La cuarta noche del Festival en el Parque de la Leyenda mantuvo la tendencia de las tres precedentes. A la hora a la que en otras épocas el Coliseo solía estar lleno, había un triste panorama de sillas blancas. La programación fijaba el comienzo de la primera final, la de rey infantil, a las 7 p.m.
A esa hora, Mauricio & Palodeagua, uno de los invitados al show musical posterior a la final apenas empezaba a hacer la prueba de sonido, ante los pocos asistentes que tuvieron la idea de llegar puntuales al escenario. Durante cerca de hora y media vieron trabajar al equipo, comenzar canciones, mover sonidos, decir que "así no", que "así sí". Fue una prueba de sonido más larga que el concierto. ¿Estaban esperando más gente? ¿El control de tiempo se les salió de las manos?
Cuando comenzó la final infantil, con la presencia de los seis niños que superaron las rondas iniciales, eran las 9. Y el público seguía ocupando lugares lentamente sin llegar a una asistencia que se pudiera calificar de aceptable para ser la primera final.
Así fue se eligió al rey infantil: Jesús Ocampo Ospino
En cuanto terminó la prueba de sonido de Mauricio & Palodeagua, el escenario giratorio dejó ver en escena al primer concursante, Camilo Andrés Carvajal Cuadros (el inolvidable ‘Mozart del acordeón’, que a sus 13 años ya es un experto en materia de festivales). También con él se hizo otra prueba de sonido para garantizar que todos los concursantes tuvieran las mismas oportunidades técnicas.
Sin embargo, el segundo competidor en pasar a la tarima, Daniel Holguín Ricardo, tuvo problemas con el sonido, tanto que el jurado pidió detener su primera interpretación para pedir ajustes. Pero, cuando se esperaba que empezara esa labor, el presentador anuncio que esos ajustes no se harían porque para eso se había arreglado el sonido. El niño, al recomenzar hizo visibles sus nervios. Fue el primero descartado por la crítica.
Esto terminó por favorecer a Jesús Ocampo Ospino, que al final se llevó la corona, no solo porque estaba bien preparado sino porque el contraste entre él y su antecesor fue impresionante. Sin embargo, Álvaro Arévalo Peñaranda, no solo se ganó los aplausos más emocionados del público sino que también el cajero, el guacharaquero y el cantante que lo acompañaron se robaron el show entre todos los otros.
La final juvenil
Así que la final se disputó entre Hernando Larios Gil, Jairo de la Ossa Otero, Francisco Ramos Liñán, Javier Álvarez Orozco y Romario Munive. Y el rey fue Álvarez Orozco, uno de los chiquillos que alguna vez llevó el vallenato hasta la Casa Blanca, para tocarle a Bill Clinton.
Piquería en picada
El tema de la crisis de la piquería se ha venido discutiendo desde hace varios años. Sin embargo, esta vez fue no solo evidente sino desconcertante.
En cuanto la pequeña subió al escenario, la sorpresa pareció agradable para el público. Si había llegado hasta allá, lo mínimo que se esperaba era que fuera una niña genio. Y no. Desde que comenzaron, su contendor parecía en aprietos ante la sorpresa de enfrentarse a una sardinita. Desde el primer verso olvidó la rivalidad esencial del género y en vez de piqueria se dedicó a la "halagueria" porque sus coplas se limitaron a exaltar a "esta niña tan bonita".
Y la niña, que al fin y al cabo estaba haciendo sus pinitos, se quedaba pensando mucho sus versos, sin comenzar cuando los músicos le daban la entrada. Repitió las frases trilladas de la piqueria una y otra vez. El público sufría con ella cuando se quedaba muda y hasta se compadecía del contendor, abrumado por la situación.
"Quizás lo que querían los jurados era renovar el grupo de concursantes que llegan a una final –dijo Marina Quintero, de la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia-. Y destacar el valor de una niñita que se atreva. Pero hay que saber establecer el equilibrio entre el valor auténtico de la expresión y una esperanza de mejoramiento de la situación".
La mecánica del concurso ha recibido varias críticas. Paul Bolaño Saurith, por ejemplo, opina que no debería forzarse el tema, porque si bien evita que los verseadores se vayan a los fuertes ataques personales, precisamente ese contrapunteo es un elemento esencial de esta modalidad.
"La piquera en un escenario artificial no funcionará nunca –explicó Marina Quintero, de la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia-, porque la rivalidad es un asunto que se da en un escenario natural, espontáneo, humano. No es un asunto que se pueda dramatizar ni identificar". El rey fue Rubén Darío Ariza, de la primera pareja en subir a la tarima. Nada memorable.
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Así va la elección de rey profesional
En el momento de subir al aire este reporte, se desarrolla la semifinal en la Tarima Francisco El Hombre de la Plaza Alfonso López en Valledupar. De 54 acordeoneros que comenzaron las rondas quedan 15, a continuación:
Ever Paternina, Luis Daz Maestre, Luis Farfán Brochero, Manuel Julián Martínez, Némer Yesid Tetay Silva, Samuel Ariza Ramos, Sergio Luis Rodríguez, Wilber Mendoza Zuleta, Manuel Vega Vásquez, Xavier Kammerer Ramos, Alberto Jamaica Larrota, William Torres Villalba, Manuel Arrieta Cañas, Alfredo López Pérez y Carlos Vergara Arrieta.
Los favoritos son Ever Paternina, Beto Jamaica, Némer Tetay, Sergio Luis Rodríguez, Manuel Julián Martínez y Manuel Vega Vásquez. Vamos a ver si clasifican.
Se espera que al atardecer de este domingo 30 de abril, se conozcan los nombres de los cuatro finalistas. Los artistas invitados a presentarse en la final son Peter Manjarrés y Sergio Luis Rodríguez, Two Flow y Rey Ruiz.