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Noche del martes. Una llamada de Beto Jamaica, rey vallenato 2006, me desconcertó. ¿Qué EL TIEMPO publicó qué? (no se había publicado nada). Me contó una historia que muchos seguidores del vallenato ya conocen: Que unos concursantes escribieron una carta denunciando que el cajero que lo acompañó en competencias, Wilson Rodríguez, les había pedido dos millones de pesos para dárselos a una persona de la Fundación que los ayudaría a pasar a la final.

Tuve que explicarle que EL TIEMPO no ha publicado una línea acerca de eso y que los blogs de eltiempo.com son realizados por afiebrados a los temas sobre los que escriben y no representan ni actúan a nombre de la Casa Editorial EL TIEMPO. Cosa que es un poco diferente en mi caso, debido a que soy la redactora de música en el periódico impreso, pertenezco a la empresa, y mucha de la reportería que hago alimenta este blog. Aún así, un blog tiene caracter de columna de opinión.

Una polémica es un plato suculento. Pero las acusaciones hechas por los acordeoneros en la carta son graves. No solo porque pusieron en entredicho al ganador y a los otros cuatro acordeoneros que llegaron a la final, sino a la estructura de la misma Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, cuyo más preciado tesoro es la credibilidad.

Si hay pruebas, pues, adelante. Y así mismo lo dejó ver la Fundación, que básicamente les respondió a los concursantes: pruebas o veto.

Miércoles: Llamé a Némer Yesid Tetay, uno de los firmantes. Sabía de su descontento con las eliminatorias de este Festival porque envió un comunicado anunciando que no volvía a participar en él.

“Tengo que hacer una claridad –dijo Tetay–. Esa carta es una serie de anomalías que varios compañeros y yo teníamos sobre el Festival. Pero quiero que quede claro que a mí en ningún momento me han pedido plata. Lo único que reclamo es que mi actuación en la semifinal fue de las más brillantes”.

Según Tetay, la misma Fundación les sugirió a varios descontentos que mandaran sus inquietudes en una sola carta. “Yo me imagino que hubiera sido mejor haber hecho mi propia carta por aparte, diciendo solo mis inquietudes”, concluyó.

Después llamé a Wilson Rodríguez, el cajero de Beto Jamaica, el "acusado" de pedir la plata. Él afirmó que hacer algo así habría sido cuchillo para su propia garganta, que el mismo Tetay lo llamó para decirle que no tenía nada en contra suya y que Ever Paternina negó haber fimado la carta. Por lo mismo, entabló una demanda contra los dos acordeoneros que quedaban en la lista: José Montenegro y Wilber Mendoza, por haber puesto en entredicho su nombre.

Ever Paternina, que en el Festival del 2005 estuvo en la final, también habló. Dijo que su interés era pedir explicación acerca del cambio de jurados de las semifinales.

Pero, no es lo mismo pedir explicación del cambio de jurados que firmar una carta acusando a alguien de pedir dinero para pasar la final. Paternina contestó:
“Es que la carta sumó hechos aislados”. Sin embargo, después recordó una conversacion con Rodríguez, 15 días antes de que comenzara el Festival: “Me dijo que Alonso Sarmiento era el coordinador de la categoría profesional y que había que darle un incentivo para que se portara bien con uno –insistió–. Pero no tengo cómo probarlo. Lo único que me interesaba era saber por qué, mientras los otros jurados me calificaron de excelente, el que entró de último me bajó el puntaje y me calificó la voz (esta no se tiene en cuenta para los puntajes)".

–Pero cuando uno firma una carta, la firma abarca todo su contenido…–le dije. 

–“No me estoy retractando –respondió–. Me llamaron Tetay y Wilber, me dijeron que hiciéramos una carta. Como no vivo en Valledupar, le dije a José Montenegro que me representara al solicitar la explicación que yo pedía. Que me aclaren lo de los jurados, a mí no me interesa nada más”. Y según él mismo, solo leyó el contenido de la carta después que esta había sido entregada en la Fundación.

Esa misma mañana hablé con el vicepresidente de la Fundación, Tomás Darío Gutiérrez. Estaba indignado porque la carta estalló sin pruebas.

“Si estos concursantes no demuestran lo que firmaron, quedan vetados –recalcó–. Es un daño invaluable el que le han hecho a la Fundación. Nosotros vivimos de nuestra credibilidad. El cachaco que ganó, ganó porque fue el mejor. Y el segundo (Manuel Vega) es un acordeonero que bien hubiera merecido el primer puesto. El tercero (Sergio Luis Rodríguez) es tan bueno que es famoso”.

Viernes: Esta mañana, en un noticiero nacional vi a una colega periodista anunciando alegremente que todo se había aclarado y que no hubo soborno.

Apreciaciones

  • No he hablado con Wilber Mendoza ni con Montenegro. Pero, el hecho de que dos de los cuatro firmantes no estén seguros de a qué le pusieron su nombre y no se hagan responsables del todo sino de una parte de la carta, pudo hacer, al menos, que la denuncia fuera tomada con prudencia.
  • No basta con recibir una carta diciendo cualquier cosa sobre alguien para salir a darle difusión. Las cartas son para verificarlas, o si no cuánta gente quedaría en entredicho a diario.
  • Desatar escándalos sin bases sólidas es un boomerang que siempre se devuelve. Que lo digan los acordeoneros denunciantes.
  • No quiero entrar a discutir sobre regionalismos (porque hasta de eso también se ha hablado, por aquello de que Jamaica es bogotano). Quien quiere el vallenato y lo siente de verdad, si tiene cierta altura, debería estar por encima de eso.

“Muchas veces también perdí –dijo el rey vallenato Beto Jamaica–. A veces me sacaron en la primera ronda. Y seguí insistiendo. Gracias a Dios, lo logré”. Lo nombraron rey vallenato en la madrugada del primero de mayo, eso nadie se lo va a quitar. Eso es lo que cuenta.

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