¡Es muy fácil sentirse seguro o confiado en uno mismo cuando todo sale bien! Cuando te eligen como el empleado del mes, cuando te ganas la medalla por ser la/el mejor en la competencia, cuando te seleccionan para ese trabajo al cual muchas otras personas se habían postulando, cuando tus hijos te dicen que eres la mejor mamá o el mejor papá del mundo. Todo alrededor te indica que estás haciendo las cosas de forma estupenda y esa retroalimentación positiva te llena de confianza.
Pero ¿qué pasa cuando las cosas no salen bien?, cuando pierdes tu trabajo por baja productividad, cuando las cosas son caóticas en la casa, cuando no logras emplearte por mucho tiempo a pesar de presentar decenas de aplicaciones, cuando tu negocio no está funcionando, o cuando en general, todo sale mal.
Nos han enseñado que esta sensación de seguridad en nosotros mismos se construye a partir de una serie consecutiva de éxitos, a partir de cada logro que alcanzamos y el refuerzo social que nos comunica que “lo estamos haciendo bien”. No es en vano, que siempre queramos aprender técnicas y estrategias que nos hagan ver más confiados frente a otros y así proyectar esa seguridad que muchos anhelan.
La verdad es que he venido reflexionando mucho alrededor de este tema, y me gustaría que me acompañaras a desafiarlo, ¿por qué?, bueno, la razón es porque siento que estamos condicionados para buscar validación constante de la gente que nos rodea y a encontrar respuestas que afirmen nuestra identidad fuera de nosotros mismos. Si bien somos seres interdependientes y necesitamos vivir en comunidad bajo ciertas normativas, nos han educado para darle prioridad a otros por encima de nosotros mismos, a no transgredir algunas ideas, a no pensar críticamente y, sobre todo, a hacer todo lo posible por no hacer sentir incómodas a otras personas, así estemos incómodos con nosotros mismos.
Para mí, la sensación de confianza viene de adentro. No es necesariamente el resultado de eventos externos, y si de la expectativa de poder manejar cualquier resultado; bueno, malo, positivo, negativo, fácil, difícil. Es saber que tengo la capacidad de realizar una tarea, o hacerle frente a algo con mis limitaciones, talentos, miedos y fortalezas, es elegir sentirme segura incluso cuando las cosas no funcionan, porque en el fondo sé que lo que hago importa y es importante para mí, porque es la forma en que busco contribuir a los demás.
Para aumentar la sensación de confianza en ti misma(o), presta atención a la disposición que tienes para enfrentar tus miedos y asumir situaciones de la vida que te desafían. Puedes elegir actuar con fe o retroceder con miedo. Encuentra tu voz, establece límites, deja de compararte y de complacer a la gente. ¡Se trata de ser capaz de tomar el control de tu vida!
Tener confianza no implica que te sientas en control de todo, por el contrario, es reconocer que a pesar de tu experiencia o conocimientos también van a surgir circunstancias sobre las cuales no tienes control y van a ser desafiantes, pero gracias a las habilidades que has desarrollado a lo largo de tu vida podrías hacer frente a la mayoría de ellas, o siempre podrías hacer algo al respecto, como por ejemplo aumentar tu conocimiento o desarrollar nuevas habilidades.