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A los 75 años, el hermano menor del legendario Alejo Durán Díaz, toca y canta con ímpetu. Y le brillan más esos ojos tan claros cuando alguien se los halaga.

A Náfer Durán Díaz no le afecta la altura de Bogotá y en el concierto que hizo hace pocas semanas, en el Teatro de Colsubsidio, estaba tan fresco como los otros acordeoneros que, por edad, sí clasificaron para participar en el concurso de Rey de Reyes, del Festival de la Leyenda Vallenata.

¡Caramba, Náfer! Es una tristeza que usted se haya quedado por fuera del Rey de Reyes…

Ah, yo estaba dispuesto. Me decía: “Si me dejan, yo me inscribo”.

Pero no clasificó…

No. Solo dejaron a los de 55 años para abajo.

Y habría sido lindo…

Ya yo estaba preparado. Incluso tenía una puya nueva y un paseo inéditos para concursar.

¿Participó en el anterior Rey de Reyes?

Estuve en el primero. Cuando era cosa sabida que era imposible obtener esa corona. Porque iban a concursar Alejandro Durán,Luis Enrique Martínez, Colacho Mendoza… Esa gente tenía una trayectoria bastante popular. Y a mí no me iban a dar esa corona antes de dársela a mi hermano. Habría sido imposible. Y esa vez formé una reunioncita con otros reyes….

Una ‘reunioncita’ que fue una pequeña conspiración…

Formé una reunioncita con Chema Ramos y Miguel López. Les dije: “Nosotros no vamos a obtener ese premio. Pero debemos pasarle una carta a la Fundación del Festival Vallenato que diga que si nos dan 100 mil pesos a cada uno, nos presentamos. Si no, no”. Y la firmamos. Entonces, el doctor Oñate, uno que murió y estaba organizando, nos dijo que no estaba de acuerdo con eso. Dijo: “¿Cómo van a hacer eso? Y que no se podía, porque el concurso ya estaba armado.

¿Y qué hicieron?

El primer día del ‘Rey de Reyes’ no nos presentamos. Ninguno. Sabíamos que no íbamos a ganar. Yo, por lo menos, estaba en blanco. Y eran las 9, las 10, las 11 de la mañana y no fuimos. Entonces, la Fundación nos pasó una nota diciendo que aceptaban nuestra petición. Y fíjese usted…

Ganó Colacho.

Alfredo Gutiérrez no se presentó ese año.

¿Él nunca se presentó a un ‘Rey de Reyes’?

No se presentó porque fue uno de los que dijo que eso lo tenían armado para Colacho. Y así fue. Se lo dieron a Colacho.

¿Alejo también estaba entre los que se rebelaron?

No. Él sí iba a concursar. A él lo llamaron unos amigos y el doctor López. Le dijeron que si no ganaba el primer puesto, ellos le remuneraban el valor del premio. Creo que así lo hicieron.

No recuerdo cómo murió Alejo, en 1989…

Él era diabético… Él murió con todo su conocimiento.

¿Cómo era la relación con él?

Alejo fue el primer rey vallenato y yo fui el noveno. Alejo no compitió más. Solo la primera vez y en el primer Rey de Reyes. Por eso le digo que antes de darme la corona a mí, se la iban a dar a él, porque él tenía una trayectoria artística más esclarecida que la mía.

Pero, ¿no hubo rivalidad?

Nunca. Fue respetuoso no solo conmigo, que era su hermano, sino con los demás colegas. Él nunca llegó a tener discusión con otros acordeoneros. No era grosero.

Náfer, ¿Cómo fue su vida después del reinado en 1976?

Seguí siendo acordeonista, tocando por ahí en parrandas, a veces en casetas, grabando discos de vez en cuando. La época mía de la suerte de grabar fue entre el año 56 al 61. Con el disco de 78, que era pesado. Grababa conFuentes. Grababa mucho.

¿Con qué cantantes?

Yo mismo cantaba.

¿Y qué pasó?

Cuando empezaron a modernizar los equipos de grabación, y a hacer long play se fue grabando menos. Fueron mezclando el vallenato con otra música más comercial. Le metieron porros, gaitas, bombardinos. Alejo alcanzó a grabar con bombardino. Fue el primer acordeonero que grabó así, con Fuentes. Yo tenía el objetivo de organizar un conjunto bien bueno para las grabaciones. Siempre grababa los discos con muchos esfuerzos. Desde que fui rey vallenato. Porque el único cantante que traje bueno a Medellín fue Diomedes Díaz, la primera vez en la vida.

¿Eso fue antes de que Diomedes estuviera con Los Hermanos López? (Diomedes era parte del equipo técnico, no cantaba con ellos, pero aprendía).

Es que Miguel López era un acordeonero finísimo. Y Emilio Oviedo también. Ellos no le tenían mucha fe a Diomedes, porque él tenía buena voz pero no estaba experto. En las grabaciones le patinaba un poco. Y tan así es que en el LP que grabó conmigo hay unas piezas que están un poco… (regulares, señala con su mano). Ellos no le paraban bolas. Pero, después de que grabó conmigo, pegamos unos dos numeritos:’El chanchullito’ y  ‘Los amores de Teresita’. De una vez lo llamaron. Pero entonces ya él no me llamó a mí. Se llevó a otros.

Se queda en silencio…

….De manera que la vida artística mía no ha sido muy brillante en asuntos de grabaciones y eso. En presentaciones siempre he contado con suerte y tengo la bendición de Dios porque he tenido la capacidad para inventar el vallenato.

Quiere decir: componer.

Sí, componer. Siempre llegaron músicos a pedirme canciones. Por ejemplo, yo llevé al Festival Vallenato, en el 76, la puya ‘Déjala venir’. Después la grabó Miguel López con Jorge Oñate. Los Zuleta grabaron después un número que llaman ‘El pañuelo’.

¿Y la puya que tenía lista para este ‘Rey de Reyes’, en el que no puede concursar…?

Ahí la tengo. Se llama ‘La puntúa’.

¿Por qué?

Porque así son las puyas. Ya la tengo escrita. Dice así…

Náfer canta:

“Ahora para Rey de Reyes yo voy a hacerte esta puya, para quitarle la bulla a aquel que me compitiere. Que le toque la puya y que toque el son para quitar la bulla en el acordeón, que me toque el merengue y toque el paseo para ver si usted tiene duros los dedos”.

Y da una explicación:

La ventaja de la puya es después, cuando viene el solo de acordeón. Entonces yo le hago su solo que es permanente. Puedo tocarlo igualito todas las veces. Es el solo el que le gusta a la gente.

¿Qué va a hacer con esa puya?

Ahí queda. Pa’ las parrandas, para que la graben. De pronto algún colega la utiliza para concursar.

Así que le ha ido mejor componiendo…

No. Es por lo que le había dicho antes: que no fui de mucha suerte para las grabaciones por la cuestión de la organización del conjunto. Me costó trabajo obtener un conjunto con un buen cantante y sus coros y sus cosas. Porque ya fue cambiando, le repito, fue cambiando.

¿Cuántos acordeones tiene, Náfer?

Ahora mismo tengo uno que me va a regalar Álvaro López.

Álvaro López, rey vallenato 1992 está presente oyendo la entrevista. “Se lo daré porque me nace”, reitera el acordeonero de la dinastía López. Náfer continúa:

Él me lo ofreció. Soy un rey sin acordeón porque he dejado de andar parrandeando. He dejado el trasnocho y esas cosas. He dejado de tener acordeón. Sino que el hijo mío, uno que me salió bueno, mantiene acordeones y me los presta.

¿Cómo se llama el hijo?

Jáder.

Jáder…. Náfer… ¿De dónde salió su nombre, Náfer?

De mi papá y mi mamá. No me contaron por qué. Debe venir de donde… ¿De dónde es este… ? ¿El que tumbó las torres gemelas?…Allá, de los árabes, son los que tienen nombres así.

Náfer, ¿Le han atribuído alguna anécdota, de esas graciosas que cuentan en las parrandas?

Yo no soy chistoso. No me lucen los chistes.

Es más bien serio, entonces. ¿Cuánto lleva casado?

Como 52 años y 12 hijos.

¿Y cuál es la historia de su primer acordeón?

Esos acordeones uno los va comprando o se los van regalando. Y uno los va vendiendo. Si le soy sinceramente explícito, por lo regular, la facilidad económica de los músicos nunca es completa. Entonces, a uno le toca estar vendiendo el acordeón aquí para comprarse uno mejor. Pero ahora yo he quedado sin acordeón porque estoy…. Esperando el acordeón que me va a regalar Álvaro López.

(Álvaro reitera que ese regalo es un hecho)

Pero uno siempre se acuerda de su primer algo…

El primer acordeón mío me lo regaló mi papá. Porque yo a los 7 años ya tocaba. En esa época, venían de una sola hilera, con unos cambios que eran unos botones arriba. Todavía hay de esos. En la Fundación del Festival Vallenato todavía tienen uno. Cuando lo veo me acuerdo de esa época, del regalo de mi papá.

¿Y qué pasó con ese primer acordeón?

En ese tiempo, el año 40, la música no tenía el valor comercial que fue cogiendo. Resulta que en los pueblos –el mío es El Paso (César)– las casas en ese tiempo eran todas de bareque. Cuando había un aguacero se inundaban. Y un día llegó un aguacero y el acordeón estaba en la sala. Y me desperté y lo vi estropeado. Se lo llevaba el agua. Era como la una de la noche. Y lloré por mi acordeón, el que me dio mi papá. Así tuve mi primer acordeón y así terminó. Se lo llevó el agua. Mis hermanos –Luis Felipe y Alejo– todos tenían. El mayor grabó en el 49…

¿Usted era el más joven?

Soy el más joven.

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Fotografía: Fernando Ariza/EL TIEMPO

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