Una vez al año el mundo musulmán celebra el Ramadán, una de las tradiciones religiosas más importantes para los practicantes del islam; este año, la observancia se inició el 17 de mayo. El Ramadán transcurre por un mes, tiempo durante el cual los musulmanes deben cumplir con un estricto ayuno mientras el sol esté puesto. Esto implica la abstinencia total de alimentos, bebidas y actividad sexual por un lapso de hasta 15 horas continuas.
Todos los negocios de comida permanecen cerrados o funcionan a media marcha. Algunos ofrecen el servicio para llevar, el cual es aprovechado especialmente por los no musulmanes, que pueden perfectamente comer en sus casas. El ayuno se rompe con un evento denominado Iftar, alrededor del cual las familias y amigos se reúnen y cenan con una gran variedad de platos que incluyen toda la gama de la gastronomía árabe.
El inicio del Iftar cumple con todo un llamativo ritual que involucra a tanto musulmanes como no musulmanes: en los restaurantes se pueden ver innumerables mesas con rebosantes platos servidos, con sus respectivos comensales ansiosos de entrar al ataque, lo que sólo sucede después de un breve cántico. Muchos –por desconocimiento– cometen la imprudencia de iniciar antes.
Tuvimos que entrar a un centro comercial y refrescarnos en la privacidad de un baño. De hecho, este recinto es la opción, en casos de emergencias como la antes descrita. Finalmente, recuerdo una vez, cuando íbamos en un taxi y en plena autopista –en una zona mas bien desolada– el conductor se detuvo abruptamente. Se estacionó a un lado, se bajó, entonó un cántico, y se empinó una botella de agua que cargaba en una bolsa. La carrera de taxi que nos hacía coincidía con la hora del Iftar o rompimiento del ayuno: este pobre hombre no había comido o bebido nada en por lo menos doce horas. No era el paseo millonario local como inicialmente pensé.
Limosneros con manos llenas
El Ramadán exhorta también a sus practicantes a ser especialmente generosos durante este mes, de -más- amor al prójimo. La ocasión la aprovechan los limosneros profesionales de la vecindad, como un iraquí capturado en Dubái,una vez, con 90.500 dírhams, algo así como unos 70 millones de pesos colombianos.
La mendicidad es un delito en los Emiratos Árabes Unidos y se paga en con un mes de cárcel y una multa de 3.000 dírhams (dos millones y medio de pesos) seguido de la deportación del falso necesitado. Para las autoridades el castigo no es suficiente y está en curso de aprobarse una nueva ley que daría a los infractores una pena de tres meses de cárcel y una multa de 10.000 dírhams (ocho millones y medio de pesos). Si el mendigo resulta ser un emiratí, se le envía a un centro de rehabilitación.
El Ramadán tiene las características que a un colombiano le hace recordar la Semana Santa, la Navidad y el Año Nuevo. La tradición islámica invita en esta época a la purificación del alma, al perdón, a compartir regalos, a fortalecer lazos familiares y a hacer nuevos propósitos hacia el futuro, como dejar de fumar o perder peso. Se da también la costumbre muy colombiana de estrenar. Ramadan Kareem para todos los amables lectores
Marcelino Torrecilla N
Abu Dhabi, junio de 2016
Actualizado: mayo de 2017
Ilustraciones
www.islamicity.com (Ramadan)
www.bubblews.com (Chicle)
radioamericahn.net (Manos llenas)