"Queríamos partir el género en dos –recuerda– porque estaban Oñate y Los Zuleta, respetados e importantísimos, pero se necesitaba gente joven. Diomedes había entrado en problemas e Iván Villazón había cambiado un poco de estilo. Eso, indirectamente, nos impulsó a nosotros".

Siete discos más tarde (es reciente la salida de "Imbatible", en el que hace pareja con el acordeonero Sergio Luis Rodríguez), Manjarrés, odontólogo graduado, sabe que no se equivocó al seguir los caminos del vallenato. Porque nadie le quita el título de "precursor de la nueva ola", aunque sus éxitos no han tenido el impacto mediático de los de su "archirival" Silvestre Dangond, o su colega Kaleth Morales. Pero, Manjarrés está contento con su suerte, espera su momento. Le ha dado continuidad a su carrera y es lo que más le interesa.

Sobre esto, habló telefónicamente con EL TIEMPO.

Da la impresión de que el músico vallenato joven se preocupa mucho más por su imagen…

De pronto es por ser jóvenes. Soy profesional. No consumo trago, ni nada. La imagen vende. Me ha servido para entrar en lugares y emisoras donde antes no se oía vallenato.

Antes de Sergio Luis Rodríguez, se acompañó del acordeonero Franco Argüelles. ¿Cómo fue esa transición?

A Sergio lo conozco desde que tenía 5 años, en Valledupar. Lo vi siempre. Era un seguidor mío. Se subía a las tarimas conmigo. A veces, en presentación, la gente pedía que se subiera el niño a tocar. Y se robaba el show. Un mes antes de que empezáramos a tocar juntos, se subió a la tarima y cuando acabó la canción, todo el mundo lo pedía. Entonces vi que tenía carisma y lo llamé.

¿Y cambió la imagen del conjunto?

Parece mentira, pero un pelao de 19 años vende. La gente no quiere ver ya al cantante vallenato lleno de cadenas. No le cree al que más bebe.

Cuando hay un cambio en su carrera, cómo lo evalúa…

Pienso en el futuro, porque esto no es de momento. Uno tiene que proyectarse porque si no, pasa de moda y chao. Todo mi grupo es juvenil, los pelaos están uniformados, pero no como antes, con los brillantes. Ahora, mientras más sencillo cante, mejor. Hay cosas que rechinan ante el nuevo público. Si el mundo avanza, uno tiene que avanzar.

¿Qué nuevos escenarios ha conquistado?

He entrado en lugares que antes eran templos de otros ritmos. Estuve en Gavanna (Bogotá), un lugar reconocido por la música electrónica. Y son logros del movimiento que comencé hace seis años. Es el vallenato "puppy". El sector popular siempre ha sido vallenatero, pero la clase alta es la más difícil para cualquier música.

¿Ve mucha distancia entre lo tradicional y la nueva ola?

Manejo las dos fases. Lo que se está viendo y lo tradicional está volviendo de nuevo. Oye las emisoras, están reactivando ese folclor.

¿Alguna vez, en sus comienzos, pensó inscribirse en el género romántico, el que coquetea con la balada?

Lo intenté al principio. Lo grababa pero la voz de nosotros no se presta para ese vallenato, ese lo graban voces agudas, muy finitas. Si escuchas a Nelson Velásquez, la hermana le hace el coro, su voz se presta. Lo que si quiero especificar es que me pueden incluir en la nueva ola (que prefiero llamar nueva generación), pero manejo el vallenato tradicional. Es importantísimo, porque incentivo al público joven y al que conoce de vallenato clásico. Hago mis clásicos y consiento a los adultos y a los jóvenes.

¿Cuáles son los clásicos que más le gustan?

"El tropezón", de Adolfo Pacheco Anillo; "El mejoral", de Rafael Escalona, y "Matilde Lina", de Leandro Díaz.

¿Por qué el título de "Imbatible" para su nuevo CD?

Porque me lo pidieron mis seguidores. Inicialmente iba a llamarse "Lo mejor de mí".

¿Existe una verdadera rivalidad con Silvestre Dangond?

Sí. Musicalmente Silvestre tiene sus estrategias musicales. Él es un poco… ¿Cómo se diría? Polémico. Pero yo diría que la polémica es parte de su fama. En un concierto hace meses hubo discusión, pidió disculpas por la radio. Cuando uno es humano, el ser humano debe perdonar. Pero sí hubo enfrentamientos musicales y verbales en presentaciones. Eso fue en Ciénaga (Magdalena), porque me dijo "Marica" en plena tarima. Lo que pasa es que él se emociona y toma. Ahí va el caso, uno tiene que dar una imagen y cuando se emociona mucho, comete errores. Yo por eso no me emociono. Eso me lo enseñó Iván Villazón cuando yo estaba haciendo el primer CD.

Fotos: Carlos Capella / EL TIEMPO

Discografía de Peter Manjarrés
Una nueva generación del vallenato
Inolvidable
Un sentimiento nuevo
Llegó el momento
Estilo y talento
Voy con todo
Imbatible

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