‘Chiche’ es un diminutivo cariñoso de ‘pechiche’ que significa  consentido, en términos vallenatos. "Somos siete los ‘Chiches’ famosos en el vallenato –asegura Raúl ‘El Chiche’ Martínez–. Pero yo soy el primero".

Y el único que se ha coronado Rey Vallenato.

Y de los pocos que faltan para inscribirse en la competencia de Rey de Reyes, que se realizará del 26 al 30 de abril en Valledupar.

Antes de que se coronara Saúl Lálleman, en 1998, Raúl ‘El Chiche’ Martínez tenía el récord de haber sido el más joven de los reyes vallenatos profesionales. En 1981, cuando obtuvo la corona, Martínez tenía 22 años.

En ese momento, su hoja de vida ya contaba con las coronas infantil y juvenil en el mismo Festival. Y había disfrutado ya de las mieles de la gloria comercial al lado de Jorge Oñate ‘El Jilguero de América’, por éxitos como‘Nido de amor’.

A punto de concursar en el Rey de Reyes, El Chiche cuenta la historia de sus comienzos:

"Nací en Codazzi (Cesar). Heredé la música de mi papá –Antonio ‘El Palomero’ Martínez–, que era músico de acordeón, saxofón y guitarra. Y cuando tenía más o menos unos 4 años, se despertó en mí la vena musical. Pedí un acordeón, pero mi mamá decía que ser músico era convertirse en un ‘borrachón’" 

De niño, andaba pendiente de la música de Luis Enrique Martínez, el gran maestro y paradigma de todos los acordeoneros que ahora son grandes.

"Hacía acordeoncitos de papel –evoca ‘El Chiche’– y me ponía a tocar. Después falleció mi papá. Quedé de unos 6 años. Él tenía un acordeón, más bien una concertina, muy parecida, con teclado como el de un piano. Cuando él tenía ya como un año de muerto, llegué a un escaparate que había en la casa, jalé la puerta y la concertina se me vino encima: ¡Prraaaaa! Al verla, toqué una canción de mi papá, ‘Adelaida’, una ranchera cuya melodía se me grabó".

El milagro fue que la melodía salió en el primer intento. “Ya sé tocar, ya sé tocar”, gritó el entonces futuro Rey Vallenato.

¿Así? ¿De una? ¿Aprendiendo en un acordeón de papel?

En casa estaba el saxofón también, porque mi papá era músico de banda. Pero no me gustaba. Pero, en cambio, al acordeón lo estaba observando mucho. Por eso grité tan feliz.  El instrumento era una vaina grandísima y más o menos sacaba una nota en la concertina. Empecé a darle e hice un conjunto de puros pelaitos.
En el colegio donde yo estudiaba había un pelao, ‘El Lele’, que tenía un acordeón de teclados. Yo le decía: "Lele, te cambio el acordeón mío por el tuyo".

Y él respondía: "Nada, no te lo cambio".

En su empeño de tener un acordeón ‘de verdad’, el pequeño ‘Chiche’ se iba metiendo en las parrandas de los músicos tradicionales. "Allí tocaban los hijos de un gran juglar como lo fue Chico Bolaños. Eran como cinco. Cuando sentía que estaban tocando, me pitaba para dónde ellos estaban. Y llegaba a veces con la concertina y les decía: "Oiga, ¿me cambia su acordeón por esto?"

-Eso es para tocar Misa –le respondían–, anda, vete pa’ la iglesia.

Pero ‘El Chiche’ estaba seguro de que algún día un acordeón sería suyo. La fortuna se presentó en la figura de un tío suyo que era negociante, que un día llegó a la finca de la mamá con unos caballos. “Entre ellos había una yegua. Él me dijo: ‘Es suya, cójala’ –cuenta el músico-. Ella tenía una oreja dañada. Entonces me la hice ensillar y me la llevé para donde ‘El Lele’, que estaba tocando…”

-Lele, te cambio la yegua por el acordeón. Te la dejo con silla y todo…
Ante semejante oferta, el otro no pudo negarse.

"Y le dejé la yegua y me fui con mi acordeón. Pero estaba deteriorado, vuelto nada”.

Había un solo tipo que arreglaba acordeones en la región. Era Noriega, en La Paz. Cuando llegué a la casa le conté a mí tío que había hecho este cambio y él dijo: “Está bien, haga lo que quiera. Pero, déjeme el acordeón, se lo llevo a arreglar”.

Y el arreglo duró tres meses. Al cabo de los cuales, El Chiche no dejó nunca de tocar.

A las dos semanas estaba tocando, a punta de imitar las canciones de Calixto Ochoa y Lisandro Meza. Después llegó la época del colegio. Un amigo suyo, Rafael Oñate, lo llevó al Festival Vallenato, no concursó, pero vio coronarse como rey infantil a Ciro Meza Reales (otro de sus contendores en el próximo Rey de Reyes). Era 1970.

Al año siguiente regresó para concursar, apoyado por sus amigos del pueblo. Su barra lo hizo popular. Pero solo fue rey vallenato infantil en 1973.

A esas alturas estaba enamorado de la música de Los Hermanos López con Jorge Oñate. No se perdía visita del conjunto cuando iba a tocar a Codazzi. También veía a Los Zuleta, al maestro Leandro Díaz y a Toño Salas.

"A dónde veía parranda, me iba yo embalado. Me paraba a oírlos tocar".

Pronto llegó la hora de viajar a Bogotá, a terminar el bachillerato. Se hizo amigo de Jorge Oñate. "Entre otras cosas, somos parientes. Una tía mía es tía de él –dice-. Y Jorge me cogió cariño y confianza". Tanta que en 1978, tres años después de coronarse como rey aficionado, hizo conjunto con Oñate.

"El día de mi grado de bachiller salió la canción ‘Nido de amor’. ¿La recuerdas?: ‘Amor de mi vida, no te vayas pa’l colegio. Di que estás enferma y quédate un rato conmigo…’ Fue el éxito más grande que ha tenido el vallenato. Porque metió el vallenato en el interior del país. En esa época venimos unos 270 mil discos. Fue oro, platino, de todo”.

Al año siguiente grabaron el disco ‘Siempre Unidos’, donde estaba ‘Canasta de ensueños’. Después vino el álbum ‘Noche de estrellas’, cuyo éxito fue la canción ‘Oye tú’, de Octavio Daza.

Fue cuando llegó la hora de la separación con Jorge, era 1981, y ‘El Chiche’ se preparó para presentarse en el Festival Vallenato, por primera vez a la categoría profesional.

"Gané cantando yo –recuerda-. Canté ‘Flor de mayo’, una canción del difunto Héctor Zuleta; la puya ‘La vieja Gabriela’ y el merengue ‘El Turco Farid’, de Emilianito Zuleta. Los éxitos con Oñate me ayudaron muchísimo".

¿Era el favorito?
"Había bastantes. Pero uno cuando está en la final, está tan estresado que no sabe nada, no sabe si es favorito, ni qué va a pasar, cómo va a tocar o cómo lo van a calificar. Pero me fue bien, gracias a Dios. Me encomendé a Dios y arrancamos de una…"

El efecto del reinado fue inmediato. "Se le abren a uno las puertas para todo. Muchas presentaciones, muchas amistades y muchas cosas lindas le da la música a uno".

Y ahora que volverá a competir, ¿el hecho de que hayan pasado tantos años es una desventaja?

No hay ventajas ni desventajas. Tengo la raíz de tocar vallenato. Y nunca me he apartado. Estoy actualizado como cualquiera de ellos.
Participó en el Rey de Reyes de 1997…

Quedé de tercero. El primer lugar fue para Gonzalo ‘El Cocha’ Molina. Quedó de segundo’El Diablito’ (Omar Geles) . Y voy a presentarme esta vez porque somos los que hacemos el Festival y no le podemos dar la espalda. Ahora nos volveremos a encontrar con muchos. Todos son buenos.

Y ahora está con Ivo Luis Díaz, el hijo de Leandro Díaz, presentando su segundo disco…

Está bien logrado, tiene canciones lindas, como ‘El Sombrerito’, de Juancho Polo Valencia. Hay otra canción de Luis Enrique Martínez, ‘El Cimarrón’.

¿Y cómo se ha preparado para el Rey de Reyes?
Preparé una puya llamada ‘La puya del amor’:

“Esta es la puya amorosa, que Martínez está tocando.
Yo la hice pa’l rey de reyes porque el pueblo está gozando.
Saboreé las tres coronas, infantil y aficionado,
profesional preparado para ser rey de rey ahora.

Me dice mi cielito, me dice mi corazón,
mi canasta de ensueño, tócame el acordeón.

Es una puya completa, es la puya del amor, con mi puya enamorada, hice merengue y paseo, traigo rápido y modeo, tengo fuerza y tengo ganas. Como yo traigo mi nota es propio de mi acordeón, pa mostrarle al contendor como es que Martínez toca.

Me dice mi cielito, me dice mi corazón,
Mi canasta de ensueño, tócame el acordeón
Es una puya completa, es la puya del amor”.

¿Cuánto se demoró en la composición?
Como dos semanas, motivado por el Rey de Reyes. Porque es importante llevar uno su propia canción. Esto es una puya de amor, que no insulta. Siempre las puyas tienen una letra agresiva (que la mujer friega, que tengo una rivalidad), pero esta es diferente. Y estoy terminando un son. Quiero ir bien preparado.

¿Qué se requiere para la preparación?
Tener mucha disciplina, porque uno es un gallo fino. Tiene que preaparse.

¿Ya tiene cajero y guacharaquero?
Mi compadre Ivo me iba a acompañar, pero se ha puesto verde en la guacharaca. Hace 25 años que no toca la guacharaca. El cajero será Augusto Herrera.

¿Qué pasó después del reinado?
Grabé también con Miguel Herrera. Hicimos el éxito ‘Venceremos’. Grabé con Iván Villazón, con Poncho Zuleta, Farid Ortiz. Ahora estoy con mi compadre Ivo.