El éxito es una de esas palabras que solo adquiere sentido a través de nuestra subjetividad. Siempre está muy presente, funciona como una brújula, y si algo la caracteriza, es su capacidad de cambiar con el tiempo. Yo me la encuentro a diario en las conversaciones con mis clientes y debo decir, que es fascinante escuchar la diversidad de significados que se le otorga.
Es una palabra con mucho poder. Puede aportar los cimientos más estables para vivir una vida en coherencia, o, por el contrario, puede generar los mayores conflictos de nuestra vida personal y profesional. Seguramente mientras lees este texto, te estarás preguntando, ¿qué significado tiene este para ti? y construirás una definición de acuerdo con tu historia.
Nuestra identidad está atravesada por la cultura y sus tradiciones, y estas a su vez, nos ayudan a construir significados y creencias que definen una perspectiva única de vida y de éxito también.
Tenemos una constante influencia externa diciéndonos cómo “deberíamos ser”, cómo “deberíamos actuar” y lo que se supone que “deberíamos alcanzar en la vida”. Basados en esto, nos esforzamos hasta el cansancio por encajar en esos modelos de éxito, siendo este, el mejor camino para vivir una vida entera de complacencia, en la cual, muchas veces, terminamos abandonándonos a nosotros mismos.
Como psicóloga y coach puedo decir que esta es una de las razones de consulta más frecuentes ¡La de no poder dejar atrás la idea de lo que uno debería ser, y al mismo tiempo, la incapacidad de aceptar lo que uno es!
Somos seres en constante cambio, no somos estáticos y en esa medida siempre viviremos en la dualidad del Yo presente, y el Yo del pasado. Esta constante tensión hace que en muchas ocasiones sintamos que no estamos siendo fieles a lo que habíamos deseado para nuestra vida, nos hace sentir que hemos fracasado, que hemos decepcionado a otros y que somos incapaces de cumplir esos objetivos que nos habíamos trazado.
Un buen ejemplo de esto es cuando migramos. Una vez salimos de ese espacio donde todo es familiar y en el cual no hay duda de que pertenecemos, nos encontramos con un mundo desconocido en donde tenemos que empezar de cero, abrirnos espacio, y ganar visibilidad, pues nadie nos conoce. De repente, pareciera que en este nuevo espacio no pertenecemos, casi todo es ajeno y los recuerdos de lo que éramos y de lo que podíamos haber llegado a ser, nos confronta y ya no nos reconocemos. Empezamos a cuestionarnos dónde quedó esa versión de nosotros mismos que tenía tanta claridad de su rumbo, usualmente sabía qué hacer, tomaba decisiones fácilmente y nunca dudo de su capacidad de lograr el éxito. ¡Te aseguro que aún está contigo, pero tal vez no le has hecho las preguntas adecuadas!
Pregúntate hoy, ¿eso que yo quería es realmente lo que quiero para mi vida?, ¿has considerado que tal vez tu definición de éxito haya cambiado? Es normal que las prioridades, planes y deseos se hayan modificado; así que dime, ¿estás tomando decisiones basado(a) en tus creencias y valores?, o ¿estás viviendo tu vida en base a las expectativas de otros?
Esa tensión que estás sintiendo es perfecta para definir lo que es importante para ti y redescubrirte en medio de tanta confusión. Al final solamente dependerá de ti definir lo que significa tener éxito en tu vida. Este es tu momento para crear tu propia versión, no pierdas el tiempo tratando de encajar.