Esta fórmula (honradez + amor) fue la aplicada por el máximo líder de los Emiratos Árabes, el Jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, a través de innumerables actos, corroborando estos dos valores esenciales en un líder. El más significativo de todos estos actos lo describe la historia de cómo se crearon los siete emiratos. Al empobrecido Jeque –en la brega de la defensa de sus territorios– le fue ofrecido por los saudíes la suma de 42 millones de dólares, para que desistiera de sus disputas territoriales sobre Buraimi, hoy Omán; a la zasón, el gran Jeque… « Apenas tenía en sus bolsillos 100 rupias» (Fahim, 1995, p 132).
La historia registra que Zayed…«orgullosamente rechazó la oferta» (ibíd). La jugosa dádiva se convirtió, para la época, en la más alta suma de un soborno hecha a alguien, según el Guinness Records. Dicho acto fue también resaltado por Maitra (2007), quien relata que… «La integridad del Jeque Zayed fue puesta a prueba cuando los saudíes hicieron varios intentos para que apoyara su causa, a cambio de fabulosas ofertas de dinero» (p. 27).
Los frutos de la bonanza petrolera no habían llegado aún a los Emiratos Árabes, especialmente a su capital Abu Dhabi, donde la gente vivía en forma primitiva, en casas de bahareque, no había agua potable ni electricidad ni hospitales. Narra el historiador Fahim (1995) que… «Las mujeres morían al dar a luz incluyendo a mi propia madre a quien la muerte nos la arrebató a la edad de treinta años» (p. 58).
Tampoco había colegios y la tasa de analfabetismo era cercana al 98 %. La ignorancia imperaba, y era manifiesta en el máximo líder de la época, el Jeque Shakhbut –predecesor de Zayed–, quien le temía a la electricidad: no estaba del todo seguro si era un beneficio o una maldición. Cuando la electricidad llegó a Abu Dhabi, su palacio fue la primera edificación en tenerla, después de mucho tiempo para convencerlo de su importancia, y de las medidas de seguridad que se debían tener.
Años después, el gran Zayed demostró el amor por su pueblo, al invertir en su gente cada dólar que trajo la riqueza petrolera. De esta forma, sacó de la pobreza absoluta en que vivía la gente de Abu Dhabi. No en vano, el gran Jeque consideraba al petróleo como “La posesión de toda la nación y no la posesión de ningún individuo” (Citado por Maitra, 2007, p104). Y se refería él al líder como “solo el guardián de la nación y su riqueza” (ibíd).
Emiratos Árabes, hoy, es un país joven, con solo 49 años de existencia, donde su gente goza de una gran calidad de vida. Con seguridad, esta favorable condición no se hubiese dado si su máximo líder, y quienes le sucedieron, no hubieran aplicado la fórmula: honradez más amor. Si el Jeque Zayed hubiese aceptado los 42 millones de dólares de los saudíes, habría sido el comienzo de una estirpe corrupta que hubiese eternizado la miseria de los inicios.
Ahora bien, si el Jeque hubiese sido uno de nuestros torcidos líderes en Colombia, que abundan, éste –profusamente salivando– le habría arrebatado la bolsa de dólares a los saudíes, antes de éstos terminar siquiera la indecente propuesta. Si aplicáramos la fórmula emiratí a la inversa, dejar morir a una persona en un hospital en Colombia por falta de atención o recursos refleja un acto de desamor y deshonestidad.
Muchos dirán que es fácil que los Emiratos Árabes tengan esas favorables condiciones, por su riqueza petrolera. Muy cierto, con el agregado de que dicha riqueza ha sido canalizada para beneficiar el diario vivir de la gente. Nuestras riquezas, por el contrario, han sido mal distribuidas y depredadas por los mismos corruptos de siempre.
El desamor y la deshonestidad por parte de quienes han liderado a Colombia han estado enquistados en los diferentes gobiernos desde que tenemos memoria. En solo 49 años, los líderes emiratíes han traído, hasta ahora, bienestar a su gente. Nuestro “lideres”, por otro lado, en 200 años de una corrupta democracia han perpetuado y propiciado una pobre calidad de vida que los colombianos sufren día a día.
Podemos tener muchos recursos. Sin embargo, si la clase que toma las grandes decisiones no encauza toda esa riqueza con un sincero acto de amor y honestidad –para el beneficio de la gente, a lo Zayed– nada cambiará, y la desigualdad reinará. Lo anterior lo corrobora el analista Moisés Naím, en un artículo titulado: ¿La deshonestidad causa desigualdad económica? cuando concluye diciendo: «sí, en muchos países la deshonestidad es la más importante causa de la desigualdad» (Naím, 2014).
El historiador emiratí Mohammed Al Fahim, en una conferencia, se refiere con emoción al gran Zayed diciendo que “…Si no hubiese sido por su arduo trabajo, no creo que tendríamos una federación para celebrar hoy… Fue un padre de todos nosotros… El padre de toda la nación y estamos todos orgullosos… (su voz se quiebra en un sollozo) … de ser sus hijos…”.
Marcelino Torrecilla N
Emiratos Árabes
Referencias
Al Fahim, M. (1995). From Rags to Riches (De los Harapos a la Opulencia). London. London Center of Arab Studies.
Maitra, J. (2007). Zayed: From Challenges to Union (Zayed: De los Retos a la Unión). Abu Dhabi. Center for Documentation and Research.
Naím, M. (2014). ¿La deshonestidad causa desigualdad económica? – Moisés Naím- Columnista EL TIEMPO – Columnistas – ELTIEMPO.COM. Retrieved from http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-deshonestidad-causa-desigualdad-economica-moises-naim-columnista-el-tiempo/14032202