Tíos, primos, abuelos y bisabuelas que amaban la música sembraron en los cinco hermanos Meza Reales la inquietud artística: La bisabuela pianista, el padre guitarrista y los tíos maternos músicos de banda fueron la primera influencia. Por eso, no era de extrañar que Leonor cantara, Cecilia tocara acordeón, Carlos Alberto tocara guitarra, Miguel cantara y tocara guacharaca y que Ciro y Álvaro se destacaran tanto en el acordeón que llegaran a ser reyes vallenatos.

Para contar su historia, Ciro Arturo, el tercero de los hermanos, se remonta alas épocas en las que el Festival de la Leyenda Vallenata aún no nacía. Acordeoneros de otras tierras llegaban a Valledupar buscando medirse contra Nicolás ‘Colacho’ Mendoza. Competían en un lugar llamado La Bolsa. Y el premio era la admiración. Terminaban en parranda, en el patio de Colacho.
El entonces niño, Ciro Meza Reales, el tercero de la familia, era testigo de esos ires y venires, gracias, sobre todo, a que eran vecinos de Colacho.

En esa época, Arturo Molina (el padre de Gonzalo ‘El Cocha’ Molina) le prestó el acordeón a la familia, más exactamente a Cecilia. “Un acordeón Honher negro de dos hileras –recuerda Ciro-. Allí ella dio los primeros pasos en el acordeón y yo aprovechaba cuando ella se descuidaba para empezar a tocarlo”. Después de aprender, la hermana mayor le devolvió el acordeón al viejo Arturo, pero ya estaba lista para participar en un concurso de talentos que se realizaba en el barrio Primero de Mayo, en Valledupar. Entre los jurados estaban los compositores Gustavo Gutiérrez Cabello, Rafael Escalona y Alfonso López Michelsen que, en ese entonces, era gobernador del Cesar.

“Curiosamente eran grupos más femeninos –subraya Ciro-. Cecilia se ganó ese concurso y el premio era un acordeón, regalo de Pepe Castro, un político de larga trayectoria en el Cesar”.

Con nuevo acordeón en casa, Ciro aprendió a tocar en el acordeón de Cecilia. Su hermano Álvaro, cuatro años menor, de 7 años, le seguía los pasos. “Comenzamos al tiempo, yo era un poquito mayor –cuenta-. Salíamos a tocar a dónde los vecinos o los amigos. Fue cuando a mi papá, le dio por comprar un acordeón para mí”.

Le dio 5.000 pesos y lo mandó a Maicao, acompañado por Miguel López (que ya era un virtuoso del instrumento y grababa por esa época con Jorge Oñate) como asesor para escoger el instrumento. Al regreso, Ciro ya tenía la seguridad para tocar en parrandas. Y su vecino Colacho lo oía tocar.

Colacho le había dado clases a Cecilia, a Ciro no. Pero cuando pasaba por su casa, de pronto entraba y le daba algún consejo: “Tocas pedacitos –le dijo–. No te aprendas una nueva canción hasta que no te sepas una completa”. Fue el primero de muchos consejos que hicieron de Colacho el ídolo musical de Ciro.
Y su talento empezó a dar frutos. Con un conjunto de amiguitos armó un grupo que fue escogido por un programa radial de los domingos, en Radio Guatapurí, como el conjunto base. “Se llamaba Estrellas y estrellados”, cuenta. Era un concurso de cantantes.

Ciro fue rey infantil en 1970, a los 14 años. Después, rey aficionado. En el año en que ganó, 1972, Álvaro ya estaba concursando, pero no como acordeonero: tocaba la guacharaca, al lado de Raúl ‘El Chiche’ Martínez, en el reinado infantil. Mientras Ciro celebraba, su hermano lloraba, porque antes de competir, ‘El Chiche’ se puso mal, le dieron una pasta que actuó como somnífero y compitió durmiéndose en el acordeón.

Mientras Álvaro soñaba con la esquiva corona infantil, Ciro, en el Colegio Nacional Loperena, acompañaba la voz de Rafael Orozco, que más adelante se iría para Barranquilla y conformaría la famosa pareja del Binomio de Oro junto con Israel Romero.

Más adelante, en Bogotá estudió Administración y Finanzas. Volvía a Valledupar a concursar. Se presentó tres veces antes de ser rey. “Quedé de segundo dos veces –cuenta-. En otra ocasión quedé por fuera”. El reinado de Ciro llegó en el 2003, dos años después de que su hermano menor hubiera ganado el mismo trofeo.

Sí, Álvaro, siendo menor llegó al reinado primero. No consiguió la corona infantil, pero en cambio ganó el reinado aficionado dos veces (1981 y 1991). Álvaro también estudió en Bogotá. En los años 82 y 83 intentó estudiar Arquitectura, pero decidió quedarse con la música Su carrera lo ha llevado, a lo largo de los últimos 10 o 12 años a tocar vallenato tradicional a Francia, Alemania, Holanda, Portugal, Bélgica, Suiza, Bulgaria, Italia, Rusia y muchos otros lugares.

“Llevamos siempre el vallenato clásico –cuenta Álvaro-, no el comercial. Porque uno también modula el público y queremos que los europeos vean nuestro folclor”. Por lo mismo está orgulloso de que alguna vez la Casa Hohner misma lo haya invitado alguna vez a conocer el proceso de cómo se fabrica el acordeón.

Y en el 2001 fue rey vallenato profesional. “Recuerdo que esa vez me presenté en compañía de Iván Gil. Presentamos un son compuesto por mí que se llamaba Soy amable, una canción dedicada al Festival. Fui el último rey vallenato que dejó Consuelo Araujonoguera (fundadora del Festival asesinada ese año)”, resalta Álvaro.

Del momento de la competencia solo dice que la tensión es tal que uno no alcanza a pensar las cosas. Si había decidido no tomar se un trago, esperando el fallo se tomó bastantes, abrazado a un primo suyo.

Dos años después, Ciro vivió una tensión mayor a la espera del fallo. Detrás de la tarima Francisco el Hombre, los periodistas iban y venían con informaciones erróneas. Que este es el rey, que el otro. Alcanzaron a decirle a Ciro que ya sabían que había ganado, que diera declaraciones. Ciro se negó, no había escuchado el fallo y no hablaría hasta no estar seguro. Al rato, otro rumor indicó que el ganador era otro de sus contendores y la prensa corrió hacia él para oír sus primeras palabras. Después de ver eso, Ciro pensó que se le iba la ilusión de nuevo. Pero el ganador fue él, es el rey valleanto 2003 y todavía lo celebra.

En su carrera fuera de festivales, Ciro ha grabado con Silvio Brito y Farid Ortiz, entre otros.

Ahora, los dos hermanos, que están acostumbrados a compartir escenarios, se enfrentarán por una corona, la del Rey de Reyes que se disputa la semana entrante (del 26 al 30 de abril en Valledupar). Sobre esta competencia, ambos dieron sus puntos de vista:

De las veces que Álvaro compitió, a los dos hermanos les quedan buenos recuerdos. “La preparación la hacíamos juntos –cuenta Ciro-. Siempre nos hemos ayudado. Yo le decía cosas como: ‘Mira, cambia esta canción, abramos el abanico, miremos más canciones que no estén tan trilladas en el festival pero que la gente las reconozca’”.

De hecho, se inscribieron juntos al Rey de Reyes e hicieron promoción conjunta de la que será su participación en el Festival. “Ahorita, en Valledupar, hicimos televisión juntos. Porque ajá, no es una guerra sino una competencia de música”, agregó Ciro.

Sobre el tema de competir con su hermano, Álvaro resalta: “Todo el tiempo hemos alternado en parrandas, presentaciones y otros eventos. Siempre estamos tocando el vallenato clásico, el auténtico, así que se nos hace un poco más viable salir bien de esta competencia. Si él gana o yo gano, lo importante es que la corona quede en familia. Mi candidato es Ciro, no porquesea mi hermano. Sino porque Interpreta el vallenato como es, según los cánones. Me han dicho que también soy de sus candidatos. Lo cierto es que ambos estamos inscritos y cualquiera puede ser rey”.