¿Podría la lingüística estar dándonos indicios de qué idioma hablará el campeón de Rusia 2018? Tal vez. Miremos la información que abajo comparto, y saquemos nuestras conclusiones.

A octavos

¿A qué juegan las etnias?

La información demográfica sobre las etnias es contundente. Miremos a Francia, por ejemplo: un 78.3% de los jugadores galos proviene de inmigrantes, de África muchos de ellos, lo que constituye un 6.8% de la población francesa. En orden descendente, sigue Suiza con un 65.2 % de los futbolistas de este país, con procedencia diferente a la helvética. En resumen, ochenta y tres de los 230 jugadores de selecciones europeas, arriba mostradas, son inmigrantes.

Es pertinente anotar que a la hora de registrar éxitos se resalta lo europeo. Sin embargo, cuando de fracasos se trata, lo inmigrante sale a relucir.  Lo anterior lo describe el jugador belga Romelu Lukaku. En sus propias palabras afirma él que… «Cuando las cosas iban bien me llamaban Romelu Lukaku, el atacante belga. Cuando las cosas no iban bien me llamaban Romelu Lukaku, el atacante belga de ascedencia congoleña».

El aporte histórico de los inmigrantes al fútbol de Europa es incuestionable. En términos musicales, sin la contribución a la partitura –por parte de los expatriados– el mundial sería monofónico: una sola línea melódica que aburriría a televidentes y espectadores. Las diferentes tonalidades étnicas le dan al entorno del mundial un matiz único, que llena de regocijo y alegría al deporte más popular del mundo.

Cada cuatro años la vivaz atmósfera contagia a gran parte del planeta, en mucho de los ámbitos de su diario vivir. Que siga la fiesta del buen fútbol y la rica diversidad.

Marcelino Torrecilla N.

Abu Dabi, junio de 2018

Agradecimientos a Gustavo Pérez Figueroa por su contribución.