Caro Monroy

Carácter es una palabra que con mucha frecuencia malinterpretamos. ¿Quién dijo que tenerlo es sinónimo de parecer siempre enojados, responder de forma violenta o hablar duro para asustar a la gente? Todo lo contrario, cuando hemos cultivado el carácter, tenemos la posibilidad de procesar la información que nos presenta el mundo, pero de otra manera, sin apasionarnos, y asegurándonos de que los impulsos no se apoderen de nosotros. Por el contrario, eligiendo cómo queremos reaccionar y sentirnos frente a esa realidad.

En la vida, es habitual encontrarnos con situaciones y personas que pueden resultar un verdadero desafío para nuestro equilibrio mental y emocional. Pareciera que todo lo que viene de ellas tuviera la finalidad de alterarnos o provocar incomodidad, y así es, si el filtro de nuestra percepción nos cuenta esa historia, pues con base en ella es que accionamos. Pensándolo bien, cuando no logramos controlarnos y reaccionamos por impulso, estamos entregando la autoridad y el manejo de nuestras emociones, pensamientos o acciones a un tercero, y eso, en definitiva, es una muestra de la necesidad de fortalecer nuestro carácter, pues ¿quién más que cada uno de nosotros para decidir lo que acontece en nuestro mundo interno?

Entiendo que llegar a ese nivel de dominio de pensamientos y acciones no es un proceso fácil, por eso, hoy quiero generar un espacio en donde seamos conscientes de esto. Es bueno saber que siempre tendremos la oportunidad de pensar detenidamente cómo reaccionamos a esas circunstancias y así, iniciar un proceso de autodescubrimiento que nos permita elegir cómo queremos enfrentar esos eventos desafiantes del futuro.

Hoy he tenido un ejemplo vívido de esto ¡La cotidianidad se encarga de hacer que practiquemos lo que predicamos! Pues bien, después de varias horas invertidas en la creación de este contenido, volví a casa y al querer darle una última mirada, noté que lo que había escrito había desaparecido. No fue posible recuperar el archivo y note inmediatamente mi reacción física. El cambio inmediato de temperatura, “literalmente se me bajo todo” y por supuesto, también note que mi primer pensamiento no fue el más amable conmigo misma. Fueron segundos de frustración, pero enseguida recordé el título de este texto, me reí, respiré, y sabía que lo único que estaba dentro de mi control era volver a empezar. Así que me conecté conscientemente con ese sentimiento de disfrute que siempre me acompaña en el proceso de escribir, y lo hice de nuevo.

Es muy probable que en repetidas ocasiones hayamos sentido que se ha puesto a prueba nuestro carácter, y después de reaccionar nos haya invadido un sentimiento de orgullo o de vergüenza, o tal vez nunca hayamos pensado en esto, pues desconocíamos la posibilidad que tenemos de elegir cómo queremos reaccionar ante esas pruebas de la cotidianidad.

Paradójicamente, esta perspectiva además de hacernos experimentar incomodidad, también contribuye a la posibilidad de construir una mejor versión de nosotros mismos. Te invito, entonces, a mirar con agradecimiento a esas personas y situaciones que aparecen inesperadas y algunas veces indeseadas en tu vida, pero que finalmente se convierten en tus maestros del carácter.