Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Año agitado
a) Así como cierran, también, cada mes, abren restaurantes en Bogotá.
b) El tema es que cada vez son más caros y el público ya no alcanza.
c) ¿A qué horas el promedio de un plato en esta ciudad inviable -la de Samuel- llegó a los 40.000 pesos?
d) Sorprende, eso sí, que, cuando la regla afirma que la comida de todo hotel es aburrida, aparezcan dos grandes propuestas que son más que la excepción.
e) En orden alfabético, aquí los 10 más sonoros estrenos del año que termina:
1 Allan
El restaurante del nuevo hotel Avia 93 es el segundo local de alta cocina regentado por los hermanos Rausch. Otro francés contemporáneo -como el ya clásico Criterion-, que domina la nueva tecnología y sorprende en sus resultados. Tal vez por eso lo más complicado sea escoger un plato entre tanta oferta exquisita. Un local precioso que promete grandes cosas, diseñado para ocasiones especiales y billeteras generosas: el promedio de un puesto con entrada, plato, postre y una copa de vino está en 150.000 pesos. Calle 93 N° 11A-31.
2 Casa
Es lo que se llama un restaurante con oficio: buena cocina -que es lo más importante-, buena bebida, alta calidad en los productos, inmejorable atención y sensación de calidez. Para destacar, entre otros, la ensalada de queso de cabra (de entrada); un arroz, entre risotto y paella, de almejas y mejillones; y un mero con quinua y salsa de tamarindo (platos fuertes). En resumen, todo a punto, incluido el costo. Carrera 13 N° 85-24.
3 Horacio Barbato
Aun cuando nada parezca demasiado especial, el desenlace general es muy sabroso. Recomendadísimas las costillas de cordero con mantequilla iniciadas en la parrilla y terminadas en el horno de leña con ensalada tibia de fríjol blanco; así como el sándwich de cerdo desmechado. Ojo, hay veces que se les va la mano en el horno y algunos platos salen más que tostados. En general, un lugar cálido, de precios medios, que seguramente se quedará por largo tiempo. Calle 118 N° 6A-05.
4 Karal
En medio de tanta oferta de la gastronomía peruana -que en realidad es la más salvaje y gustosa invasión que le ha sucedido a la ciudad-, aparece este local con personalidad y verdad criolla. Clásicos como las causas, la parihuela, el lomo saltado, el chupe (sí, el chupe es delicioso), tal cual como son. Gran sazón, con precios más que asequibles. Calle 93 N° 11A-11.
5 Kong
Un lugar muy bonito que ofrece mucho más para el ojo que para el paladar. En realidad es un bar de moda, aspiracional, con un comedor oscuro en el segundo piso al que -según avanza la noche- se le cuela la rumba del primero. Se presenta como cocina de la región de Szechuan, pero en realidad es comida china perfectamente normal. Pese a que no hay sorpresas, cualquier plato con langostinos cuesta 50.000 pesos. Y un Dry Martini: 25.000 pesos. Y sin IVA. Calle 69A N° 5-66.
6 La despensa
Es el segundo hijo -un poco más relajado, sobre todo en precios- del peruano Rafael Osterling. Lo que a la vista parece muy sencillo es en realidad una mezcla de materia prima estupenda con impecable ejecución. Incluso podría decirse que es cocina refinada. Muy rica. Es mucho más que un taquillazo de temporada que, curiosamente, respeta las reservas así el personaje sea el mismísimo Presidente (como sucedió). Calle 70A N° 9-95.
7 La mar
Cuando uno entra al imponente local, hay algo que no cuadra. Cuando pasan los minutos, entonces se entiende cuál es el asunto: el sitio es, básicamente, un comedor gigante (de más de 300 puestos) y eso significa cierta impersonalidad y brava agitación. Sin embargo, su comida es sabrosa: peruana con toques de fusión, a cargo de Diego Oka. Un restaurante atractivo que de entrada triunfó gracias a un matrimonio de oro: el peruano Gastón Acurio y el bogotano Leo Katz. Calle 119B N° 6-01.
8 La mina
Puede ser el salón de comedor mejor diseñado de la ciudad. El encopetado restaurante del hotel JW Marriott -que incluso ofrece variedad de sales, pimientas, quesos y tés del mundo- se especializa en parrilla de carnes colombianas e importadas (promedio de 45.000 pesos) y langosta proveniente de Maine, USA, (promedio 80.000 pesos). La guarnición de cada plato -sean vegetales o ‘carbohidratos’- resulta impecable y deliciosa. Una cocina sobresaliente en un ambiente más que pomposo. Calle 73 N° 8-60.
9 Santo pecado
La idea es muy buena: ajiaco, cuchuco, mazamorra, sancocho trifásico, sobrebarriga, mute, asado huilense, posta negra, en fin, cocina tradicional colombiana -regional, dice el letrero- bien hecha, como es y con la mejor calidad de productos. Sin embargo, todavía le falta cuajar por cuenta de que algunos platos de la carta todavía no andan. Aun cuando el precio promedio es de 25.000 pesos, tiene un problema: cobran los acompañamientos. Carrera 5 N° 119-47.
10 V de verde
Es el nuevo paraíso de los amantes de ‘lo verde’. Pocos lugares pueden ufanarse de tener una barra de ensaladas con más de 35 insumos y ofrecer, al mismo tiempo, pesca del día, carnes maduradas y vinos jóvenes. Comida realmente fresca, variada y muy apetitosa, a precios muy factibles. ¡Ojo a los jugos! Una gratísima opción. Cl 93 N° 11A-11.
Otros debutantes
El cordero asado del croata Bukara (Cra 8A N° 98-31); la claridad de El peruviano (Calle 71 N° 5-75); el color, la variedad y los “precios justos” -como incluso reza su publicidad- de La plaza de Andrés (calle 81 N° 11-94 piso 3); la amplia parrilla de mar de Los cabos (Calle 71 N° 5-65); la clásica francesa de Legrillón (Cra 14 N° 77-21 piso 5); la cocina elaborada y verdaderamente ‘internacional’ de Plaka (Cra 11B N° 97-79); el piquete estilizado de Uy tutuy (Carrera 5 N° 117-45); y los choripanes de El subte (Calle 77A N° 13-44). Se mueve el asunto.
No hay caso.
He podido ir a todos y cada uno de estos restaurantes y a muchos he dicho: No vuelvo. bien sea por el exceso de sal, (14 años de restaurantera y nunca un cliente se ha quejado por un plato “salado” ;para eso esta el salero!) por servicio demorado, por cobrar mas de lo que representa el sitio,por la meloseria del mesero, por presentarme pre-cuenta, o preguntar: Necesita factura? , por salir con sabor a ajo, por demasiada grasa, por exceso de condimentos, por sabores incombinables, por meterme en las narices el plato mas caro, por cobrar los acompañamientos, por quedar con física hambre.
Por ese motivo señor critico, usted mismo lo dice…no duran… cierran y cierran.
Lastimosamente encuentra uno en otros paises (Argentina, Peru, Brasil, Chile, por nombrar algunos) donde no se tiene pierde : el buen servicio, que es primordial restaurantes y por supuesto la satisafaccion de un buen plato.
En Peru se visitan los orientales y no tienen n queja. aqui medio resalta Wok con mil fallas.Visita uno cualquier “huarique” como denominan un restaurante criollo rico y sale uno realmente FASCINADO!!!
Califica: