Desayuno en NY con el Binomio de Oro
El cantante Alejandro Palacio fue el primero en aparecer en el lobby del Ramada, ubicado a cuadra y media del Madison Square Garden donde esta tarde se conocerá el ganador del Grammy Latino en la categoría de vallenato/cumbia. Se habían puesto de acuerdo con Israel en vestirse como el ‘binomio’ que son.
La idea era discutir sus expectativas al calor del desayuno, pero la premura de la agenda, nos llevó a caminar por las calles de New York en busca de una fotografía bonita de los dos, en torno al escenario donde la agrupación ha tocado muchas veces y donde sueña con llevarse un Grammy, si no este, el del año entrante, porque confían mucho en el álbum Impredecible que estrenaron recientemente.
Fueron buenos modelos para el fotógrafo de EL TIEMPO, Gerardo Chaves, durante cerca de media hora. En ese tiempo, había latinos que reconocían a Israel por la calle y sacaban su celular para aprovechar y tomarse un retrato para el recuerdo.
Después llegó la hora de las preguntas:
Alejandro decía que pensar en la categoría le ponía la piel como de ganso. Que a medida que se acercaban los minutos se angustiaba un poco más. Israel decía estar preparado para lo que viniera. Sabe la fuerza que tiene Jorge Celedón, sabe que Sony tiene más votantes. “Yo ya hice lo que tenía que hacer, que era el disco. Estamos aquí por un trabajo realizado”, decía el director de la agrupación que este año celebró 30 años de vida artística.
Poncho en la Gran Manzana
Poncho Zuleta se prepara para vestir de smoking en la ceremonia.
“Es una gran responsabilidad”, dijo Poncho Zuleta cerca del mediodía, poco antes de asistir a la ceremonia de entrega de Premios Especiales del Grammy, en la que le fue entregada una estatuilla honorífica a Rafael Escalona. “Esto tiene que ser un llamado a los grupos que han sido desordenados para que se disciplinen. Ahora tienen una motivación más por qué luchar”.
Lo dijo cuando le pregunté si tener una categoría vallenata implicaba un cambio de pensamiento en torno a las metas que puede conseguir un músico cuando toma este ritmo como su bandera.
Y sí. Poncho está con ‘El Cocha’ Molina, su acordeonero. Pero a esa hora, estaba pendiente de la llegada de su hermano Emiliano que venía en camino a Nueva York. Porque si se les otorga el sueño de recibir el primer Grammy vallenato, los dos hermanos, aunque estén distantes en lo musical, tienen que subir juntos.
“Tengo claro que de ganar, le dedicaría el triunfo a mi padre, Emiliano Zuleta Baquero (el compositor de La gota fría fallecido el 30 de octubre, hace un año). Porque de él provino toda la dinastía Zuleta. En estos momentos es cuando me entra la nostalgia, porque si él estuviera vivo, cómo estaría de orgulloso”.
Y el orgullo de Poncho, que el año entrante cumple en la música los mismos años del Festival Vallenato (40), es que de entre todos los nominados (Jorge Celedón, El Binomio de Oro, Iván Ovalle y Los Alfa 8), Los Hermanos Zuleta son los únicos que se han mantenido en la “tradición tradición”.
“Los demás grupos –dijo Poncho- han incursionado en otros estilos. Y Los Zuleta ahí. No nos mueven ni con Buldózer. Y aquí seguimos”:
Dicho esto, le pedí que camináramos por los alrededores para tomarle unas fotografías. Poncho estuvo posando en la entrada de una estación del subway, con el paisaje gris neoyorquino de fondo. Fue cuando me contó que ya había comprado varios regalos para sus novias.
Después de las fotos, lo dejé ir. Tenía prisa por llegar a aplaudir al maestro Escalona que iba a recibir el reconocimiento de la Academia en el Rockefeller Center. Mi labor, antes de seguirlo, era escribir un artículo para el diario. Antes de irse, el sonriente Poncho me dejó de regalo una gran manzana.
El Grammy de Escalona
Llegué apenas al Rainbown Room del Rockefeller Center. Ubicado en el piso 65 del famoso edificio, antes de entrar volví a encontrarme a Israel Romero y Alejandro que, por llegar sobre la hora, estaban esperando una pausa en la programación para entrar.
Nos dieron paso casi de últimos y nos encontramos con la mirada sonriente de Kike Santander, que además hizo un chiste a costa nuestra: “Ellos también estaban atrapados en el ascensor”. Todos se rieron y tomamos nuestros lugares en un discreto lugar, atrás.
Inmediatamente, Kike Santander presentó el primer premio de la tarde, el de Escalona. Un galardón que le entregó la Junta Directiva de la Academia que otorga el Grammy por su aporte a la música latinoamericana.
Se presentó un video, la agrupación Los Villalobos interpretó las notas de algunas de sus canciones y después subió el maestro, de impecable smoking, a recibir su galardón. Como embajador de Colombia es Pasión, el slogan fue lo único que dijo. Después siguieron los emotivos tributos a Paloma San Basilio, León Giecco, la cubana Graciela, Alberto Cortez y Johny Ventura entre otros.
Terminados los premios, todos los vallenatos se tomaron el frente del escenario para posar para las fotografías. Allí me encontré a Iván Ovalle, otro de los nominados, al que el fotógrafo le hizo un retrato con la vista desde esas alturas, con el Empire State de fondo. Me mostró su disco ahora remasterizado y relanzado por Codiscos.
Ya bajando por el ascensor, encontré por fin a Ricardo Bustos, de Los Alfa 8, el nominado que me faltaba por encontrar de la categoría. Que me explicó que su álbum sí salió al público, antes de la nominación.
Celedón no duerme sobre los laureles
Celedón estaba volando desde Miami a New York. Fue el último de los nominados en pisar la ‘Capital del Mundo’. Irónico, al menos para mi experiencia, porque él me invitó a presenciar todos los detalles en torno al Grammy y solo alcanzamos a hablar por teléfono.
Estaba agotadísimo. Su agenda de promoción lo tiene pasando por emisoras que nunca en su vida habían sentido el menor interés por la palabra vallenato. Va abriendo puertas, lo sabe.
Y ahora que la categoría vallenata tiene un lugar compartido con la cumbia en el Grammy, ha detectado una confusión entre la gente a la que apenas empieza a sonarle el ritmo: “A Jimmy le ha tocado varias veces, acordeón en mano, explicarles las diferencias entre cumbia y vallenato, porque ahora todos creen que son lo mismo”.
El cantante de Cuatro rosas estaba agotado, es el favorito y el que más trabaja. Nada de dormir sobre sus laureles. Es el único al que no vi, pero sé que es el único que no ha tenido la oportunidad de sentarse a descansar o a departir y menos a discutir sobre el favoritismo.
Lo dan por ganador antes del Grammy…
“Precisamente, eso es lo que dicen –respondió Jorge-. Pero es que el Grammy no lo han entregado todavía”.
Entonces recordé algo que me dijo su representante en Estados Unidos, el dominicano José Wacamba: “Para ustedes es demasiado importante el Grammy. Y lo es, pero más importante es el trabajo que se está haciendo tratando de promoverlo fuera del círculo del que antes no salía. Pero, a lo largo de todos estos años (él trabajó hombro a hombro con Ralph Mercado para hacer de La Fania lo que fue) es que hay por ahí mucho ganador de Grammy que no ha hecho nada”.
Al menos, aunque no se gane el galardón, Jorge es el que va adelante en la promoción del vallenato entre públicos que antes ni lo consideraban. Por eso el premio mayor para él es estar donde está.