regañado delante de todas por altavoz, acción que ejecuta muy eficientemente un conductor multilingüe.

A mí, con la cara de indio que me gasto, me debieron haber echado el vainazo en hindi o bengalí. ¡Qué oso!

2. La tienda de barrio

Las tiendas locales se parecen mucho a las nuestras en Colombia. Cierta vez al pasar por una tienda de barrio, noto a varias personas mientras comían en forma más bien apresurada lo que parecía a la distancia algo ligero, como para embolatar el estómago.

Al acercarme, detallo lo que merendaban: consistía en un pan con unas tiritas de carne por dentro y una gaseosa.«El sancocho de tienda es universal», le digo emocionado a mi esposa, así como lo es el cartón de Marlboro, donde el tendero juiciosamente lleva la lista de los morosos y lo que éstos le deben.

Por ventajas ancestrales, estas dos costumbres debieron haber nacido por estos lares y no en una tienda en Barranquilla, como alguien me lo quiso hacer creer alguna vez.

Sin embargo, al  sancocho de tienda emiratí  le faltó la rebanada de salchichón  y el  pedacito de  queso: de lo que se han perdido los árabes todos estos siglos.

Debe de haber más similitudes entre las tiendas de los Emiratos Árabes Unidos y las colombianas. Inicio una exhaustiva investigación, dándome a la búsqueda del aviso: hoy no fío, mañana sí.

3. Naciones Unidas en el supermercado

Localizado en pleno desierto, en este país del Medio Oriente casi todos los productos agrícolas se importan. Por lo tanto, no es de extrañarse que al estar en un supermercado se encuentren vegetales y frutas de todas partes del mundo.

Desde nuestras deliciosas uchuvas y tomates de árbol, pasando por limones persas, guayabas de la India, tomates de Malasia, hasta llegar a mandarinas australianas, peras turcas y zapotes vietnamitas.

El propio jugo global”, seguro sería el negocio que pondría más de un colombiano de esos ingeniosos y rebuscadores que abundan en nuestro país.

La expectativa de que algo  inusual  va a suceder, es un estado mental que caracteriza vivir en los Emiratos Árabes Unidos.

La expectativa y lo inesperado están siempre presentes y para los colombianos se manifiestan al recordarnos una tienda de barrio y la existencia de costumbres compartidas; o al sorprendernos con la separación de sexos en un bus y la imposibilidad de un amor en flota; o al deleitarnos con una multinacional de alimentos en un supermercado y la posibilidad de un verdadero ‘tutifruti’ global.

Casi todo lo podemos encontrar cuando estamos en un país misceláneo como los Emiratos Árabes Unidos, en donde confluyen una gran diversidad de culturas y nacionalidades.

Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)

http://marcelinotorrecilla.blogspot.ae/2013/10/tres-variedades-colombo-arabes.html

Dubái, septiembre de 2013