Confieso que me emocionó mucho la noticia de la llegada de ‘Perseverance’ a Marte. Parece casi ciencia ficción pensar que el objetivo de esta misión es buscar signos de vida y, adicional, preparar un futuro viaje tripulado a ese territorio tan lejano, inhóspito y desconocido. Sin embargo, lo que más me impactó fue la participación de Diana Trujillo como líder de un equipo de ingenieros, quienes están, literalmente, haciendo historia a través de una misión tan extraordinaria como esta.

Fue inevitable no pensar en ella como mujer hispana y migrante, quien hace algunos años llegó sola a un país desconocido, atravesando desafíos de índole personal y profesional, pero, así y todo, con una capacidad de adaptación y resiliencia maravillosa, que le permitieron afrontar la realidad como se presentara. Una mujer migrante, con la claridad mental para tomar acción y caminar de frente hacia sus objetivos, hacia un mundo de posibilidades en donde la única barrera hubiera podido ser ella misma.

Siempre digo que es necesario dejar de mirar tanto hacia afuera y girar los ojos hacia a dentro, hacia nosotros mismos. Al estar tan desconectados de lo que somos, de nuestro potencial, son historias como esta la que nos permiten reflejarnos en un espejo y entender que somos el resultado de nuestras decisiones, de nuestras acciones, de nuestros pensamientos y, sin querer proponer que todos debemos convertirnos en líderes de la NASA, ésta es sin duda una historia inspiradora y llena de matices, tan real como la vida de cada uno de nosotros.

A diario hablo con muchas Dianas, migrantes en cuerpo de hombre o mujer, quienes buscan hacer sus sueños realidad, quienes lo han dejado todo para buscar un futuro mejor, quienes enfrentan el desafío de abrirse un camino de nuevas oportunidades y, aunque no sea fácil, como guerreros los veo hacer frente a todas sus batallas. En ese proceso, de forma inesperada, muchos se encuentran con ellos mismos, logran reinventarse, romper paradigmas, desafiarse y así volver a comenzar cuantas veces sea necesario. Aprenden que el verdadero logro no es necesariamente llegar a la meta, pero sí caminar paso a paso ese camino.

Usualmente, quedo atónita al identificar el potencial que tienen, su talento, recursividad y, sobre todo, lo valientes que son. Pero también me sorprende ver la desesperanza y la frustración que manifiestan al no alcanzar los objetivos que se proponen. Ellos y ellas me han hecho recordar una historia que alguien compartió conmigo años atrás y que, a propósito del ‘Perseverance’, es una excelente metáfora para entender que un sistema de creencias y pensamientos adecuados pueden cambiar nuestra perspectiva, otorgar propósito a nuestra vida y empoderarnos.

Cuentan que, durante una visita a la NASA, el presidente Kennedy notó en uno de los corredores del lugar a un hombre con overol, sin saber que era el encargado de la limpieza del lugar, se acercó a saludar y le preguntó: “¿Cuál es tu trabajo aquí?» A lo que el encargado de la limpieza respondió » Yo estoy ayudando a llevar a un hombre a la luna».

¿Qué responderías tú si te preguntaran cuál es tu trabajo? Si bien el trabajo no es la fuente de la felicidad ni de la realización, es verdad que, a través de él, puedes encontrar un propósito. Tomate un minuto y piensa cómo lo que haces puede tener un impacto en otros, ¡estoy segura de que lograras ver la forma como estas contribuyendo!

Recuerda que solo tú eres dueño de las historias que te cuentas, y ellas influyen en la forma como te percibes y tus alcances. Esas historias llevaron a una mujer migrante a contribuir a la conquista de otros planetas …  ¿A donde te están llevando las tuyas?