Primero, una anécdota:
Me llama el compadre Félix y me cuenta que alguien de una emisora regional lo dejó pensando. Le dijo que como el Grammy Latino ya está encima y nos cogió tan de sorpresa, más bien por qué no le decimos a la Academia que lo dejemos para el año entrante. ¿Cómo la ven?
El hombre lleva tres años luchando para demostrarle a Laras (es decir a la Academia) que el vallenato está preparado para competir y ahora que lo consigue, gente que trabaja con la música le sugiere que salga a decir que no, que mejor en el 2007 o en el 2008. Eso es como matar el tigre y asustarse con el cuero.
Segundo, lo que sigue y lo que no:
En noticieros del fin de semana oí gente especulando que si vamos a mandar al Grammy vallenato tradicional o nueva ola. ¡Ay! La Academia sacó un nuevo premio que se llama cumbia / vallenato para premiar discos de estos dos géneros. Punto. De la cantidad de álbumes que se inscriban hará una preselección y de ahí saldrán unos nominados. Estos irán a la ceremonia y uno de ellos subirá a inaugurar la categoría.
De la cantidad de discos que se inscriban, de la variedad de música que llegue a la Academia para ser sometida a examen y de los miembros que haya dispuestos a votar con seriedad dependerá que esta categoría se multiplique en otras que podrían ser: canción vallenata del año, mejor interpretación solista, mejor interpretación de dúo o grupo, canción cumbia del año o cualquiera que ustedes se imaginen (álbum vallenato tradicional, álbum vallenato nueva ola). Pero, como lo explicó la directora de premiación de Laras, la prueba para que una categoría merezca ser establecida es la cantidad de discos que llegan. De la misma manera, los álbumes musicales irán probando la necesidad de hacer ramificaciones.
Tercero: lo que hay que hacer
El trabajo que sigue les corresponde a los artistas y disqueras. Es urgente que haya votantes conocedores del género en la categoría. No todos los miembros de la Academia tendrán dar su veredicto en vallenato. El año pasado había 43 categorías de géneros distintos. Cada miembro tiene un número máximo de categorías en las que puede votar. Esto se hace para cerciorarse que haga su elección en los géneros que domina (no vaya y sea que por allá un músico que solo sabe de flamenco o de jazz o de música clásica instrumental vaya a poner su voto a la loca en la categoría de cumbia/vallenato. No creo que lo hagan, los votantes dan su veredicto en las músicas que les interesan) Disqueras como Codiscos lo saben, por eso, en cuanto supieron que existía la categoría empezaron a diligenciar formularios para inscribir a sus artistas y a todo el que cumpliera los requisitos para ser miembro votante.
Lo siento por aquellos que están aferrados a la tradición de la caja, la guacharaca y el acordeón en el patio de la casa, pero esto es un Grammy, un premio para la música comercial en un nivel internacional, regido por unos parámetros muy distintos a los e nuestros festivales folclóricos.
Así que los académicos, los vallenatólogos, los puristas y folcloristas podrán sugerir, hablar, especular, hacer cruzadas, comisiones de notables que asientan y digan que van a preservar el folclor, pero lo que se necesita son discos buenos y comerciales. Y no para inundar la Academia (que eso estuvo bien para conseguir la categoría) sino para inundar las emisoras que escucha el público latino de Estados Unidos. Hay que hacerle lobby al vallenato allá (sin descuidar el mercado local, lógicamente) y eso, supongo, debe ser ya la prioridad de las disqueras que tienen artistas vallenatos.
Cuarto: si queremos ser universales…
…actuemos en consecuencia. No pensemos en el vallenato como algo que es exclusivo de una región para tratar de controlarlo. En tiempos de globalización, ¿cómo se aprisiona la música para que solo la dominen unos cuantos como si fuera un caballo amarrado con riendas?
Monterrey ama esta música y los mexicanos están empezando a hacer vallenato. Por ahí llegó el comentario de que esta categoría es nuestra y no nos la vamos a dejar quitar a los mexicanos. Pues, sí sería un golpe y motivo de profunda reflexión que en un premio para un ritmo colombiano hubiera un ganador extranjero. Pero la competencia se da con calidad de música y (hay que aceptarlo) fuertes estrategias de promoción comercial para exaltar a nuestros talentos (que los talentos de fuera hagan lo propio y, suerte).
De paso, no sobra recordar que muchos grupos vallenatos de Colombia, que han ido a México han sido acogidos como reyes por allá. Hay que agradecerles a los mexicanos que tengan con nuestra música esa capacidad de quererla, asimilarla y darnos, a la vez, su particular interpretación de la misma.
Y si todavía algún venezolano, ecuatoriano o mexicano se ganara el Grammy, después de desmayarnos y llorar un par de días, aún tendríamos una razón para sentirnos bien: querría decir que el hijito no sólo camina solo sino que llegó a la mayoría de edad y se salió del entorno del palo de mango, para conquistar el mundo. Significaría que el vallenato trascendió las medidas del lugar donde nació para contagiar con su alegría otros caminos. ¿O es que acaso los salseros colombianos no están en todo su derecho de competir por mejor álbum de salsa, mano a mano con los neoyorquinos, puertorriqueños y cubanos? Y yo creo que si un día un Niche o un Guayacán se ganaran ese premio, ni Gilberto Santa Rosa ni Victor Manuelle (puertorriqueños) ni Willie Colón (de NY) saldrían a deprimirse porque no se lo ganó un latino de Nueva York (lugar de origen de la salsa).
Quinto: un llamado…
¿Dónde están los cumbiamberos? Que la categoría lleve el nombre de la cumbia debería estimular a producir más cumbia nacional. Si bien la cumbia está eclipsada en el ámbito local en estos tiempos, su expansión por el resto del mundo (modificada, transformada, a veces desfigurada) ha hecho que afuera no la hayan olvidado (tanto así que el Grammy la reconoce). Las disqueras ya tienen un motivo para volver a impulsar la cumbia hecha en su cuna. No vaya y sea, como me dijo una amiga, que el Grammy se lo lleven los Kumbia Kings… (aunque, para ser coherentes con lo que escribí antes, ni ellos mismos podrán negarle el ancestro colombiano a la Kumbia que hacen).