En el 2002, Tuto Uhía, aspirante a cantante vallenato profesional, hacía pareja con el acordeonero JuanK Ricardo. Los dos grabaron una composición de su amigo y vecino del barrio Kaleth Morales, titulada ‘Esclavo del recuerdo’. Fue la primera que circuló en el entorno pequeño de Valledupar. La segunda fue ‘El vuela vuela’, de Ómar Geles.

Sin embargo su debut discográfico, ya del álbum completo, no fue con JuanK. Cuando el acordeonero se fue para hacer pareja musical con Kaleth Morales, a finales del 2004, Tuto le pidió al maestro de nuevas generaciones: Andrés ‘El Turco’ Gil que le recomendara un acordeonero. Y ‘El Turco’ le señaló a uno de sus Niños del Vallenato, que ya no estaba tan niño porque tenía 18 años: Gustavo García.

Tavo, como lo conocen ahora, es un muchacho de pocas palabras. Hizo parte de la selección que le cantó a Clinton en su visita a Cartagena y conocía el movimiento de las giras internacionales debido a sus compromisos con los ‘niños del Turco Gil». "El habla más con el acordeón", dice su compañero de fórmula, que explica que acudió a la escuela para buscar acordeonero por los principios y valores que su formación le da a cada muchacho.

Y son Tuto y Tavo unos de los más nuevos de la nueva ola. Su disco «De corazón» salió a la venta en septiembre pasado. Gracias al empujoncito de la ola que lideran Silvestre Dangond, Peter Manjarrés y Luifer Cuello, los firmó Sony BMG y para ellos es un honor haber recibido una composición de Kike Santander: «Noche de luna». “El productor la envió en un demo a la casa disquera, cantada con guitarrita, era una canción muy romántica, no pensada para hacerla en vallenato –cuenta Uhía-. Dijo que era para un intérprete joven. Y nosotros hicimos los arreglos adaptándola al género".

Y se lanzaron al mercado nacional con la canción «El Grammy», donde un enamorado afirma que más que ganarse uno de estos premios, le interesa el amor de una muchacha. Ya se han fogueado en escenarios de diferentes ciudades del país, en noviembre estuvieron en Venezuela y se han coronado como artistas revelación en los Premios Luna, únicos que hay para reconocer a los músicos vallenatos comerciales. 

RESPUESTAS DE TUTO

¿La nueva ola impulsó su carrera?

Aquí está pasando algo. Los seguidores de la música vallenata están mirando a nuevos exponentes. Y cada vez que sale un niño de estos, como los de la escuela, y lo hace bien en una tarima, le abre las puertas a los que vienen detrás. A veces me pregunto qué hubiera sido si Peter y Silvestre y los que lideran el movimiento no hubieran quedado bien. Nos habría tocado más difícil a los que venimos detrás. Por eso siempre les agradezco a los grandes primero: Poncho, Oñate, Villazón, Diomedes, Jorgito (Celedón). Y luego a los que están nuevos: A Peter Manjarrés porque cuando él empezó era una etapa difícil, era duro que le creyeran a un joven. Ahora llega uno a una fiesta donde hay mucha gente adulta y los viejos están felices con la música de nosotros”.

¿Desde cuándo quiso ser cantante?

Desde antes de nacer. Mi familia es folclorista. En el matrimonio de mi mamá cantó Poncho Zuleta. Es más, vivió en mi casa. Le cantaba a mi abuelo. Era uno de los mejores amigos de Poncho. Desde que tengo uso de razón mi familia es Zuletista. Y tengo presentes parrandas con Poncho y Escalona. Mi abuela me montaba en una silla para que le cantara «El hijo de Patillal». Y yo era cantante de baño hasta que se me quitó la pena y empecé a cantar en parrandas. ¿Mi primera parranda? En Villanueva, mi papá me paraba en una pila de ladrillos y yo verseaba muy pequeño. Pero fui aplicado en el estudio. La música era un «hobbie». A eso de los 15 o 16 años empecé a incursionar como cantante y el primer disco fue el de Kaleth.

Lo bonito del cambio generacional que representa la nueva ola es que los jóvenes reconocen a los mayores como sus modelos. Otros movimientos juveniles entran con la intención de romper con todo…

Es porque si nosotros mismos nos encargáramos de dañar la credibilidad de la esencia del vallenato, cuando querramos volverlo a oír ya no se va a conocer. Allá en Venezuela escuché una fusión de vallenato con banda, como lo que hacen Los 50 de Joselito, con una instrumentación diferente. Ya existen otras cuestiones muy apartadas de lo que hacemos.

Pero, sin embargo, la nueva ola ha traído algo de fusión…

De pronto, podemos fusionar un pase de acordeón con un «reggae» o un mambo. Pero cuidando siempre el vallenato. Después de ese pase de «reggae» puede ir algo bien criollo y vallenato, que caiga bien al público de la nueva generación y a la generación anterior. En eso, destaco mucho a Silvestre, porque su canto es muy vallenato pero movidito. Y cuando se pone muy «nueva ola», Juancho saca un acordeón bien criollo. Entonces, una parte compensa a la otra.

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Espere la segunda parte del resumen vallenato del 2005.